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El calor que compartían en ese abrazo, tenía más de un gran significado, Jennie estaba admitiendo que sentía cosas por Rosé, estaba haciendo lo que jamás hizo con una mujer, tenía sus propios miedos, Jennie basaba sus "relaciones" solamente en sexo, pero ahora con Cavendish las cosas eran distintas. No sabía si lucharía por esa relación, pero al menos estaba dando el primer paso que era admitir que sentía algo.

Por su parte, Rosé miraba impactada sus manos que descansaban en la espalda de Kim, sus propias manos estaban desvaneciéndose como el vapor desaparece en el aire. No pudo disimular la tensión de su cuerpo que llamó la atención de la castaña.

¡Estaba desapareciendo!

─ ¿Te sucede algo?

La rubia miró sus manos aun detrás de Jennie, sus manos volvieron a verse tal cual eran antes y para cerciorarse que estaban allí, las apretó una y mil veces.

─ Nada. No... no me sucede nada. ─Le
temblaba la voz, lucía como alguien que ve al diablo en persona.

Si su propósito era que Kim se enamorara y ya lo estaba consiguiendo, entonces no tenía que estar más tiempo en el siglo 21.

─ No me suelte, por favor no me suelte, no me deje ir. ─susurró Rosé asustada.

Jennie se quedó callada y con el ceño fruncido, la voz de Rosé salió de su boca cargada de una angustia tremenda, se estaba aferrando a ella con decisión y firmeza. ¿No dejarla ir? ¿A qué se refería con ello? Repasó sus manos una y otra vez por su espalda para hacerle sentir que no se iría de su lado, tal vez las palabras de la rubia eran influenciadas por su ausencia de dos semanas. Ella la extrañaba y eso la emocionaba demasiado, su corazón era una bomba y una mezcla de emociones a punto de estallar.

─ No voy a dejarte ir.

Rosé cerró los ojos al escuchar a la castaña susurrar contra su oreja, si tan sólo supiera que eso debía ocurrir sí o sí, pero no, no estaba preparada aún para decirle que en cualquier momento podía dejarla, porque no era de este tiempo

─ ¿Me escuchaste?

─ De la forma que sea, no me dejará. ─"Es el destino que lo quiso así" pensó Rosé.

La piel de la inglesa estaba blanca, sus labios morados, se sentía enferma, pero continuaría en la reunión.

─ Debo regresar, ¿su madre sabe que está aquí?

─ Ella me dio la dirección de donde estaban. ─Jennie le acarició su cabello ondulado, el más precioso de todos─. Entraré, pero me quedaré en recepción, sabes tanto de la cultura inglesa que serás un gran aporte para mamá.

─ Como no tiene idea. ─Rosé se acercó para besar su mejilla, pero Jennie corrió la cara para sostener su boca en un delicado beso.

Era increíble lo que unos segundos besando podía hacer en el cuerpo de ambas, los vellos se erizaban, sus pieles estaban cual gallinas, el deseo fluía a varias terminaciones, provocando pequeños temblores.

─ ¿Así será siempre? ¿Tengo
permitido besarla y... abrazarla?

Jennie estaba sonrojada, no estaba acostumbrada a los mimos con las mujeres.

─ Sí, siempre que tú quieras.

............

(Viernes 16 de octubre 2014, 2 días después.)

El vuelo hacia Exeter desde Londres tardaba tres horas y media. A las 8 am en punto, el equipo que trabajaba junto a Sunhee Kim en "Lady Susan" partió rumbo a la capital del condado de Devon. Rosé había despertado con un humor diferente, tanto así que los demás se dieron cuenta e incluso se acercaron a preguntarle si estaba enferma, más ella había negado aquello y con una falsa sonrisa se acomodó en el asiento que tenía asignado.

Between love & timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora