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Los flashes, los grito de la gente, sus lentes, sus sonrisas, la aclamación por un autógrafo o una simple mirada. "Lo siento esta vez, pero tengo algo realmente importante que hacer" murmuró Jennie angustiada antes de mirar a uno de los guardias y preguntarle donde podía conseguir vuelos hacia Exeter, una pregunta que parecía ilógica siendo alguien que conocía muy bien los aeropuertos internacionales y que ya había estado en este país.

Rodeada por la seguridad la condujeron hacia la fila para conseguir un pasaje, parada allí las manos le sudaban, la picazón en la garganta iba aumentando provocándole tos, la sensación de que se ahogaba también, de pronto todas las personas la miraban y a ella no le gustaba, se sentía acosada. Quería gritar, lanzar sus pertenencias a otro lugar y correr muy lejos a donde nadie la reconociera. Jennie Kim sabía muy bien porque se estaba sintiendo diferente. Después de 40 minutos sus maletas fueron llevadas al avión, sólo le quedaba esperar para que la llamasen a embarcar.

─ ¡Usted es muy bonita en persona! ─Exclamó un joven de unos 20 años que pasó a su lado, todo el mundo la estaba reconociendo. ¿Cómo había elegido ser así?

─ Gracias. ─Asintió con la cabeza y se fijó en la pantalla de su teléfono. Quería contarle la verdad a su amigo Mino, pero quería que Rosé fuese la primera en saberlo, contenerse era su única opción─. ¿Cómo he podido ser una completa imbécil? ─murmuró.

Con los recuerdos intactos en su cabeza la culpa por supuesto no tardaba en llegar, cada recuerdo, cada dolor podía palparlo en su cuerpo. Apagó la pantalla de su teléfono para mirar su rostro y acariciar su mejilla izquierda, sin quemaduras, incluso ese pequeño detalle no iba a aliviarla. Sabía lo que era la tecnología y cómo se ocupaban las cosas, sabía quiénes eran sus padres y quienes eran los demás, pero la forma en la que miraba todo no sería igual que antes, porque ella ya no era la misma, estaba viviendo por dos personas. ¿O solo una?

Media hora más tarde anunciaron su vuelo, ella debía subir. Ansiosa caminó hacia la fila y como era famosa la dejaron pasar primero, usualmente no le gustaban aquellos privilegios, pero en este momento quería aprovecharlos. Buscó su asiento y se acomodó con la vista en la ventana, lo primero que hizo fue abrocharse el cinturón de seguridad. Absorta en sus pensamientos no supo cuánto tiempo pasó hasta que una
de las azafatas se acercó para ofrecerle algo. Pestañeó un par de veces antes de darse cuenta de que la guapa mujer le estaba coqueteando.

─ Disculpe ¿ya despegamos?

La azafata rio melodiosamente, que cualquier pasajero dijera aquello, sería estúpido, pero siendo Jennie Kim se sentía bendecida porque le hablase.

─ Si señorita, hace media hora.

─ Ah, bueno en ese caso, deseo un vaso con agua por favor, nada más.

Miró a su lado y suspiró al estar sola, otro beneficio de ser famosa e ir en primera clase es que de seguro no pondrían a alguien que le estorbase. Miró hacia la ventana y las nubes que lucían como una preciosa piscina blanca en el suelo.

Flashback

¡No me va alcanzar señorita Lethood! ─Chillaba la inglesa sosteniendo su vestido oscuro y corriendo entre el césped y las margaritas.

No me desafíe señora Rosé. ¡No me desafíe! ─Gritó Jennie entre risas traviesas persiguiendo a la mujer que amaba, la verdad había sido bastante fácil hacerlo─. ¡La tengo!

¡Ahh! ─Rosé trató de soltarse de sus fuertes manos, pero ella la acorraló contra un viejo y enorme árbol─. ¡Es usted una mujer sin piedad!

Between love & timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora