6

630 91 28
                                    

Rosé observó con el ceño fruncido la ropa que el Dr. Özkan le había dejado al borde de la cama. ¿Por qué las mujeres de esta época ocupaban pantalones? ¿Qué material era ese? 

Sostuvo el pantalón entre sus dedos y lo acarició con cuidado, era azul y muy duro, poco suave comparado a lo que estaba acostumbrada. Pero al lado también había un vestido muy delgado con diseño de flores y un chaleco blanco para cubrirse los brazos.

¡Qué manera tan extraña de vestirse! ¿Estaba permitido que las mujeres mostraran de esa manera las piernas?

No sabía si quería parecer un caballero con esos pantalones u optaría por el vestido. Ella acostumbraba a ocupar vestidos más frondosos y con capas, esto era todo un reto, pero debía recordar que para sobrevivir tenía que ajustarse a la forma de vida actual y no a la suya. Estaba decidida, aceptaría el vestido.

Pero ¿por qué el médico había traído esto? Pues bien, antes de que llegara Jennie, cuando él se acercó y le dijo que podía preguntarle y decirle lo que fuera, usó esa oportunidad para confesarle que no traía ropa más que con la que había llegado.

¿Con qué se iría vestida cuando decidieran sacarla de acá? Taeyang solucionó aquello pidiéndole un favor a su hermana para que le prestará algo de ropa y zapatos.

Afuera de la habitación, Jennie tenía los brazos cruzados y la mirada en el suelo para que nadie descubriera su identidad.

Puesto que sus ojos estaban cubiertos por unos lentes de sol, el equipo médico se preguntaba si sería alguna amiga o pariente de la paciente Cavendish, sin tener el mínimo conocimiento de que era la famosa modelo, y próxima actriz, Jennie Kim.

La castaña estaba esperando que la "psicópata" terminará de vestirse antes de llevársela a casa.

Era de noche, Taeyang ya había terminado con la epicrisis y el resto de papeleos que conlleva dar de alta a un paciente. Estaba esperando desde hace más de 3 horas para irse. ¡Esto definitivamente se lo haría pagar! Con tiempo o trabajo, pero nadie se las llevaría fácil si se trataba de Jennie Kim invirtiendo tiempo en otra persona.

La puerta de la habitación se abrió levemente, el sonido de unos tacones dio el aviso de que alguien estaba caminando. Con evidente cansancio y molestia Jennie alzó los ojos, pero sus labios se abrieron cuando vieron la figura de una mujer que irradiaba una inusual inocencia.

Rosé sostenía el borde de su vestido verde con diseño de flores como si tratará de alargarlo lo máximo posible, sus mejillas estaban rojas y su mirada, cielos, esa mirada era de alguien que tenía curiosidad y miedo.

La joven rubia miraba inquieta todo a su alrededor, le perturbaban las cosas que ocupaban en los hospitales del futuro y no se acostumbraba al tipo de inglés que hablaban, ciertas palabras tendría que buscarlas en algún diccionario porque no iba a quedar como ignorante.

Se detuvo cuando vio la figura de la mujer de ojos gatunos y mal temperamento sentada a sólo unos pasos de ella. No podía ver sus ojos porque estaban cubiertos por esas gafas negras, aunque tenía el presentimiento de que la miraba de pies a cabeza. Se sonrojó aún más. ¡No quería mostrar mucha piel!

Las muchachas del futuro eran atrevidas, si en Devonshire usará este tipo de vestido, la hubieran metido a una casa cristiana encerrada de por vida.

Dio unos pasos más y se quedó frente a Jennie que parecía no reaccionar. Apretó los dedos de sus manos y pies, y bajó la vista a sus peculiares zapatos.

─ ¿Es hora de irnos? ─preguntó Rosé tímida.

─ ¿Y tú qué crees? ─respondió Jennie girando los ojos.

Between love & timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora