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En su interior lo sabía, no necesitaba más que ver esos ojos y ese rostro parcialmente cubierto para darse cuenta que la persona bajo esas mantas era exactamente la misma de hace 300 años atrás.

Tenía la escena muy detallada en su mente, la "campesina" que la miraba con los ojos más claros y vivos que había tenido la oportunidad de conocer, su cautela al expresarse frente a ella, la humildad, la sorpresa de que una chica de la nobleza le dirigiera la mirada y la palabra.

¿Pero por qué esta mujer era un extremo opuesto? ¿Y si al reencarnarse las personas se convierten en alguien de actitud distinta? ¡Pero qué estaba diciendo! ¡Ella no era la campesina de su época!

Rosé pestañeó un par de veces, pero antes de retirarse para salvar la gota de dignidad que le quedaba y por supuesto, antes de que Jennie le gritará por entrar a su habitación, Jennie sonrió bobalicona cuando se retiraba de la cara la manta que la cubría.

Una sonrisa... ¡Una sonrisa! El gesto la dejó aturdida.

─ ¿Hola?

Por el olor era obvio que estaba borracha, aunque quizás enferma también.

─ ¿Eres un hada del bosque?

─ Señorita Kim, usted está teniendo alucinaciones, le ruego descanse. ─Le indicó Rosé la bandeja a su lado─. La señora Aysel le ha cocinado esto, es una sopa de pollo.

─ Hada, hadita, hadita. ─Jennie alargó su mano con el dedo índice apuntando hacia ella, lucía cansada, la piel le ardía y sudaba─. ¿Concedes deseos?

─ Las hadas no existen.

"Pero me he transportado 304 años más adelante, quizás debería considerar la idea de su existencia" pensó Rosé confundida, le era incómodo que la señorita Kim estuviera en un estado de aturdimiento, dulzura y ebriedad.

Quería salir corriendo ante la idea de que ella fuese la reencarnación de aquella campesina ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué ella?!

─ Tome la sopa por favor.

─ No puedo mover mis brazos, me duele el cuerpo, estoy enferma. ─Jennie hizo un puchero y la rubia frunció el ceño ante esa actitud, el alcohol causaba milagros, aunque fuesen pasajeros─. ¿Me la das tú?

Rosé apretó sus manos, indecisa ante esa petición. ¿Por qué tendría ella que ayudarle a tomar la sopa?

Kim Jennie era una mujer petulante, una mujer que podía calificar como una "casanova" y egocéntrica, incluso le había dicho a la mujer que había encima suyo, que ella era una sirvienta nada más. No tenía nada en contra de los criados y los consideraba necesarios, su labor era impresionante, tener que soportar las peticiones y ofensas de los jefes era algo que ella no podría hacer. Pero esto era distinto, Rosé Cavendish no era una mujer vengativa y mucho menos guardaba rencor, la habían criado para tener carácter, pero también su ser interior siempre le había enseñado a ser diferente y buena persona con los demás.

Le dio una mirada a Jennie con molestia, pero ésta le seguía sonriendo bobamente.

─ Hadita, dame la sopa por favor.
Jennie le estiraba la cuchara para que la ayudará con la sopa. Rosé gruñó, pero como siempre ante todo mantenía la compostura de una señorita con clase.

─ ¿Puede apoyarse en el respaldo de la cama?

Quejándose la castaña tomó fuerzas y se apoyó tal como la "hada" se lo pedía, aunque se sintió demasiado bien cuando le acomodó las almohadas tras su espalda.

─ Tome, aquí va la primera cucharada.

Jennie aceptó la primera ración de sopa, caliente y deliciosa como sólo Aysel podría hacerlo.

Between love & timeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora