Capítulo 24

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PRESENTE

Sí, ahí no acababa la historia. Con el pasar de los años Jeremiah aún seguía en mi mente, era como un vago recuerdo el cual no puedes olvidar tan fácilmente. Nunca volví a tener ese tipo de relaciones, había salido con chicos pero siempre prefería que no hubiera nada serio de por medio, porque tenía miedo, tenía miedo de que alguien pudiera volver a romperme el corazón de la misma forma en la que Jeremiah lo hizo.

Lo mío con Bruce se fue desvaneciendo poco a poco, perdimos contacto unos meses antes de que volviera a Gotham. Resulta que estaba ocupada trabajando y al parecer él también y por eso no teníamos tiempo, o eso es lo que creo.

—¿En qué piensas? —Jeremiah me pregunta mientras observo la fórmula del somnífero.

—Cosas —murmuré, me dirigí hacia él y le di una media sonrisa—. Pensaba en ti —sonreí.

—Qué asco —dice para después hacer una mueca, mi sonrisa se desvanece y le tiro el dedo corazón—. Es un bonito asco, no te preocupes.

—Cierra la boca —gruñí.

Me levanto y me estiro ya que mi espalda me dolía un poco, mi cuello truena y yo suspiro por eso. Jeremiah se acerca a mi y pone sus brazos alrededor de mi cintura. Mi mirada se dirige hacia su cabello y lo toco.

—Me gustaba más tu cabello natural —confieso—, ahora te ves feo.

—Él que lo dice, lo es —río en su cara y niego con la cabeza.

—¿No te gusta esto? —dije acariciándole la mejilla—, me refiero a que estamos juntos otra vez, prácticamente.

—Me gusta tenerte aquí conmigo —dice acercando su cuerpo más al mío—, siempre estarás conmigo.

Quise replicar pero solo apreté los labios, era mejor no decir nada. Él acercó sus labios contra los míos y yo lo abracé más mientras nos besábamos. Sus besos se deslizaron hasta llegar a mi cuello y me apoyé en el escritorio para no perder el equilibrio, sus manos bajaron de mi cintura y apretó con fuerza mi trasero. Me separé un poco pero aún así él no me soltó.

—¿Desde hace cuándo no tienes sexo, Violette? —mis mejillas ardieron después de esa pregunta.

—No responderé eso, soy una dama —espeté aún ruborizada.

—Por tu respuesta imagino que mucho tiempo —puse los ojos en blanco—. ¿Te has acostado con más chicos?

—Sí, Jeremiah —confieso—. Así como tú te has acostado con Ecco, yo me he acostado con otros chicos.

Me separo completamente de él pero él me abraza por detrás, siento su miembro erecto en mi trasero y automáticamente comienzo a sentir cosquillas en mi entrepierna. Jeremiah aparta el cabello de mi cuello y comienza a volver a besarlo.

—¿Alguien además de mi te ha tocado? —pregunta, yo no respondo. Sus manos se deslizan al pliegue de mi falda y toca mi intimidad, me muerdo el labio para que no se me escape un sonido—. ¿Quién?
—No voy a decirte —hablé con algo de dificultad.

—Qué mal —murmura cerca de mi oído y muerde mi cuello suavemente—, quisiera matarlo por haberte tocado.

Me volví hacia él su cara estaba muy cerca de la mía y él me tomó de las mejillas para besarme, nuestro beso era pasional, ambos queríamos simplemente tenernos. Mis manos se dirigen al pantalón de Jeremiah y él me alza mi falda con la intención de volver a tocar mi intimidad, suelto un gemido cuándo acaricia esa parte tan delicada de mi pero solo lo acaricia por fuera. Jeremiah me pone de espaldas y me inclina hasta que mis manos tocan la mesa que había en medio de la habitación.

—¿Qué haces? —gemí.

—Te lo dije, amor —gruñe mientras desliza mi pantie—. Me gusta lo rudo.

Solté un grito de placer cuando sentí su miembro en mí y dio una estocada fuerte, grité otra vez al sentir otra estocada fuerte de su parte pero no me dolía, esto no era dolor, era solo demasiado placer. Se escuchaba nuestros cuerpos chocar en toda la habitación y sentía que me iba a correr dentro de poco, pero solo lo siento salir de mi. Me incorporé y me volví para ver a Jeremiah con una sonrisa.

—¿Qué? —sonríe—. ¿Quieres que siga? —pregunta.

—Sí —lo fulminé con la mirada, era tan estresante cuando no podías correrte y él solo me dejaba con las ganas, pero sonreí y chasqueé mis dedos—. Así que apúrate.

—¿Y qué harás al respecto? —dice lentamente muy cerca de mi cara.

Sabía a lo que se refería, pero estaba tan excitada que no podía negarme. Me puse de rodillas aún mirándolo y tomé su miembro en mis manos, aún mirándolo le di una sonrisa, y apreté su miembro.

—¡Mierda, Violette! —gritó del dolor.

—Oh, perdón, pensé que te gustaba lo rudo —sonreí.

Lo introducí a mi boca y comencé a chuparlo de arriba a abajo, era nueva en esto, pero esperaba que él no lo notara. Él toma mi cabello y hace que me mueva más rápido, aguanto la respiración hasta que escucho a Jeremiah gemir y gruñir. Cuándo está apunto de terminar simplemente me alejo de él.

—Para ser una dama —suelta Jeremiah—, chupas como una puta.

—¿Quieres que te muerda o algo? —gruñí.

Me levanté y arqueé una ceja, él me tomó del cuello y me estampó contra la pared, se me escapó un suspiro y él toma mi pierna para ponerla en su cadera. Su miembro vuelve a entrar de mi de una estocada y eso me hace gemir fuerte, me aferro a él mientras me coge con fuerza y siento que voy a caerme por perder el equilibrio gracias al placer que sentía. Jeremiah toma mis dos piernas y me alza aún dando fuertes estocadas. Cuando llego al clímax simplemente grito de placer y luego siento como él se viene dentro de mi.

Siento mi boca seca pero él se acerca besarme y luego siento mis pies tocar el suelo cuando él sale de mi, quedamos aún muy cerca. Una sonrisa se aparece en sus labios y me toca la mejilla.

—La próxima vez que hagas eso conmigo —murmura Jeremiah—, te cogeré más fuerte que esta vez, y será por el culo para que entiendas lo que de verdad duele.
—Auch —susurré por su confesión—, no lo volveré a hacer entonces.

—Bien —murmura y me da un casto beso en los labios.

—Pero —empecé, y me mordí el labio por la estupidez que iba a decir—, ¿podemos repetirlo?

—Todas las veces que quieras, amor —responde Jeremiah.

Él volvió a besarme y yo le seguí el beso. Quería aprovechar esto lo más posible, porque sabía que en algún momento, esto podría terminarse.

PSYCHO  ☠︎JEREMIAH VALESKA☠︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora