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—Mel ellos no son reales — 

—Lo son— volvía a objetar cerrando los ojos al sentir las deliciosas caricias que la albina le daba a sus cabellos. Estaban recostados en la cama, con pijama y con el cielo estrellado cubriendo sus almas como el mismo universo — Siento cuando me rasguñan, cuando me muerden, cuando me gritan tan fuerte que debo azotar mi cabeza para callarlos— Elizabeth se tensó ante esto. Así que por esa razón su cabello estaba tan largo, cubría las cicatrices que él mismo se había hecho

—Mientras yo esté aquí te prometo que no se te acercarán — 

MysticDonde viven las historias. Descúbrelo ahora