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— ¿Estas mejor?— le pregunto cuando ya lo vio cambiado y mirando por la ventana. Minutos antes se había tomado sus pastillas, se había abrazado a su cuerpo hasta que dejó de escuchar y ver cosas y hasta ese momento ambos se pusieron sus ropas para poder continuar el día.

— Si, gracias — 

—De nada, ya te dije que mientras yo esté ellos no van a hacerte daño— meliodas solo volteo a verla clavando sus ojos en la marea tranquila de los de ella, el océano profundo estaba de su lado, se sentía en el mar de color azul al ver sus ojos mojando cada preocupación y sin poder contenerse más volvió a lanzarse a su cuerpo para abrazarla. Con solo sentir su calidez, Elizabeth podía sentir bien como sus demonios vivían dentro de él, debía ahuyentarlos para que viviera una vida como siempre la quiso. Una vida que en verdad merece.

MysticDonde viven las historias. Descúbrelo ahora