Su cuerpo me acompaña.

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Él está conmigo, su cuerpo me acompaña,

En mis sueños lo cubro con sedas de araña,

Miro sus marcas y nada me extraña.

Es propio de él estar a mi lado,

Lo miro y lo disfruto con un semblante calmado,

Sus dedos son rudeza y sus ojos lo anhelado,

Mira y despoja, señala y es consumado.

Las cicatrices que lo cubren despiertan en mí lo sensible,

Me atraviesan las ideas de lo que es posible,

Voy y también vuelvo, pero él nunca se marcha,

Cuando extendemos las manos en lo alto y emprendemos la marcha,

Sigue allí en mi cabeza prendido como la escarcha.

Esta por doquier y el deseo está subordinado,

Su toque me despierta y con el corazón calentado,

Lanzo alaridos nocturnos que poemas he llamado,

Y me entrego a él totalmente sintiéndome confiado.

Diálogos nocturnos que hago llamar poemas [Nuevos capítulos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora