Las texturas y los pliegues, las sensaciones ásperas y rugosas. Respiró. Él palpitar y el gotear se juntan y me escucho en silencio, me escucho si hay ruido. Con las manos en los oídos puedo percibir el vaivén de mi alma, el crepitar de mis pasiones está por todo mi cuerpo, escucho cada parte de mi fungiendo como piezas de un todo, soy el todo que vibra, el que nunca está quieto. Puedo ver los poros y el paso del tiempo en mi piel, sin darme cuenta soy un mapa de experiencias y una secuencia ininterrumpida de cambios, cada parte fue mudada, cada célula dio su vida por mi fluyendo en mi sistema, pero nunca inmóvil, nunca estuve quieto. Sin la capacidad de estar fijo en el espacio y el tiempo que tan lento puedo llegar a ser, estoy destinado a ser un proyectil disparado con una fuerza irrevocable, un ser hecho de objetos, de materias cosechadas, el río dio su vida por mi y también el pez fluyendo en el gran sistema. Soy una canción andante con melodías discordantes, el cerebro es testigo de incontables sinfonías y si reconozco una melodía como mía aunque no sea de mi autoría es porque me muevo, porque vibró en sintonía. No son ajenas a mi las letras ni las voces, todo está en mi cabeza esperando a ser despertado. Los pies y las manos se juntan y se repelen al ritmo de mi homólogo, es el encanto que llevo dentro y que surge cuando menos me lo espero, viajamos por el mundo buscando quien cante una bella canción acordé a lo que necesitamos, pero es imposible dejar de oir y todo es congestión y caos, un respiro, un cerrar de ojos y un profundo sueño despejan las notas sobrantes, puedo escuchar mi cuerpo, puedo sentir su dialecto susurrante, estoy lleno de instrumentos, de letras y conceptos titilantes.
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Diálogos nocturnos que hago llamar poemas [Nuevos capítulos]
Poesía∞ Poemas, monólogos, prosa sombría y pensamientos existenciales ∞