Entre mis brazos sentí lo bello, lo que no se tiñe de opaco por más desdichas que sobre él caigan, son sus ojos de mirada brillante y de resplandor terrible, la luz lo cubre de pies a cabeza y es su sonrisa templo de rectas esculturas, lo veo y lo codicio, lo miro frente a mí y es inevitable sentir el fuego. Cuando su pecho se juntó con el mío la necesidad de estar cerca se antepuso a la del aire, sus labios tersos y de toque cálido los calqué sobre los míos sin llegar nunca al cansancio. Es su silueta la correcta para estar entre mis brazos porque de este bien quiero tener parte y ser llamado a sembrarle con mis besos un jardín desbordado de promesas siempre fieles y de honores muy bien dados. Llámame sea de noche con el son de la cigarra o cuando despunte el alba y las aves se levanten que mi disposición está presta a complacerte sin dudarlo una y cuántas veces tu cuerpo requiera por mi mano abrigarlo.
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Diálogos nocturnos que hago llamar poemas [Nuevos capítulos]
شِعر∞ Poemas, monólogos, prosa sombría y pensamientos existenciales ∞