Mira mis manos, míralas con claridad y sin titubear porque estén manchadas. Tengo tanta culpa pintada, cada rayón y cada desgaste que cometí contra lo ajeno se dibujan a profundidad sobre mi piel. A mi mente llegan pensamientos de sucumbir ante la desesperanza, pero aquellos son la puerta que me conduce al fuego. El bienestar de otros lo siento como mío y sus pesares corren por mis venas, cada día sonrió y me alegro y me siento plácido en este pequeño mundo que llamo mi realidad, cuando abro las ventanas esas que no son materiales veo desmedidamente el odio y el dolor desfilar y es entonces cuando me preguntó ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo hacer? ¿Están destinados los hombres al sufrimiento? Me rehusó a aceptar tal destino para mí y para mis congéneres. Tomaré un momento para respirar y guardaré tanto aire en mi pecho que al soplar acabe de encender la llama y quemar las dudas, estoy aquí por más que mi propio bienestar, estoy aquí vivo absorbiendo lo que es debido esperando mi turno, cambiare el mundo y si no lo provocó yo lo harán mis palabras hasta que un día junto a las demás voces que piden armonía arrojemos la maldad por un acantilado.
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Diálogos nocturnos que hago llamar poemas [Nuevos capítulos]
Poetry∞ Poemas, monólogos, prosa sombría y pensamientos existenciales ∞