Capítulo 11: Adiós 2015, bienvenido 2016.

263 35 30
                                    

30 de diciembre, 2015

     Mike contempló la fachada del McCannan’s. Sin duda alguna, aquel pub no solo era importante para su familia y para él, sino era casi un lugar de culto en la ciudad. Sacó el móvil y; cuando el continuo pasar de la gente, que empezaba a abarrotar las calles a la espera del tradicional desfile de gaiteros de la noche previa a fin de año, se lo permitió, fotografió la bonita fachada de piedra gris y madera azul.

     Tras el desfile de antorchas de la noche anterior, el paso de los gaiteros de aquella noche, ya solo les quedaba entonar al día siguiente el célebre poema del poeta escocés Robert Burns, «Auld lang Syne», para celebrar la entrada del año nuevo ante la explosión de los fuegos de artificio junto a la ribera del río.

     Los Taylor y los McCannan, como todos los años, acudieron a todas y cada una de las fechas importantes. Ambas ramas familiares siempre encontraban alguna excusa para celebrar, y la presencia de Mike, unida a la próxima llegada de nuevos miembros, eran más que motivos suficientes.

      Todos los miembros de ambos lados de la familia andaban emocionados con la próxima llegada de tres nuevos miembros, con ellos se abría paso a una nueva generación; los abuelos de Mike estaban especialmente emocionados por estar a escasos meses de tener en sus brazos a sus primeros bisnietos. Las apuestas no tardaron en llegar sobre el futuro sexo de los bebés, Mike rogaba por la llegada de, al menos un niño más al seno familiar, pues en su generación no había ni un solo chico, salvo él.  

     Su nacimiento había sido todo un acontecimiento familiar, tras ocho chicas llegó él cerrando el ciclo de primos y, dando al primer nieto y sobrino varón en ambas ramas familiares.

     Su infancia y adolescencia había estado marcada por estar siempre rodeado de alocadas niñas, la mayoría de cabellera rojiza, que se transformaron en locas y parlanchinas adolescentes con las que compartió cumpleaños, navidades, acampadas y con las que aprendió a conocer a las mujeres y desmitificar la idea de que los hombres y las mujeres no podían ser amigos.

     Mike se quitó el abrigo dirigió una mirada a la barra, había crecido en aquel bar, estaba seguro de poder recorrerlo con los ojos cerrados sin tropezarse, más de cien años llevaba en su familia. Ahora su prima Leslee se había hecho cargo de él, aunque John McCannan, su abuelo, tal y como ocurría aquella tarde, seguía pasándose a dar alguna de sus magistrales charlas sobre cervezas y whiskeys. Mike dudaba que hubiera alguien en aquella ciudad e, incluso en toda la isla, que supiera tanto como él. Le sacó una foto y se adentró entre la multitud, que cantaba y bailaba al ritmo de las gaitas, al extremo de la barra desde el que su prima le hacía señas.

     Leslee le dio un par de besos y un fuerte abrazo, como si no lo hubiese visto todos los días desde su llegada siete días atrás. Mike pensó en acercarse a su abuelo, pero no quería interrumpir su soliloquio, así que se sentó, envió mensaje a sus padres y hermanas para que supieran dónde estaba y publicó las fotos que acababa de sacar.

―¿Qué tal por Londres, primo? ―Tras servirle una pinta Leslee se acodó a su lado en la barra del bar.

―Sin novedad, todo igual.

     Mike dio un sorbo a la cerveza, confirmó la hora a la que se acercaría para disfrutar del desfile y echó un nuevo vistazo a su alrededor. Al igual que en el exterior, poco había variado en sus años de historia, a lo largo de los años todas las mejoras habían respetado el ambiente y decoración del local. La música en directo y la presentación de nuevos músicos seguían siendo claves para su éxito, la única incorporación realizada por Leslee había sido el karaoke de la noche de los viernes y sábados tras las actuaciones en vivo.

Cinco días WATTYS 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora