Capítulo 5: De bodas y secretos.

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      Nunca antes había dormido tantas horas seguidas. No sabía la hora qué era, tampoco le importaba, estaba de vacaciones y tenía que recuperar las horas no dormidas la noche anterior. Desperezándose se sentó en el borde de la cama, unos tímidos rayos de sol se colaron por la ventana, ya no llovía, cosa que agradeció. Por mucho que estuviera más que acostumbrado a aquella climatología, tras cinco días de cielos azules y agradables temperaturas, cierto que en más de una ocasión habían sido excesivas, pero ni a él ni a sus amigos les disgustó aquellos grados de más, echaba de menos la calidez del astro rey.

      Se puso los holgados pantalones de pijama y fue al baño, tras un reparador sueño de más de diez horas necesitaba con urgencia descargar su vejiga. No encendió la luz del baño hasta no ver su imagen en el espejo mientras se lavaba las manos, se pasó la mano por la ya no tan incipiente barba y recordó las palabras de Natalia; sin dilación, enchufó su máquina de afeitar y dijo adiós a la barba que lo había acompañado durante el crucero.

      Como nueva se sintió al abrir los ojos, no tenía prisa alguna, en la cama se estaba bien a gusto, sin levantarse de la cama puso en marcha la música, la voz de Carlos Goñi acompañado de Enrique Bunbury y su Faro de Lisboa se adueñó de la habitación, Natalia colocó las almohadas para apoyarse bien y cogió el móvil. Varios eran los mensajes que tenía en el grupo de sus amigas, las cuales no habían necesitado tantas horas de sueño como ella y parecían tener más ganas de fiesta.

Natalia

Buenos días, acabo de despertarme, aun ando en la cama. ¿A qué se debe tanto alboroto?

      Los mensajes no tardaron en llegarle:

Sira

Muy buenos días, alguien olvidó decir que le mandaba fotitos a cierto inglés.

Miriam

¿Algo que contar?

Elisa

Natalia ya puedes estar largando. ¿De verdad no pasó nada entre vosotros?

Natalia

Chicas, sois unas exageradas, solo quedamos en etiquetarnos en las fotos que nos sacamos juntos. No hay nada más.

Sira

¡¡¡Yo he visto una manta y a vosotros bajo ella!!!

Natalia

Ya te digo yo que a las tres de la mañana en medio del mar hace frío.

      No era algo usual en ella, no solía publicar fotografías recién despertada, de hecho, salvo las fotos en las que estaba haciendo yoga, en el resto estaba siempre acompañada por alguna de sus amigas o, simplemente eran fotografías de lugares, tazas de desayuno o cualquier otra tontería, que le hubiese llamado la atención. Sin embargo, se sacó el selfie con la melena aún alborotada, sin haberse lavado la cara y en la cama, con una clara intención, llamar la atención de alguien que estaba a casi dos mil kilómetros de distancia. Tras comprobar su aspecto publicó la foto con el epígrafe:

«Tras diez horas de sueño vuelvo a ser persona, lo mucho que dan de sí diez horas…».

     Móvil en mano Mike desayunaba y cotilleaba los perfiles de sus amigos, viendo las fotos publicadas del viaje y comentando en ellas. Sonrió al ver la publicación de Natalia, intentó entender que ponía a pie de foto, pero no entendió nada. Iba a buscar el traductor de Google cuando se lo pensó mejor y decidió enviar mensaje a Natalia.

Mike: Muy buenos días, Nat, es injusto. Tú puedes enterarte de todo lo que publico en mi perfil y yo no entiendo tus comentarios.

     Natalia soltó una carcajada al leer el mensaje de Mike, sin duda alguna, había conseguido su objetivo, lo que no tenía claro era para qué quería su atención.

Cinco días WATTYS 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora