Capítulo 26: Del Manzanares al Támesis.

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5 de enero, 2020  

     El reloj marcaba las cinco de la mañana, más de tres horas hacía que se habían quedado solos en casa tras una larga y amena cena con los amigos de Natalia. Aquella era su última noche juntos tras haber disfrutado de aquellas mini-vacaciones gracias a la descomunal nevada con la que Madrid había dado por finalizado el año y, de la que Filomena se reiría trescientos sesenta y cinco días después. Mike retrasó su regreso, aprovechando que el jueves y viernes él se los había tomado libres, cambió el plan de pasar aquellos días junto a sus amigos en Bristol para disfrutar de cinco días con Natalia.

     Natalia no tenía vacaciones, pero Mike tuvo guías propios para recorrer Madrid mientras ella estaba en el trabajo, pues sus padres enseguida se ofrecieron voluntarios para ello. Especialmente Sole que quería conocer bien de cerca al chico del que sabía su hija llevaba años enamorada.

     Ninguno de los dos podía dormir, tampoco querían hacerlo, pocas eran las horas que les restaba para estar juntos y querían aprovecharlas despiertos.

     Un buen rato llevaban callados, acurrucados uno junto al otro contemplando las luces y las sombras que la tenue luz de la mesita de noche provocaba en el techo.

―Te voy a echar de menos… ―Sin dejar de mirar al techo dijo Natalia, con verdadero ímpetu contenía las ganas de llorar―. Esta era la verdadera razón de no querer aceptar mis sentimientos en todos estos años. Esto es horrible, te aseguro que tengo un nudo en el estómago de solo pensar que en unas horas te subirás a un avión ―Resopló con fuerzas, cada vez le costaba más contener las lágrimas―. Ya se me hacía cuesta arriba cada verano, el mejor que lo llevé fue hace dos veranos.

―Claro, Martín te esperaba en la puerta ―En un intento de relajar la situación comentó.

―Uff…No me lo nombres, me duele demasiado.

―Nat… ―Aquel comentario lo alertó, olvidando que el último verano ella le había confesado que la ruptura con Martín justo había sido porque ella no estaba enamorada de él. Se sentó en la cama para verla de frente―. Nat, ¿sientes algo por Martín?

―No, lo quiero con toda mi alma, pero no estoy enamorada de él ―Una tímida sonrisa asomó a sus labios―. Mi corazón está ocupado por un escocés.

―¿Lo conozco? ―La besó dulcemente en los labios.

―Igual, es un pesado que se dedica a quitarme las coletas, a tirarme a las heladas aguas de las playas escocesas, sin olvidar que me obligó a subirme a un globo con el terror que me dan las alturas.

―Vaya, ¿no tiene nada bueno ese escocés?

―Sí, claro que sí, pero no te lo voy a contar no vaya a ser que nos oiga y se le suba a la cabeza.

―Yo también te voy a echar de menos ―La abrazó con fuerza―. A mí también me aterraba la idea de la separación, si no te confesé mis sentimientos era porque intenté por todos los medios borrarlos por miedo a esto, no quería sentir la angustia del adiós…

―Pensemos que es un hasta pronto…

―Sí, pensemos que es un hasta pronto ―La besó, apoyó la frente en la de ella―, en dos semanas estarás en Londres. Ya verás que los días pasan rápido. ―Él mismo intentó convencerse de sus palabras.

―Intento pensar en eso, siempre intento quedarme con lo bueno, pero, la verdad es que me gustaría que lo de estos días fuera nuestra realidad y no tener que conformarme con mensajes y llamadas cada día ―Mike la abrazó con más fuerza, no estaba diciendo nada que no sintiera él―. Mike, tengo miedo y, ahora que estás a las puertas de irte, aún estoy más aterrada que hace veinticuatro horas. ¿Cuánto tiempo vamos a aguantar así?

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