Capítulo 22: Caminos que se separan.

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―No hagas ninguna tontería, ni se te ocurra salir ―Martín la agarró por la cintura y la acercó a él―. ¿Te vas a portar bien?

―Miedo me daría no hacerlo, ya estoy por creer que has dejado alguna cámara espía ―respondió a menos de un palmo de sus labios―. Martín, me has hecho hasta la compra, no voy a ir a ningún sitio, tampoco tengo ganas. Así que puedes estar tranquilo, solo cambiaré la cama por el sofá, ¿te parece bien?

―Me parece perfecto ―Largo fue el beso ante la abierta puerta―, te llamo luego ―Le acarició las mejillas―, sé buena.

     Natalia dibujó una aureola sobre la cabeza, juntó las manos como si fuera a rezar ante el pecho y pestañeó de manera exagerada.

―No cuela, enana ―Le dijo al oído a sabiendas que odiaba que la llamaran así―. Me voy o llego tarde al ensayo ―Le fue imposible no volver a besarla―, en el próximo te quiero en primera fila.

―Ahí me tendrás.

     Permaneció junto a la puerta hasta que Martín desapareció escaleras abajo, una sonrisa se dibujó en su cara, no entendía muy bien lo que le estaba sucediendo, pero se sintió feliz. Cerró la puerta y se dejó caer en el sofá, encendió la televisión en el canal 24 horas, llevaba tres días sin saber qué sucedía más allá de su cama.

     La entrada de un mensaje la hizo apartar la mirada de la pantalla del televisor para ver de quién era.

Marga

¿Cómo está la enfermita que me ha dejado sin marido durante cuatro días?

    Natalia sonrió al leer el mensaje de Marga, si algo tenía claro era que no había resquemor ni segundas lecturas en el mensaje.

Natalia

Mucho mejor. Ya no tengo fiebre, bueno, una o dos décimas, espero que no me vuelva a subir más. Siento mucho haberte dejado soltera estos días, pero mira tienes la cama para ti sola, ja, ja, ja.

Marga

Puaff, ¿te puedes creer que lo echo de menos?

Natalia

Claro, que me lo creo. El lunes por la tarde ya lo tienes aquí.

Marga

Claro, pero ¿qué hago estos días? Mi hermana se ha ido de finde romántico con Isma. Tú convaleciente.

Natalia

Vente a mi casa si te apetece, yo estoy sola y aburrida. Podemos pedir comida y si quieres te puedes quedar a dormir, si no te importa compartir cama conmigo.  Ahora mismo tengo la ventana abierta para que se larguen los virus y en un poquito pongo las sábanas limpitas, ja, ja, ja.

Marga

A comer vale, lo de quedarme a dormir me lo pienso, ja, ja, ja.

Natalia

Aquí estaré.

*****

     Con la humeante taza de café con leche en la mano se asomó a la ventana de la cocina, no paraba de llover desde el día anterior. El día estaba como él, gris, apático, decepcionado, no podía evitarlo, una semana atrás estaba emocionado pensando que el destino los volvía a juntar y, de pronto, todo se había venido abajo de un momento a otro.

Shit!

      Mike dejó la taza sobre la encimera de la cocina, acababa de quemarse con el café. Se pasó la lengua por los labios en un intento de calmarlos. Abrió la nevera, cogió la botella de leche y sirvió un poco de leche fría en su café. Devolvió la botella a la nevera y durante un buen rato se entretuvo removiendo la cucharilla antes de atreverse a dar un nuevo sorbo.

Cinco días WATTYS 2021 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora