Capítulo 18: El olor del verano.

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29 de julio, 2017

      Con una sonrisa de oreja a oreja, un incipiente bronceado en su piel, que resaltaba bajo su veraniego vestido amarillo, Natalia se acercó a la mesa de sus amigas siguiendo el ritmo de Despacito, la canción que haría bailar a todo el mundo a lo largo y ancho del planeta aquel verano. Su buen humor quedaba totalmente al descubierto, si bien era un rasgo que la caracterizaba, para nadie había pasado desapercibido que según se iban adentrando en el verano, su sonrisa parecía ir en incremento.

―No me voy a excusar, no tengo excusa que dar, porque me vais a decir que tenía que haber venido en taxi y no buscar aparcamiento por aquí.

     Sin borrar la sonrisa fue besando a cada una de sus no menos sonrientes amigas. Todas clavaron su atención en el tatuaje de Natalia, todas conocían su existencia, habían visto la fotografía en internet, pero solo Marga lo había visto en directo. Al día siguiente de publicar la foto, enfadada por enterarse a través de Instagram, Marga entró en su despacho obligándola a enseñárselo y darle explicaciones. «Me apetecía» fueron las únicas palabras de Natalia antes de invitarla a marcharse porque tenía una llamada urgente en espera.

     Natalia tomó asiento entre las gemelas, que le hicieron un hueco para que se sentara allí. Sonriente miró a sus amigas y, solo entonces se fijó en las sarcásticas sonrisas que todas lucían en la cara.

―¿Hay algo que no sé? ―preguntó mirándolas a todas de una en una―¿Qué pasa? ¿A qué se debe tanto misterio?

―Buenas noches, ¿algo de beber? ―Le preguntó el camarero que al verla sentar se había acercardo.

     Los ojos de Natalia recorrieron la mesa, en un intento de buscar inspiración, no tenía claro lo que le apetecía.

―Sí, gracias, un gin-tonic ―dijo al ver que todas, salvo Sira, bebían lo mismo.―. ¿Qué bebes?

     Los ojos de Sira mostraron un brillo especial, sus labios esbozaron una sonrisa al darse cuenta que solo Natalia se había percatado en el detalle de su bebida, lo cual no le extrañaba porque se fijaba en detalles que nadie veía.

―San Francisco sin alcohol.

―Se nos ha vuelto sana, la niña. ―intervino Elisa.

     Natalia se quedó mirando a su amiga, Sira asintió con un ligero movimiento de cabeza, para extrañeza de todas Natalia se levantó y corrió a abrazar a su amiga.

―¡Nooo!

     El grito de todas se escuchó por encima de la música, en lo que pareció un ensayado movimiento se levantaron de la mesa para abrazar a su amiga. La sorpresiva noticia se convirtió en el tema central de conversación durante gran parte de la noche.

―Creo que ya está bien de hablar de mí y de mi embarazo, ya he contado todo lo que puedo contar, ahora creo que alguien nos tiene que contar algo. ―Sira dio un sorbo a su bebida con la mirada puesta en Natalia.

―¿Hay más noticias cómo esta? ―se interesó Natalia, a sabiendas del tema que su amiga quería abordar. ―¿Alguna más está embarazada?

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