Capítulo 14: Boda

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"Que seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas"

Anónimo.

Si pudiera desear algo, sería que este momento fuera eterno, si es un sueño no quiero despertar. —pensó Shinichi dándole una sonrisa que expresa toda la felicidad que experimentaba en ese momento.

—Shinichi Kudo, ¿aceptas a Shiho Miyano como tu esposa y prometes serle fiel en la prosperidad y la adversidad, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto. —respondió el novio.

Si pudiera decir algo, jamás pensé que este día llegaría… si me hubieran dicho que me casaría con el hombre frente a mí, los hubiera tachado de loco. —pensó Shiho mirando tiernamente al que en unos segundos sería su futuro esposo.

—Shiho Miyano, ¿aceptas a Shinichi Kudo como tu esposo y prometes serle fiel en la prosperidad y la adversidad, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?

—Acepto. —respondió la novia. 

—Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre, por favor entreguen los anillos y presenten sus votos. —volvió a hablar el padre.

A los segundos dos personas se acercaron a los novios, con una gran sonrisa de felicidad, Shiho los miró estupefacto antes de mostrar una sonrisa brillante.

—Ayumi, Mitsuhiko. —le habló al tenerlos cerca extendiendoles los anillos.

—Todavía no entiendo a Suzuki o Makoto. —dijo confundida Ayumi. —Pero ha sido una gran persona con nosotros y cuando nos contó sobre su idea de la boda, pues… no podríamos faltar en este día tan importante para tí. —volvió a hablar de esa forma tan amable que solo tenía ella, entregándole a Shinichi su anillo.

—Bueno, yo pienso que lo que pasó fue una completa tontería de parte de nosotros, claro. —incluyó rápidamente por miedo a malinterpretaciones como ya había pasado en esa situación con su amiga. —Suzu… digo Makoto, resulta no ser tan mala persona, me ayudó bastante cuando mi agencia cayó, pero ese es otro tema. —rió nervioso Mitsuhiko. —No debimos alejarnos de ti, sin importar que, lo siento y espero que seas feliz. —terminó de decir con una sonrisa dándole a Shiho el anillo en su poder.

—De verdad, gracias. —murmuró Shiho con lágrimas amenazando por bajar de sus ojos. —De verdad quiero mantener el contacto. 

Los dos sonrieron cómplices antes de alejarse del altar.

—Shiho Miyano. —la llamó para que lo mirará debido a que seguía mirando a sus amigos. —Te doy este anillo en señal de mi amor y fidelidad. —habló Shinichi tomando su mano, deslizando la alianza en su dedo anular. —¿Todavía dudas de algo eterno? —preguntó con una de esas estúpidas sonrisas, que definitivamente le encantaban a su ESPOSA.

La de vestido blanco sonrió al reconocer esas palabras y esa sonrisa.

—Shinichi Kudo, te doy este anillo en señal de mi amor y fidelidad. —repitió la joven con una dulce sonrisa, deslizando el anillo en el dedo anular de su tonto esposo. —Yo jamás creí en algo eterno, pero lo estoy empezando a dudar. —habló divertida, aún cuando eran las más reales palabras que salían de su corazón y el detective lo sabía.

—Si alguien en esta sala no quiere esta unión que hable ahora o calle para siempre. —siguió el sacerdote, al ver que los novios no decían nada más y se miraban fijamente.

El salón se llenó de silencio, tanto que se podía escuchar las respiraciones ansiosas de todos, cada uno de los invitados habían visto el gran amor que los novios se demostraban, además de que sabían que eran los policías más ocupados de la estación, por eso mismo decidieron hacer esa boda a escondidas de los involucrados.

Sin que nadie lo notara, debido a la emoción de la boda, Ran miraba con una triste sonrisa; viendo como su mejor amigo y el amor de su vida, se casaba con ella, esa mujer que todavía no comprendía pero que por alguna razón todos amaban. Se limpió rápidamente una lágrima traicionera que no pudo contener.

—Entonces… con el poder que me otorga Dios y la iglesia, los declaro marido y mujer, puedes besar a la novia.

Los al fin esposos se sonrieron antes de acercarse lentamente, juntando sus labios en un dulce beso, el primero de muchos que se vendrían. 

Supongo que este es el final, disculpa por ponerte las cosas pesadas… Shinichi… —pensó Ran cerrando los ojos unos segundos, al abrirlos solo dio una sonrisa amable habitual en ella. —Felicidades por tu matrimonio… 

De la nada llovieron pétalos y granos de arroz de parte de los invitados, mientras los esposos pasaban por el camino abrazados cubriéndose de las cosas lanzadas, al final del pasillo fueron detenidos por Sonoko que los guió con a una mesa donde veían a los demás.

—Hey, ¿te inventaste todo eso del caso para traernos aquí? —pregunto Shinichi divertido, mirando a su amiga, aunque no lo diga en voz alta.

—¿Qué? No, el caso en el que te pedí ayuda es real, solo que aproveche la ocasión. —le respondió Sonoko, con el ceño fruncido. —Por otro lado. —volviendo a su actitud extrovertida de siempre. —Para celebrar su matrimonio, les tengo una sorpresa. —dijo mostrando una gran sonrisa reluciente, antes de irse a la plataforma donde el sacerdote ya se estaba marchando.

—¡¡Queridos amigos!! ¡¡He logrado conseguir algo muy jugoso!! —exclamó al micrófono.

Justo al terminar las luces se apagaron, dejando un reflector tras la espalda de ella, rápidamente fue a su asiento. El reflector alumbró toda la pared, apareciendo un par de fotos, una tras otra.

—¿Esas no son mis fotos del club? —preguntó Shiho desconcertada. 

—Si, esas son. —afirmó Shinichi al ver cómo aparecían las fotos de la vez que fueron a la casa en la playa.

Ambos siguieron viendo recordando cada uno de los momentos que vivieron esa vez, divertidos y románticos momentos. Al acabar las fotos en el campamento que tuvieron, las luces seguían apagadas cuando una sombra apareció delante del reflector. 

—Ya que todos vieron esas fotos, quiero que analicen las siguientes. —se escuchó en todo el lugar, una voz que asociaron con Miyu.

Ella rápidamente bajo, y otras imágenes empezaron a aparecer en la pantalla, lo que nadie esperaba es que cada una de las fotos serían de Shiho.

—¡¡Hey, esperen!! —grito fuertemente Shinichi avergonzado, levantándose de la silla. —¡¿De dónde sacaron esas fotos?! —volvió a gritar.

—Las conseguí del profesor del club. —dijo Miyu devuelta, con un micrófono que se escuchó en el lugar. —Cuando le dije que te casabas con Shiho, se rió fuertemente y me entregó todas las fotos que le diste. —hablo mientras en la pantalla salía una foto de Shiho mirando la cámara con una sonrisa. —Resulta que todos los trabajos que hicimos en el club, él aquí presente Shinichi Kudo tomó fotos de su amada esposa.

El lugar se llenó de aplausos, chiflidos y felicitaciones hacia el esposo que se encontraba tan rojo como un tomate, mientras la mujer a su lado se encontraba mirándolo sorprendida con las mejillas rojas.

Desvió la mirada a la imagen donde ella limpiaba la cocina después de que Shinichi “ayudará” a cocinar, causando un gran desastre que justo como en la foto tuvo que limpiar. No pudo evitar reírse ante el recuerdo, tomó la mano de su esposo y lo sentó, mirándolo tiernamente.

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