Capítulo 3: Familia.

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"Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte feliz"

Anónimo.

—Me das tu número. —preguntó el chico de ojos cobalto, no, eso no era una pregunta, era una afirmación, una que sorprendió a la chica, que se ocupaba de leer una redacción que justo acababa de terminar.

—¿Perdón? —preguntó la chica extrañada especialmente por que apareció de la nada.

—Claro, pero quiero tu número. —volvió a hablar con esa seguridad irrompible que usa cuando está con ella, la chica solo rodó los ojos.

—No quiero. —respondió divertida cruzándose de brazos.

—¡Qué!, ¿por qué no? —respondió algo fuerte ganándose que la bibliotecaria lo silenciara, avergonzándolo un poco.

—Porque no es necesario. —le respondió suavemente, no se quería ganar un regaño.

—¿Por qué no? Saldremos a tomar fotos hoy, ¿no? —dijo el azabache indignado.

—Podemos encontrarnos donde sea. —dijo recogiendo sus cosas quería evitar cualquier otro regaño... incluso a él.

—Bien, entonces.... —dijo dejando la frase en el aire, tomó el celular de la chica y salió corriendo.

—¿Qué?, ¡Shinichi! —gritó enfurecida, y como claro, seguía en la biblioteca recibió un regaño, la chica se disculpó y salió de allí con sus cosas, bueno, casi todas. —Shinichi, ¡Dónde estás!

—¡Aquí! —susurró divertido detrás de la chica, para ser exactos en el oído de ella, haciéndola sobresaltar al sentir su aliento, con movimiento rápido lo alejó. —Ten. —respondió de forma tierna al ver las mejillas de la chica rosadas dándole el celular que hace segundos le quitó.

—¿Qu-qué hiciste? —preguntó nerviosa aunque se separó todavía estaba muy cerca del chico y no le gustaba las descargas que recorrían en su cuerpo cuando rozaba al chico.

—Solo te di mi número. —respondió con una gran sonrisa, le dio el celular y un beso en la frente antes de salir corriendo, dejando a la chica allí con el rostro rojo y sintiendo en todo su cuerpo escalofríos bajando por su columna vertebral.

¡Qué fue eso! —gritó en sus pensamientos, ella podía sentir el calor salir de su rostro.

Sí, sí, ¡sí!, ¡No puedo creer que lo hice!, ¡AHG!, ¡amo a mi piloto automático! —dijo en sus pensamientos ya por fin deteniéndose

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Sí, sí, ¡sí!, ¡No puedo creer que lo hice!, ¡AHG!, ¡amo a mi piloto automático! —dijo en sus pensamientos ya por fin deteniéndose.

—Shiho~ —dijo saboreando cada letra de su nombre y con un suspiro de idiota se fue a su salón aunque todavía no empezaba la clase.

Shinichi

Di un suspiro de ensueño, me sentía en las nubes, Shiho es tan linda y sexy, ¡por favor debería ser un crimen!

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