P.O.V. IAN
Hannah tenía el rostro pálido, su piel blanca siempre me había parecido fascinante en combinación con su cabello negro, era algo increíble de apreciar. Se le veía tan nerviosa que parecía que se iba a desmayar en cualquier momento, mi conejito asustado.
Me había pedido que me fuera a vivir con ella y cuando le dije que no la tristeza con un poco de vergüenza se reflejó en su hermoso rostro, abrió sus pequeños ojos de golpe y me miró sorprendida y dejó salir un par de lágrimas y sólo un segundo después se relajó como si fuera la respuesta que esperaba, eso me decepcionó un poco.
--Ok...yo…--balbuceo algo más pero no logré entenderla porque lo dijo más para ella que para mí.
--Escucha, Hannah… --No, no tienes que explicarme nada, lo entiendo… --hizo una mueca que para ella debió ser una sonrisa. Sonreí. Sabía lo que estaba maquinado esa cabecita suya, estoy seguro de que piensa que no la amo o que la dejaré por Sandra o cualquier otra idea loca que se le haya cruzado por la cabeza en estos últimos dos minutos. --Hannah, te amo pero… --Por favor no, no lo digas, sólo olvidemos que esto pasó, hagamos como si yo no hubiera dicho nada.-- me miró con sus ojos llorosos y suplicantes. --Pero lo que te quiero decir es muy importante… --Ian, no tienes que explicarme nada, sólo hay que olvidarlo. ¿nos podemos ir a casa...mi casa?-- Dios! Esta mujer me volverá loco un día de estos. --Hannah, cállate y dejarme terminar alguna oración, quieres -- me miró sorprendida y abrió la boca para decir algo pero la miré con reproche y la cerró de golpe. --Bien… -- tomé aire -- Te amo, ok, no voy a dejarte, no me iré a ningún lado, de acuerdo. --su cuerpo pareció relajarse y su rostro se tornó más sereno, de nuevo, eso me decepcionó. Supongo que siempre va a esperar lo peor de los hombres. --Debo decir que me sorprendió un poco tu propuesta, a decir verdad, me encantó aunque tuve que decir que no, pero no por las razones que tu, estoy seguro, te imaginaste. Mi razón es...porque...bueno...te traje aquí, a este lugar, para pedirte lo mismo.
Silencio, fue todo lo que recibí, no dijo ni una palabra, estaba sorprendida, eso era obvio pero no dijo nada, y desde que tome la decisión de pedírselo no me había sentido tan inseguro como ahora, estaba callada, aunque estoy seguro de que su cerebro estába trabajando a mil por hora pero de su boca no salió ni una sola palabra. --¿No dirás nada? -- tuve que preguntarlo o me volvería loco. --Dijiste que cerrará la boca --me reprochó --Por el amor de Dios Hannah, ¡habla! ¡Dime algo! -- sonrió. --Creo que hubiera sido bueno que toda esta charla la hubieras empezado por ahí, no crees. --No me diste oportunidad…¿eso es un sí? --Me hiciste creer que no querias vivir conmigo, ¡¿tienes una idea de todo lo que me imaginé?! --Mas o menos, tienes una imaginación muy vívida, además de que tu rostro refleja todos tus pensamientos,creo que ya te lo había dicho. --entrecerro los ojos y sonrió. -- Ahora, ¿Podrías darme una respuesta, por favor? --- se acercó más a mi, pasó su mano por mi cabello y se detuvo en la nuca, me halo para que quedará a su altura y a escasos centímetros de mis labios susurro un “Sí” y me besó.