IAN vs. ALEXANDER...

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Capitulo 26.(contado por Alexander)

Miré a Ian y su cara, a pesar de ser seria, no había ningún rastro de enojo. Era de notar que estaba tranquilo.
–Sr. Mickelson, supongo que el tema que presume ser importante para los dos no es sobre el trabajo. – dije seriamente y cerrando mi laptop. Ian sonrió de lado pero su sonrisa no era para nada alegre.
–Bien, para empezar el "sr. Mickelson" es mi padre, a mi puedes tutearme. Y sé que en el segundo en que entré a tu oficina sabías que no venia por trabajo, así que vayamos directo al grano. – algo en su tono de voz no me gustaba, a pesar de que me pidió que lo tuteara estaba empleando la voz de jefe. Aunque decidí ignorarlo.
– Muy bien, Ian. Hablemos, sobra decir que es de Hannah de quien quieres hablar o, ¿me equivoco?– fruncio el entrecejo y sonrió.
–En efecto, te equivocas. – eso me confundió
–Entonces, creo que no entiendo de que quieres hablar.
–En si, Hannah tiene mucho que ver en nuestra conversación pero de lo que quiero hablar, Alexander, es de tus intenciones con ella.
– ¿Mis intenciones ? – eso me tomó por sorpresa y no pude evitar reírme. Ian sonrió de mala gana y un segundo después adoptó una expresión seria.
– Me alegra que le vea lo gracioso a esto, pero estoy hablando seriamente y me gustaría que actuara de tal manera. – eso me borró la sonrisa por completo, en pocas palabras y en sus propios términos me acababa de llamar idiota. Así que me puse serio.
–Bien, Ian, entonces ve al grano y dime según tú, ¿ cuales son mis intenciones?
–Esperaba que tu me lo dijeras, así que te escucho. – este hombre en serio me hace perder los nervios.
– Entonces cuando te diga cuales son mis intenciones para con Hannah me amenazarás y me dirás que me aleje de ella, sino me partirás la cara o le dirás a tu padre que me despida. ¿ Esos son tus planes, Ian? – Ian soltó una carcajada y se eso me puso de peor humor del que ya estaba.
–Ah, Alexander, esa opinión en verdad dice mucho de ti. – meneo la cabeza y prosiguió – No , para nada es lo que vengo a decirte, sean cuales sean tus intenciones. No se que tipo de hombre seas tú y, en realidad, me importa un carajo, pero yo no soy así, yo no amenazo. Eso sería caer muy bajo. – ignoré sus malditas ofensas otra vez.
– Al grano, Ian. ¿ A qué viniste? – estoy a punto de acertarle un golpe en la cara.
–Bien, ¿ para qué quieres comer con Hannah? – preguntó en tono seco.
–Lo sabes – susurré, no era pregunta sino una afirmación y me sentí estúpido por haberlo dicho.
–Por supuesto, Hannah me lo dijo ésta mañana. – saber eso me hizo rabiar y tenía que desquitarme y hacerle pagar todas  las ofensas que me había estado haciendo desde que llegó.
– ¿ Celoso? – pregunté sugestiva mente y retándolo con la mirada. Él me miró confundido, sonrió y negó con la cabeza.
–¿Celoso? – preguntó esta vez él, volvió a reír – No, Alexander, no estoy celoso. Vamos, que tenemos, ¿ 15 años? Los celos son para las personas inseguras.
– Estas seguro de Hannah es tuya. – espeté
–¿ Mía? En serio, Alex
ander, que no entiendo tu forma de ser o más bien, tu forma de expresarte. En fin, cosa de cada quien. – suspiró y me miró directo a los ojos. – No, no estoy seguro de que Hannah es mía – dijo y yo sonreí cínicamente – Porque Hannah no es un perro y yo no soy su dueño. Soy su pareja.
Me levanté decidido a golpearlo, él no se inmuto en lo mas mínimo, me miró desde su silla con la mirada interrogante. Me contuve de darle una paliza y para calmarme un poco empecé a caminar a lo largo de mi oficina.
–Podrías decirme lo que me viniste a  decir y largarte! Tengo que ir por Hannah.
– No la lastimes.
–¿ Qué? – no atiné a decir otra cosa.
–No se quieres hablar con ella, tal vez quieres hablarle mal de mi, o pedirle una oportunidad o lo que sea. Si vas a pedirle otra oportunidad solo quiero que estés seguro de que es lo que quieres y mas que nada que es lo que quiere ella.
– ¿Me éstas dando paso libre para que la conquiste? – pregunté confuso
–Por supuesto que no – respondió riendo – Voy a luchar por ella pero eso no quiere decir que voy a imponer mis deseos sobre los de ella. Jamás podría hacerle tal cosa. Y en verdad espero que tú hagas lo mismo. Olvidate por una vez de lo que tu quieres y toma en cuenta lo que ella quiere. Solo eso.
– ¿ En serio esto es lo que viniste a decirme?
– Sufrió mucho cuando... Cuando la dejaste, Alexander, y no me gustaría verla así de nuevo solo porque tu no soportaste verla a lado de otro hombre. No es justo para ella.
–¿Me éstas echando en cara eso?
–Veo que no me entiendes en lo absoluto. – me senté de nuevo frente a él, del otro lado del escritorio y él se paró y recargo las manos en este – No me importas en lo más mínimo, en cierto modo me importa lo que le hiciste porque yo la vi, la vi hecha pedazos, la vi recogerlos uno a uno y ponerlos en su lugar, no te mentiré diciendo que la ayudé porque, si la conoces un poco, sabrás que es demasiado terca para aceptar la ayuda de alguien, pero estuve ahí con ella, la vi reconstruirse y no me gustaría verla caer de nuevo. No se lo merece.
– Veo que tu inseguridad te puede, Ian, ¿ temes que aun me ame?
– Maldita sea, Alexander – gritó Ian dándole un golpe al escritorio – Haz tu maldito ego a un lado y piensa en ella. Si llegaste a amarla de verdad, piensa en ella. No la lastimes, por favor. – dijo esto último en un susurró. No se que tenía Ian que cada vez que hablaba me hacia sentir un idiota, tal vez porque todo lo que decía era verdad pero yo era demasiado orgulloso para aceptarlo. Ian tenía razón, tenía que pensar en ti y aunque él no la había mencionado también tenía que pensar en Lucy.
–No tengo nada más que decir. – se dio la vuelta y se fue.

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