Capítulo 9.
(contado por Habnah)Suspire.
Ian me miraba directamente a los ojos y en su mirada veía cansancio y dolor.
A pesar de que teniamos poco, Ian se había ganado mi afecto, más que eso, se había ganado mi cariño.
Me había sacado de la gran depresión en la que me habías dejado. Lo rechace varias y a pesar de eso siempre estuvo para mi. Hace dos semanas, cuando acepté ser su novia, decidí que era momento de avanzar. Y decidí darle una oportunidad, más que a él, a mi. Y no era justo que le hiciera esto y mucho menos que se lo hiciera por ti.
Así que decidí decirle la verdad.
-Escucha, Ian... -cerré los ojos y tomé aire. Esto era más difícil de lo que pensé.
- Es Alexander, ¿cierto?
-¿De qué hablas? -pregunté, aunque ya sabía a lo que se refería.
-Es Alexander por quien estabas deprimida cuando te conocí hace dos meses y medio.
Me tragué el nudo que tenía en la garganta.
-Sí -solté en un suspiro. Esperaba que Ian se enojara por haberle mentido sobre que no conocía a Alex, esperaba que me gritará, incluso esperaba que me dejara ahí sola. Pero lo que hizo me sorprendió aún más.
Se acerco a mi y me abrazó.
Y me di cuenta en ese momento que eso era lo único que necesitaba, que alguien me consolara.
Sentí que me quitaban un peso de encima y lo abrace con fuerza.
Una lágrima rodó por mi mejilla e inmediatamente la limpie.
-Llora, cariño -susurro Ian, dándome un beso en la frente.
-No - dije y se me quebró la voz.
-Tienes derecho a llorar, Hannah
-Pero no quiero hacerlo, no quiero llorar por él.
-Entonces no lo hagas. Llora por ti, limpia tu alma con el llanto.
Sonreí al escuchar eso.
-¿Desde cuando eres tan filósofo?
-Desde que me enamore de Hannah Fitzgerald.
Eso me tomó por sorpresa y me separé de él. Después de lo que había pasado esta noche era lo que menos esperaba.
-Ian, yo no... yo no se... -no sabía que decirle, no podía decirle que lo quería por que no era verdad, no de la forma que él quería. Y no quería mentirle, ya no. Ian sonrió.
-No tienes que decir nada, Hannah.
-Pero...
-Escucha, no te pido que me jures amor eterno. Simplemente te digo lo que siento.
-Sólo dame tiempo, Ian. Sólo necesito tiempo.
Me acerqué a él, enrede mis manos en su cuello y lo besé. Él me apretó mas contra su cuerpo y sonrió mientras me besaba.
Y me sentí tan feliz como no me había sentido en mucho tiempo.