Capítulo Quince

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A la mañana siguiente Hisoka despertó sin ningún tipo de dolor en todo su cuerpo, echó un vistazo a su hombro y solo había una cicatriz. Asombrado registró la habitación y encontró el cuerpo de Zulia acurrucado en el pequeño sofá y se preguntó cómo un cosa tan pequeña podía hacer algo como eso y cómo solo lo usaba como método de curación y no como un arma.


Se acercó a ella y la miró de cerca, había saliva saliendo de su boca y no se veía cómoda, sin embargo, a Hisoka se le hizo adorable... «Adorable, como un conejito que no sabe que el lobo se acerca.»

Habían dos opciones, cargarla y llevarla a la cama o despertarla bruscamente. Hisoka escogió la segunda opción, si la cargara hasta la cama se sentiría como un desalmado.

Hisoka tocó el brazo de Zulia repetidas veces, lo movió hacia todos lados, pero ella seguía pareciendo una muerta... Incluso Hisoka llegó a pensar que estaba muerta, si no fuera pos su respiración superficial ya la habría enterrado.

Hisoka fue al baño, hastiado, decidió dejarla ahí, no era problema de él y tenía la conciencia tranquila. Fue al baño y se lavó la cara, se dispuso encontrar su celular, debía hacer una llamada.

Todavía no olvidaba el acontecimiento de ayer, ese hombre definitivamente estaba trabajando para la persona que él pensaba. Una insignia como esa no era fácil de robar, solo los matones de élite del clan podían obtenerla. Aunque el chico de ayer no le pareció a Hisoka lo bastante fuerte como para tener esa insignia, ni siquiera tuvo que utilizar su Nen en ningún momento para repelerlo.



Con eso en la mente decidió informar a su intento de jefe y el único que podía investigar la situación sin dejar rastros: Ilumi Zoldyck.



Cuando iba a salir de la habitación Zulia se estaba despertando desorientada hasta que recordó todo lo que había pasado ayer, había pensado mucho en los hechos que ocurrieron en la noche y sabía que de alguna manera siempre correría peligro cerca del pelirrojo, no obstante, no supo como explicar que cerca de él también se sentía a salvo, la ambilalencia en sus pensamientos y sentimientos la dejó agotada y solo pudo dormir. Cuando despertó Hisoka ya estaba fuera de la cama y tenía un dispositivo raro en la oreja... Y no tenía camisa.


— ¿Qué hora es?— preguntó Zulia un poco soñolienta y adolorida por la fea posición en la que durmió esa noche. También evitó mirar a la dirección de Hisoka ocultando el atenuado sonrojo que se instaló en su rostro al ver su cuerpo semi desnudo.




— Aún es temprano— le dijo el hombre con indiferencia, no tenía idea del sonrojo de la chica, el alba todavía no había salido, el reloj interno de Hisoka le dijo que era hora de empezar el día y así lo hizo.—, hay tiempo... Recuéstate en la cama.


Y salió de la habitación dejando a Zulia sonrojada, se sonrojó más por dormir en la misma cama que él, aunque no estuviera con él, los pensamientos en su cabeza iban a mil por hora. Durante su labor como su enfermera había estado alterada y por eso muchas cosas no fueron óptimas, el hecho de que Hisoka fuera un hombre con un cuerpo tan... Agradable de ver la hizo ponerse aún más nerviosa, por suerte su mente en ese momento no prestó mucha atención, pero hoy, recordando lo que sucedió y viéndolo nuevamente sin su camisa no pudo evitar sonrojarse.

Cuando Hisoka salió por completo, Zulia puso una mano en su pecho y suspiró, luego tocó su cara y se dirigió a la cama. Primero se cobijó con las sábanas y se cubrió de pies a cabeza, pero luego recordó que Hisoka quizás hizo lo mismo y las quitó de su cuerpo rápidamente. No creía que podría volver a dormirse.






***








A fuera del motel, Hisoka estaba tratando de comunicarse con su jefe, sin embargo, la llamada nunca fue contestada. Hisoka revisó la señal y el número varías veces.

No fue hasta la séptima llamada que respondió.



— ¿Por qué demonios no contestadas?— le preguntó enojado Hisoka a su idiota amigo, se conocían desde hace bastante tiempo, tenían una amistad sólida, hasta fueron a presentar el examen de cazador al mismo tiempo, sólo por esa razón no se habían matado mutuamente antes.


— Perdóname por hacer algo que se llama dormir.— le dijo Ilumi desde el otro lado de la línea, se había acabado de despertar y ya habían tenido como diez llamadas del maldito Hisoka, su vida no podía ser peor, ató su largo cabello negro en un moño desprolijo y se acostó nuevamente pensando en volver a dormirse.— ¿Qué diablos quieres a estas horas? Estás de vacaciones todavía.


Hisoka rodó los ojos, sabía lo perezoso que era su amigo, para él todos los días eran de vacaciones y casi nunca le gustaba trabajar y por eso enviaba a Hisoka, hasta que este se quejó y tuvo que darle días libres. Ilumi estaba agotado, sin Hisoka el trabajo era doble y sus horas de ocio se reducían.




— Están detrás de mí.— le dijo Hisoka y escuchó la suave risa de su amigo por la bocina. La voz de Ilumi era suave como una brisa, lo que hacía que muchas personas maravillaran por ella.


— Me sorprendería si no lo estuvieran— le dijo él divertido por las ocurrencias de su amigo, en este negocio hay una regla: O matas o te matan. Hisoka sabía desde hace mucho que mientras esté trabajando como asesino profesional siempre estaría cargando con una sombra de muerte que un día podría llevárselo con ella al infierno.—, ¿qué hay de malo?



— Creo que es él.— dijo Hisoka sin preámbulos y luego ambos lados de la línea telefónica quedó en silencio, un silencio pesado y tenso, claro que Ilumi sabía a quién se refería Hisoka. Sus ojos se oscurecieron.

— ¿Qué pasó?— preguntó la misma voz suave de antes pero con un tono más serio, más amenazante.



— Ayer, envió a un matón, tenía su insignia. Lo raro fue que el hombre no parecía ser muy bueno, sólo se les da la insignia a lo mejores... Creo que está enviando un mensaje.— Hisoka deliberadamente omitió la parte de Zulia, no podía contarle a Ilumi que andaba con una chica inocente, no si quería mantener la habilidad de Zulia solo para él.


— Ya veo.— contestó Ilumi después de un tiempo, el sueño se había ido por completo de su sistema.— ¿Quieres que me encargue?— le preguntó con voz fría, de hecho esa pregunta era constante en muchas de sus antiguas conversaciones y siempre obtenía la misma repuesta.


— No, deja que haga su próximo movimiento.— después de esto Hisoka colgó y miró la carretera a su frente, si tenía suerte podría robar un auto, ya no se sentía del todo seguro allí y si él no se sentía seguro la chica y su nuevo juguete tampoco estaba seguro... Necesitaba cuidar de su inversión.










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La apariencia de Ilumi me da miedo y ganas de amarlo al mismo tiempo... Ayuda.

Estaré publicando dos capítulos hoy... Para compensar que la semana pasada no hubo.

Muak

-Los quiere Lina 💕

No el chico malo «Hisoka Morow»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora