Capítulo Veintisiete

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El hombre que fue llamado tan espeluznantemente padre sonrió de manera burlona con amargura

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El hombre que fue llamado tan espeluznantemente padre sonrió de manera burlona con amargura.

— Te crié por tantos años y aún así no me saludas correctamente, ya no me visitas a menos que tengas algún asunto pendiente.— dijo el señor mayor con pesar, su edad era muy avanzada, no obstante, seguía teniendo bastante vitalidad en él.— Y pensar que tuve que llamar tu atención de miles de maneras, dime ¿de todo, qué te impulsó a venir?

Hioska solo escuchó las palabras del hombre con un rostro inexpresivo e indiferente, lo odiaba con todo su ser, de no ser por él quizá su vida sería un poco menos desagradable, sin embargo, todo lo que hacía y tenía estaba influenciado por él, todo lo que le pasó fue por él, hasta propia habilidad en pelea y su indiferencia a matar se desarrollo gracias a él, la persona que le quitó todo. De ninguna manera quería responderle, pero quería asegurarse de algo antes de acabar con él, porque sí, estaba decidido a acabar él.

— ¿Tú la mandaste?— preguntó Hisoka con calma, la respuesta que había venido a buscar, se sentía desagradable desconfiar de la única persona a la que quería mostrarle sus debilidades.

El hombre miró a Hisoka con una genuina cara de desconcierto:— ¿De qué hablas ahora niño? Y de paso baja y charlamos cómodamente.— abrió los brazos como si fuera un verdadero padre amoroso que estuvo esperando la llegada de su hijo extraviado.

— A la chica del pueblo desconocido al que fui, ¿tú la enviaste a mí?— Hioska había desarrollado ya hace muchos años una paciencia impresionante, producto de su enseñanza para ser asesino, no obstante, se sintió impaciente, necesitaba tener una respuesta en ese mismo momento o la sensación desagradable dentro de él no se iría.

De repente el anciano comezón a reír estrepitosamente, su risa logró ahuyentar a algunos pajaritos de los árboles.— ¿No me digas que te has enamorado, hijo mío?— el anciano miró a Hisoka con burla.— ¿Ya te estás volviendo así de débil? Jamás pensé esto de ti,— mientras hablaba con burla se recostó de un árbol.— ya te lo he dicho ¿no?; cosas como el amor pueden matarte. No envié a esa zorrita que se aferró a ti, aunque me gustaría conocer cuáles métodos sucios de seducción usó para hacerte venir a mí.

Dijo el hombre todavía con burla en su mirada, la ira de Hisoka creció al escuchar sus palabras, pero más grande fue el alivio. Así que, con una velocidad inhumana Hisoka logró lanzar cinco de sus cartas en el aire para atacar al anciano, sin embargo, este no se quedó atrás ya que igualmente aprovechó para evitar las cartas y lanzar unos cuantos cuchillos a la dirección de su hijo.

— Impresionante.— dijo en el anciano limpiándose sangre de su mejilla.— Casi me arrancas la oreja hijo mío.

Hisoka, que estaba harto de su habladuría inicial hizo algo que su autoproclamado padre jamás imaginaria, como si fuera una bala se lanzó del árbol y fue directamente a atacar al anciano con una patada. El anciano, que lució bastante sorprendido fue empujado hacia atrás debido al golpe mientras sentía un dolor fuerte pero no insoportable.

Al hijo que había enseñado combate de distancia se había dispuesto a darle un golpe directo, una sonrisa creció en su rostro mientras lo vio hacer cosas que nunca haría por matarlo y una retorcida excitación lo llenó.

Se paró del piso mientras limpiaba el polvo que quedó en él y con un cuchillo en la mano se lanzó sobre él, Hioska recibió el golpe su izquierdo gracias a que logró esquivarlo de manera que no le dió de frente, el pelirrojo tomó impulso y le dió una patada que lo hizo ponerse de rodillas y luego aprovechó para darle un codazo en la espalda. Sin embargo, el anciano no se quedó atrás cuando un cuchillo sorpresa llegó desde detrás de Hisoka, pero, este logro agacharse mientras el anciano tomó la oportunidad de atestarle un derechazo en el rostro.

Hioska del golpe se fue hacia atrás y el anciano logro poner distancia entre ellos, Hisoka sacó sus cartas, sabía muy bien que en cuanto a esa técnica su maestro sería más experimentado y por lo tanto mejor pero su determinación no acabó con ese pensamiento, tomó las cartas y las lanzó en diferentes direcciones una a una, el anciano hábilmente las apartó todas con su cuchillo y mientras las apartaba Hisoka de repente estuvo frente a él y le hizo un gran corte en su abdomen, la sangre salió a montones, después de apartarse de él Hisoka de dió cuenta que la herida que tenía en su brazo izquierdo se había agrandado y profundizado debido al ataque del anciano quien aprovechó su cercanía para hacérselo.

— Mira lo que le has hecho a tu querido padre ¿no te da lastima?— lanzó un cuchillo en su dirrección con la velocidad de una bala y este se le clavó en el pie derecho a Hisoka hasta el final, un dolor llegó a él pero se mantuvo firme, se sacó el cuchillo del pie y luego aún con el cuchillo en la mano, corrió rápidamente hacia él.

Luego de esto se armó una guerra de cuchillos, ambos blandian el cuchillo hiriéndose cada uno en diferentes partes del cuerpo, ninguno de los dos estaba dispuesto a perder, quién perdiera moriría en ese momento, el orgullo de uno y la determinación del otro, de repente el anciano tomó la delantera y logró arrodillar a Hisoka al suelo, mientras este resistía con su cuchillo.

— Eres bueno muchacho, pero tienes que reconocer que todavía no estás a mi nivel.— dijo el anciano mientras ejercía más fuerza sobre Hisoka. El pelirrojo solo sonrió y lo miró a los ojos.

— Sí, para estar a tu nivel necesito hacer algo como esto.— quitó su cuchillo logrando que este se le clavara en el hombro mientras le clavaba su cuchillo al anciano en la pantorrilla, luego lo empujó hacia atrás y con una de sus cartas cortó su garganta.

Todo pasó muy rápido para el anciano, tanto que solo pudo saber lo que pasó después de que sintió el corte en su garganta, contra todo pronóstico, comenzó a reír, a reír con alegría. Quizá Hisoka nunca lo vio como un padre, pero el fue el chico que escogió para criarlo como su sucesor, aunque siempre tenía una mirada fría para él y lo odiaba el anciano de verdad le agradaba ese mocoso, su único arrepentimiento antes de morir fue que Hisoka nunca pudo llamarle "padre" con afecto.

Hisoka lo vio reír mientras la vida se escapa por sus ojos, mientras lo veía, algo se movió dentro de él, pero ni siquiera sabía lo que le sucedía, sus ojos de repente comenzaron a lagrimiar mientras iba perdiendo la conciencia, su último pensamiento antes de caer en la oscuridad que lo arropaba fue: "Ojalá estuvieras a mi lado, Zulia."


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2/2

Gracias por leer, no olviden apoyar, y estamos casi dándole culminación a esto, quiero darle las gracias por su paciencia y espera.

-Los quiere Lina 💕

No el chico malo «Hisoka Morow»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora