Capítulo 8

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El doctor me sonríe con amabilidad apenas me siento frente a él y veo que agarra entre sus manos una carpeta.

- Cómo te sientes hoy, Callie? - Me pregunta.

- Igual que ayer. - Le digo mirándolo a los ojos.

- Eso suena muy mal. Sabes lo grave que es que tuviste dos ataques de pánico y seguidos? - Me pregunta y mis ojos se llenan de lágrimas. - No estoy regañandote Callie, tranquila.- Me dice sonriendo.

Mi tío pasa su brazo por mi hombro y me abraza cariñosamente.

- Todavía no voy recetarte algún medicamento. Quiero ver cómo te sientes en ésta semana y que no tengas otro ataque. Te parece? - Me pregunta elevando una ceja y yo niego con la cabeza.

- Está mal sentirme mal? - Le pregunto confundida y mi voz suena rasposa.

- No, claro no. No pido que estés felíz, pero al menos quiero que te sientas tranquila. - Me dice mientras anota algo en una hoja de papel. - Sería bueno que te tomes un respiro de todo y hagas cosas que te distraigan. Haz practicado yoga o haces ejercicio? - Me pregunta curioso.

- No, no hago nada de eso. - Le digo negando con la cabeza.

- Esas son cosas que te ayudarán para estar relajada, créeme. Al menos inténtalo. - Me pide.

- Está bien. - Le digo y respiro profundamente.

Mi tía agarra con cariño mi mano y aunque me sentía un poco molesta con ella, le devolví el apretón.

- Lo que si quiero que hagas y es necesario, es que vayas con algún psicólogo. - Me dice el doctor seriamente y yo suelto un suspiro.

- Lo haré. - Le aseguro y él sonríe.

- Puedo ver si hay alguno disponible ahora mismo o tal vez en la tarde.- Me dice cerrando la carpeta que tiene en sus manos.

- Por favor, sería grandioso si la pueden atender ahora mismo. - Le dice mi tía y éste asiente con la cabeza.

- Regresaré en unos minutos. - Nos avisa y sale de la oficina.

Todos se quedan en silencio y yo me quedo observando el suelo. Desde anoche me he comenzado a sentir aún peor de lo que ya estaba. No he hablado ni con mi tía o Dallas. Estaba molesta o tal vez me sentía decepcionada de ellos. Pensar en el rostro golpeado de Tristan, me rompe el corazón. No he podido hablar con él, ya que no tengo su número de teléfono y en verdad deseaba tenerlo. Quería escuchar que me dijera chica que no sabe leer.

Idiota ese.

Me aguanto las ganas de sonreír por ese recuerdo y sólo trato de pensar en otra cosa que no sea Tristan.

Finamente, un rato después llegó el doctor.

- Tengo buenas noticias. Hay una psicóloga disponible dentro de unos veinte minutos. - Nos dice sonriendo.

- Genial. Podríamos hacer que Callie coma algo y luego la dejamos con la psicóloga. - Le dice mi tía con una sonrisa.

- Si, quiero que te mantegas alimentada, Callie. Eso es importante. - Me dice el doctor severamente y yo asiento con la cabeza.

Me levanto de la silla junto con mis tíos y mis ojos chocan con los de Dallas. Paso de él y salgo de la oficina. Nos dirigimos hacia la cafetería del hospital y todos nos sentamos en una mesa. Mis tíos piden algo por mí y apenas llega la comida, sólo me concentro en comer.

A veces tenía ganas de explotar y decirles lo que pienso a mis tíos, pero me aguanté.

- Está rico? - Me pregunta mi tío mientras señala mi sándwich.

El cielo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora