Siento la mano de Tristan en la mía mientras reparte un par de suaves caricias en el dorso de ésta para intentar calmarme. Luego de aquél episodio en mi habitación del hospital, me cambiaron de enfermera y agradecí por aquello. Dejaron a Tristan quedarse conmigo, ya que se dieron cuenta que él me mantiene tranquila.- No soy su hija. - Le digo a Tristan con mis ojos llenos de lágrimas y él me mira confundido. - Fuí producto de una infidelidad de mi madre. No soy hija de...mi padre? Bueno, tú entiendes. - Le digo con la mirada hacia abajo.
- Oh, demonios. Lo lamento tanto, Callie. - Me dice con tristeza y tapo mi boca para no soltar un sollozo.
- No tengo familia, Tristan. - Le digo dolida.
- No digas eso, sabes que si. Crees que nos importa eso? No. - Me dice con dulzura y acaricia mi mejilla suavemente. - Sigues siendo nuestra Callie. - Sonríe de lado.
- Siento que esa Callie murió. No sé quién soy. - Le digo suavemente.
- Eres la chica que no sabe leer. - Me dice seriamente y yo sonrío levemente. - Eres esa chica que llegó a mi vida y la puso de cabeza de un momento a otro. Tú, Callie, me ayudaste a recuperar a mis amigos, a sonreír, a reír. - Se pone de pié y me mira fijamente.
Paso mi mano por mi mejilla para quitar el rastro de lágrimas que bajaban hasta mi cuello. El rostro de Tristan está frente al mío y no deja de mirar mis ojos ni un momento.
- Eres la chica que ama la fotografía porque sé que te gusta recordar cada momento y plasmarla en una foto. - Me sigue diciendo mientras sus labios dejan un par de besos en mi mejilla.
- Tristan. Yo...es que no entiendes. - Le digo negando con la cabeza.
- Entonces ayúdame a entender. - Me pide.
- Me siento sola. No puedo olvidar de un día al otro que fuí un error. - Le digo desanimada.
- Maldita sea, no eres un error. Esa mujer está loca! Te metió ideas erróneas en la cabeza, Callie. - Me dice molesto y respira profundamente.
Juego con mis manos y Tristan agarra una de ellas para besarla.
- Perdón por hablarte así, es sólo que...me molesta. Tu sigues siendo la misma Callie que todos conocen, no eres otra por lo que sea que te dijo esa mujer, entiendes? - Me dice sonriendo dulcemente.
- Si, lo siento. Es que siento que son muchas cosas. - Le digo llorando. - Debí de ir contigo a buscar las bebidas, pero estaba tan felíz que no pensé que algo malo pudiese ocurrir ahí.- Aprieto su mano.
- Felíz, eh? - Me pregunta con picardía y me sonrojo fuertemente. - Yo también estaba felíz y pienso que fué mi culpa que pasara esto, lo lamento. - Me dice con tristeza.
- No fué tu culpa, Tris. Tranquilo. - Le digo pasando una mano por su rostro y luego su cabello.
- Te duele mucho? - Me pregunta mirando mi abdomen.
- Algo. Se pasará con los días, no? - Le pregunto y él asiente con la cabeza.
- En dos semanas creo que estarás bien. - Me dice sonriendo.
- Dos semanas? No, no puedo faltar a clases! Me voy a atrasar. - Le digo agobiada.
- Deja de preocuparte tanto o juro que te beso ahora mismo. - Me dice severamente y me quedo callada.
Ay.
Y si quiero que me beses?
De acuerdo, no.
O si...
- Estás tan rojita. - Me dice riendo y yo lo miro avergonzada. - Pero en serio si quiero besarte. - Me dice acercando su rostro peligrosamente al mío y me quedo sin respiración.
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El cielo en tu mirada
Ficção AdolescenteLa vida de Callie cambiará drásticamente, cuando su padre la envía con sus tíos a la ciudad de San Diego en California. Con traumas en su cabeza por culpa de su pasado, ella deberá luchar contra sus miedos para recuperar su felicidad.