MINGSOON

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Minghao está sentado en la orilla de la cama, preguntándose cuanto más va a durar aquello. Han estado mirándose a través del espejo desde hace poco más de una hora, todo por qué Soonyoung se ha negado a dirigirle la palabra.

Aunque su voluntad, por no decir su orgullo, sabe que es más fuerte que la del menor se niega a ser quien de el primer paso. Se han molestado por una tontería en lo que a él respecta, sin embargo tal parece que para Kwon ha sido la nota del día. Todo por negarse a dejar que le cortase su cabello.

Aquella mañana cuando llegó a casa de su, recientemente, novio, no pensó que las cosas saldrían así. Ni bien se sentó en la cama, Soonyoung salió del baño con unas tijeras enormes y una sonrisa macabra en el rostro. Minghao adivinó sus intenciones y brincó lejos de la cama donde Soon esperaba acorralarlo.
Mentiría si dijera que no tenía buena mano en cuanto a estilizar el cabello se trataba pero tenía verdadero pánico a cualquier cosa afilada que manejara Soonyoung, y no quería arriesgar su cabello, orejas e incluso ojos a pasar debajo de tal instrumento.

Prometo dejarte tan guapo como siempre.

Canturreaba al intentar alcanzarlo, en vano porque era más rápido y tenía más movilidad fuera de la cama, dónde Soonyoung se hundía constantemente a causa de las seis capas de mantas que se empeñaba en usar incluso en verano. Minghao llegó a la puerta de la habitación dispuesto a huir de esa casa y no volver hasta asegurarse que la madre de su loco novio se deshiciera de las dichosas tijeras.

Sin embargo, Soonyoung tenía un truco bajo la manga que obligó al mayor a quedarse. Con fingida aflicción bajó de la cama y se sentó en su escritorio, hundió la cabeza entre sus brazos y comenzó a llorar. Minghao tuvo que morderse el labio con fuerza para no decir todo lo que estaba pensando, si bien no se acercó para comprobar que estuviera llorando, si se quedó lo suficientemente cerca como para escucharlo, y sabía que estaba fingiendo.

Cuando se le pasó el drama y acabó el teatro, se dedicó a mirarlo en silencio por el reflejo, aún tenía un puchero, y es que Soonyoung conseguía aquello que se le negaba a base de berrinches y rabietas, pero también con gestos tiernos y a esos, Minghao no podía resistirse.

Es que siempre dejas que sea Jeonghannie el que juegue con tu cabello, y no yo.

Jeonghannie solo me peina, tú quieres mutilarne.

Kwon puso los ojos en blanco con fastidio. Había sido solo una vez y por mero accidente, ni siquiera planeaba cortarle nada ¿Que no podía confundir el hilo del suéter con su cabello? A cualquiera le pasaba.

Yo soy tu novio, el dueño de tus mesadas y tú corazón, y aún así... ¿Permites que sea otro el que te manoseé?

Como Joshua te escuche hablar así de su novio te castra, y no dejo que nadie, ni siquiera tú, me manoseé ¿qué aprendes en la escuela estos días? Dios.

Lo mismo que tú, idiota.

Oye te estás pasando.

Soonyoung no dijo más y así pasaron otros treinta minutos hasta que se puso de pie y salió de la habitación. Minghao casi cantaba victoria cuando regresó con el cabello húmedo, sin camiseta y una toalla al cuello, pasando de largo sin dirigirle la mirada. Entonces se sentó de nuevo frente al espejo y tomó las tijeras. Por un momento, Minghao lo retó con la mirada, creyéndolo incapaz de hacer lo que creía, pero para su sorpresa, Soonyoung tomó un mechón al azar y lo cortó y luego otro y otro más, y Minghao quería gritarle a su madre para que lo detuviera pero estaba demasiado consternado como para hacer algo hasta que acabó. Negros mechones quedaron tirados en el piso y unos cuantos se pegaban en el cuello y torso a causa de la humedad. Minghao miraba boquiabierto al muchacho que ahora había sacado de un cajón un secadora y trataba de peinar el desastre que ahora era su cabeza.

✧BETWEEN THE LIPS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora