JEONGIN

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Jeongin se encontraba limpiando con fervor la estufa en la cocina del departamento que compartía con sus siete compañeros.

De vez en cuando tarareaba alguna canción que se reproducía en sus audífonos, o bien, se detenía para hacer algún baile que recordaba o (como era el caso) dejaba todo de lado un momento para bufar y cuestionarse cómo es que sus hyungs armaban tremendo desastre con una simple masa para panqueques. Suspiró largo y tendido contemplando la mancha de aceite quemado que tercamente se negaba en salir. Le dolían ya los brazos y la espalda baja por estar tanto tiempo inclinado en una posición incómoda, pero al ser fin de semana era el único que no tenía otras actividades y alguien debía encargarse de la limpieza de la casa.

—Hola bebé. — saludó Bangchan a sus espaldas y revolviéndole el cabello.

—Buenos días hyung— contestó sonriente— ¿Dormiste bien?

—En realidad no he dormido nada, aún no termino mi proyecto y es para el lunes.

—Lo lamento.

—Está bien ¿Cereales? — le extendió una de las múltiples cajas de cereal que tenían mientras con una mano buscaba un tazón.

—Gracias, ya desayuné.

—Bien, nos vemos más tarde. — se despidió el mayor camino a su habitación

Y así se quedó sólo de nuevo. Era extraño que alguno de los mayores saliese de sus habitaciones para otra cosa que no fuese alimentarse y Jeongin disfrutaba de la silenciosa tranquilidad que reinaba en el lugar, eso si no estaban de vacaciones o no tenían tareas. Todos se esforzaban mucho con sus diferentes ocupaciones, y él estaba feliz por ayudarles un poco con lo que pudiera. El sonido de la lavadora indicando el final del ciclo lo sacó de su ensoñación, roció un poco más de desengrasante en la estufa y se dirigió al cuarto de lavado.

Una vez terminados los quehaceres del hogar, pudo relajarse en el sofá y ver una película comiendo un mini buffet de lo poco que encontró en el refrigerador, no tenía ganas de cocinar y si los demás tampoco estaban dispuestos a salir pues él no tenía más de qué preocuparse. Hasta que vio pasar muy sospechosamente a Changbin directo a la cocina. El menor lo vio con ojos curiosos moverse de un lado a otro, sin embargo, al oír los cereales cayendo en el tazón se relajó, mientras no tocaran la estufa el resto del fin de semana todo estaría bien. Changbin se instaló en el sofá a su lado y tomó el control remoto, importándole poco que estuviese viendo algo y cambió de canal. A Jeongin no le importó y prefirió distraerse con lo que sea que pusiera si eligiera un canal y dejara de dar saltos aleatorios.

Uno a uno, fueron desfilando en diferentes momentos hacia la cocina, buscando reabastecer sus estómagos, todos menos uno. Hyunjin, que era probablemente el más extraño y huraño de todos sus hyungs, con el menor no fue nunca descortés tampoco le prestaba más atención de la estrictamente necesaria, lo que calaba en el corazón de Jeongin, quien una vez más se recordó que no debía meterse en los asuntos del mayor, cosa que no ayudaba pues siempre terminaba por preguntar cómo le fue en la escuela, qué tal iban sus proyectos o si ya había decidido dónde hacer su pasantía y Hyunjin lo miraba con los labios en línea recta, una ceja alzada y un mohín que no sabía a otra cosa que indiferencia.

Mientras seguía con sus pensamientos sobre Hyunjin, Jisung salió de la habitación que compartía con el mayor, con cara de pocos amigos y arrastrando los pies. Se dejó caer casi por completo sobre Jeongin, sacándole el aire con el golpe y provocando que Chang riera hasta el punto de casi ahogarse, el menor le acarició el cabello con cariño.

—Hyunjin es malo—murmuró Jisung mirando a, los otros con un puchero en los labios.

—Y tú eres feo, dinos algo que no sepamos. — comentó Chang, restándole importancia y cambiando de canal, otra vez.

✧BETWEEN THE LIPS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora