WOOSAN

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El día pintaba para quedarse en casa a disfrutar de la televisión, bebidas calientes y bocadillos calóricos. La temperatura descendía constantemente y lo que en la mañana fue una leve brizna se había convertido en fuerte aguacero. Tardaría mucho en quitarse y lo más probable era que empeorara, sin embargo, Wooyoung miraba emocionado por la ventana el repicar de las gotas contra el cristal, el único sonido que se escuchaba era el de la lluvia, pocos autos pasaban y en una ciudad tan concurrida un poco de silencio era difícil de conseguir. Por eso eran sus días favoritos.

¡Sanie!

¡Ya sé, lo estoy buscando!

¡Date prisa!

¡No me grites!

¡No lo hago!

Del fondo del armario, San salió cargando lo que parecía una casa de campaña, que no era otra cosa más que las chamarras esponjosas que la madre de Wooyoung les regaló. San las botó en el piso y regresó por la sombrilla. Una vez que tuvo todo se dispuso a vestir al menor, estaba tan embobado con la lluvia que se limitaba a pasar los brazos y agachar la cabeza para que San pudiese ponerle el suéter y la bufanda, lo abrigó hasta asegurarse que no hubiera más piel expuesta de la necesaria y luego se vistió él, cuando terminaron, Wooyoung tomó la mano de San y salió corriendo de la pequeña casa en la que se hospedaban.

La lluvia los golpeó en el rostro de lleno mientras San luchaba contra la sombrilla que no se abría, Wooyoung quiso tirar la bufanda lejos para disfrutar mejor de las gotas heladas, San le dio una palmada en las manos antes de intentarlo y por fin pudieron cubrirse. San pasó un brazo sobre los hombros del otro y empezaron la caminata. Era un vecindario tranquilo y poco concurrido, pintoresco y hogareño a pesar de las pocas viviendas y aunque en un principio a San le pareció poco atractivo para unas vacaciones, tenía cierto encanto que otros destinos turísticos no. Fue quizá la hospitalidad de las personas o el estar rodeado de montañas, árboles y naturaleza en general lo que lo volvía diferente.

Anduvieron a paso lento mientras la lluvia arreciaba, Wooyoung estaba feliz de disfrutar el aire limpio y fresco de la campiña, con San procurando que no se mojara, o que dejara de saltar en cada charco con el que se topaban porque estaba empapándose hasta los pantalones y por más que las botas de lluvia lo cubrieran empezaba a sentirlas más como una pecera.

¿Por qué te gusta tanto la lluvia?

Preguntó San de repente. Wooyoung se lo pensó un poco, quitándose uno de las guantes y dejando la mano extendida fuera de la sombrilla, con la lluvia formando un charco dentro de su palma.

¿Es que no lo recuerdas?

San lo miró atónito sin entender a qué se refería, teniendo tantísimos recuerdos de Woo bajo la lluvia resultaba imposible identificar alguno en especial, para él todos eran especiales, aún si no le gustaba la idea de pescar un resfriado cada dos por tres.

Nos conocimos un día de lluvia.

¿Me estás tomando el pelo? No fue así, fue en la secundaria, y no llovía.

Wooyoung rio cuando le salpicó lo que se había acumulado en su mano a la cara, San se secó con la bufanda que tampoco ayudaba mucho pues terminó igual de mojada.

Éramos niños, y fue en un parque.

Al ver que poco le decía eso a San, Wooyoung continuó en silencio, mirando a los alrededores en busca de algo que pudiesen usar como asiento. Metros más adelante encontraron una banca empapada pero útil, en otros tiempos pretendió ser una parada de autobús de la cual no quedaba más que una estructura vieja de madera a punto de pasar a mejor vida.

✧BETWEEN THE LIPS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora