Se lavó los dientes, usó el váter, jaló la cadena, se deshizo de su pijama y se metió en la ducha sin siquiera abrir los ojos. Estaba demasiado asustado de su propio aspecto como para mirarse en el espejo cuando recordó que su misma vanidad lo hizo colgar un espejo de cuerpo completo dentro de la ducha.
Se llenó el cabello con espuma esperando que al menos eso cubriera sus enormes ojeras. Ese había sido el peor fin de semana que vivió y se juró que no pasaría de nuevo. Vagos recuerdos quedaban de la noche anterior, pero de lo que sí estaba seguro era de que mataría a Mingyu apenas lo viera. Conforme la espuma se deslizaba por su cuerpo y el agua fría aflojaba los tensos músculos, los momentos de la noche anterior llegaron en un torbellino para juntarse en su cabeza mandándolo directo al piso. Como pudo tomó su toalla y la amarró a su cintura saliendo del baño en busca de su teléfono.
Tenía dos llamadas perdidas de su madre y como ochenta mensajes del bendito Mingyu. El último de ellos bien podía haber sido el epitafio en su lápida porque después de aquello su vida estaba acabada, arruinada.
Cuando Mingyu dijo que tomarían un par de copas en un lugar tranquilo, esperaba cenar en un restaurante con vino y carne, no ser arrastrado a un club de mala muerte y terminar bailando música que ni siquiera le gustaba. La diversión sólo empezó cuando ya casi no podía distinguir la silueta de las personas y le terminó importando poco con quien o quienes bailaba. Uno a uno, los tragos pasaron por sus labios a su garganta, algunos incluso ni siquiera provenían de su vaso.
Minghao pasaba de persona en persona sin darse cuenta, bailaba, bebía y reía como si no hubiera un mañana, no obstante, la mayor parte de la noche era confusa y borrosa y se entremezclaban momentos con otros. Se dejó caer en la cama con la cabeza dándole vueltas y mejor cerró los ojos. Mala idea. Un recuerdo bastante más claro y preciso que los otros se dibujó en sus párpados causándole nauseas.
Recordaba haber llegado a la barra tambaleándose y cuando estaba por subirse a uno de los banquillos en realidad estaba sentándose en las piernas de otro sujeto.
¿Me invitas un trago?
Para su desgracia Minghao tendía a la coquetería cuando se emborrachaba, y tal como estaba rayaba en lo desvergonzado. El chico fue amable y no aventó lejos al pobre borracho, sin embargo, mantuvo su distancia, lo que supuso casi un reto para Minghao. Alentado por la timidez del otro, se colgó de su cuello y se acomodó mejor en sus piernas.
Eres lindo, deberías casarte conmigo.
¿No venías con alguien?
¿Me estabas observando?
No, yo... solo te vi entrar, no quise decir...
Qué tierno. Baila conmigo.
Después de eso, no sabía si habían bailado o no. El único que podía saber era Mingyu y estaba bastante enojado con él como para hablarle así que se vistió, tomó sus llaves y el teléfono y salió. Regresó cinco minutos después por su mochila. Cuando llegó al piso donde trabajaba buscó a Mingyu, y agradeció el castigo divino porque se veía peor que él.
¡Tú, poste de luz idiota!
¿Quisieras callarte? Se me caerá cabeza.
Pues bien merecido te lo tienes, me tendiste una trampa.
Y caíste redondito, Xú. Por cierto, lindo prometido el que te conseguiste.
¿De qué hablas, lo conoces?
Ah, no lo niegas. Sí un poco, ha venido a un par de juntas.
¡¿Cómo?! ¿Trabaja aquí?
Oh no, no, no, no lo hace. Su padre sí. Mira, ahí vienen.
¡Mingyu!
Bajando del elevador y como una escena de las novelas que tanto le gustaban, se encontró al presidente Wen, seguido de su séquito de asistentes y acompañado por su hijo, Wen Junhui. Con su gabardina gris y un suéter de cuello alto no era nada comparado a cómo lo recordaba, tan seguro de sí mismo y evitando hacer contacto visual. Esperaba que pasaran de largo como normalmente hacían cuando en un giro inesperado, el señor Wen se detuvo frente a ellos, sonrió e intercambió palabras con Mingyu mientras Minghao intentaba pasar desapercibido, Jun no lo había visto, o eso creía, estaba muy ocupado tecleando en su celular sin prestar atención a nada más.
Claro señor, Minghao y yo estaríamos encantados de asistir.
¿Qué?
El joven Jun cumple años el próximo fin de semana y hemos sido amablemente invitados, para que se familiarice con los empleados.
¿Qué?
Señor, perdone la molestia, pero he perdido mi teléfono el fin de semana, si gusta Minghao le dará el número a su hijo para mantenernos en contacto.
Buena idea Min. Jun, comparte tus datos, yo me retiro mientras tanto jóvenes, tengan un buen día.
Igual para usted, presidente Wen.
El silencio incómodo se hizo presente y Mingyu desapareció con la excusa de necesitar unos documentos dejando a Jun y Minghao sin saber qué decir. Por más que quisiera excusarse diciendo que no recordaba nada, él si lo haría y la vergüenza fluía en olas salvajes por todo su cuerpo.
¿Me prestas tu teléfono?
Claro. Toma.
Marcó rápidamente su propio número y realizó una llamada para registrarlo, Jun no alzó ni la mirada así que no tenía idea de qué es lo que pensaba, le devolvió el teléfono y una vez en sus manos salió disparada en la misma dirección que su padre. Minghao no pudo ni despedirse apropiadamente, aunque tampoco es que hubiese mucho qué decir. No solo pasó la vergüenza de su vida con un desconocido, sino que el desconocido no lo era tanto y ni más ni menos, la persona que se convertiría en su jefe si duraba lo suficiente como para llegar a eso, y considerando que no lo despidiera. Tenía que disculparse a como diera lugar y ahora que tenía su contacto podía mándarle un mensaje, algo inofensivo para que considerara que no era un chico fácil y que de verdad le importaba su trabajo.
Hola. Soy Minghao, del club, lamento haberte propuesto matrimonio. Soy un buen empleado, linda tarde.
Envió el mensaje y se dio la vuelta dispuesto a despejar su mente con el trabajo cuando se encontró con Mingyu.
¿Qué clase de disculpa es esa?
¡Te he dicho que no espíes!
¿Al menos aceptó?
Mingyu, cállate.
Así siguieron peleando el resto del día mientras, de lejos y en secreto, Jun observaba con las mejillas coloradas al chico con extraño corte de cabello y que le propuso matrimonio para después vomitarle encima.
Consejo del día: no se dejen emborrachar, ni se enculen estado borrachos v:
Ayer lo olvidé por completo D: sorry...
Hasta el próximo domingo.
Love, K.
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✧BETWEEN THE LIPS✧
Fanfic~Deja de tentar mi inocencia con palabras dulces y obvias~ Historias cortas. Sin sentido en su mayoría. ☞Monsta X ☞Ateez ☞Seventeen ☞Got7 ☞Stray Kids