SEOKJOONGKYUN

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Hongjoong miró por tercera vez tras las cortinas, apenas alzándolas lo suficiente para echar un ojo, literal. Un ojo es todo lo que se podía ver de su humanidad y es que Changkyun, su primo, era tan paranoico que incluso apagó las luces para que nada se viera del otro lado.

Te arruinarás el esmalte.

Shh.

El menor hizo una seña y mandó a callar a su primo. Hong no lograba ver nada más detrás del carro del vecino de enfrente y esperaba que cambiará de posición porque había venido por y para eso exclusivamente. Y bueno, que Changkyun le pintara las uñas porque su madre le tenía prohibido tocar los barnices cuando vio su sofá manchado.

Había llegado casi corriendo a la casa de sus tíos cuando el mayor le llamó diciéndole que el chico de quién estuvieron burlándose el año anterior estaba bastante cambiado y que casi podía ser un Pokémon. No le creyó al principio, solían gastarse bromas pesadas y muchas veces Hongjoong cayó redondito, pasando tales vergüenzas que le hacían encerrarse y no salir de su habitación por dos días, pero entonces Changkyun chilló emocionado y colgó el teléfono.

Tuvieron que esperar un par de horas hasta que el condenado vecino hizo su primer aparición. Demasiado breve como para obtener algo, sacaron el estuche de pinturas de Changkyun que consistía mayormente en pinturas negras, azul y morado metálico, y un verde neón. Pidieron pizza y su tía, la señora Im, les llevó su mejor reserva de refrescos y les dejó solos.

Mientras Chang pintaba las uñas de Hong de azul celeste  escucharon el ruido de piezas metálicas cayendo contra el asfalto. Rápidamente se olvidaron de las uñas y corrieron a la ventana. En la acera de enfrente estaban los vecinos reunidos alrededor del auto que al parecer tenía una falla mecánica, tal parecía que alguien se cayó con la herramienta encima y luego un grito. El grito del hijo menor de los vecinos y que ambos primos recordaban por sus berrinches a altas horas de la madrugada, pero al parecer aquello fue lo que necesitaban para ver lo que querían. Al vecino y su misteriosa transformación de patito feo a cisne. Seokmin era el hijo mayor de los Lee, de quién Changkyun y Hongjoong se burlaban por su delgado rostro y torpe andar.

Como si estuviesen viendo una de esas películas con chicas y chicos en traje de baño que corrían en cámara lenta, mientras hacen un acercamiento a sus músculos marcados y piel perfecta y bronceada, Seokmin entro en escena. Estaba sudado y había manchas de grasa en sus manos, la camiseta blanca casi transparente por el sudor se adhería a su torso, marcando los pectorales, el six-pack (Changkyun juraba haber contado ocho), incluso los jeans viejos de mezclilla caían sobre sus caderas como si también se estuvieran derritiendo por lo que había dentro. Definitivamente del Seokmin flacucho y torpe no quedaba ni rastro. Tomó en sus brazos al pequeño Minhyuk y lo llevó dentro, todos desaparecieron detrás de ellos y con eso, el espectáculo se dio por terminado.

Casi suspiraban en derrota cuando la madre de Changkyun tocó a su puerta, tomando las almohadillas de algodón que estaban usando para despintar el esmalte y salió. Hongjoong miró a su primo con expectativa, una mirada cargada de malos pensamientos. Pensamientos que también se estaban formando en la cabeza del mayor. Con prisa, se pusieron sus sandalias y bajaron las escaleras cual caballos a tropel.

¿Irás con los Lee, mamá?

Si, Minhyuk se lastimó y me pidieron ayuda.

Oh, suerte que es enfermera, tía.

La mencionada giró el cuerpo para encarar a su hijo y sobrino, sus ojos tenían el filo de una espada y los miraba calculadora. Hongjoong sonrió con toda la inocencia que pudo y a Changkyun no le quedó más que poner cara de cachorro porque su madre ya se olía sus intenciones.

¿Podemos acompañarte?

¿Ustedes?

¿Quién más? Queremos ver cómo se encuentra el pobrecito de Minnie.

Hong codeó a su primo porque aquello ya era pasarse de la raya y su tía jamás se los creería. Habían dejado claro cuánto detestaban al menor de los Lee y sus constantes arranques de superioridad, incluso siendo no más que un infante.

Vale. Pero se están calladitos.

Ambos asintieron sin hacer ningún sonido y salieron de la casa. La señora Im tocó la puerta y fueron recibidos por la gloriosa vista de Lee Seokmin. Se había lavado las manos y la cara pero seguía sudoroso y casi se les hacen gelatina las piernas cuando los invitó a pasar con una enorme sonrisa perlada. La sala estaba ocupada por los seis integrantes de la familia, los señores Lee, Seokmin, el mayor, Jooheon y Chan, los mellizos y por último, el llorón de Minhyuk. El niño se retorcía en un sillón chillando y pataleando por una herida que no era más que un simple raspón.

Changkyun y Hongjoong compartieron una mirada de fastidio ante la escena. ¿En verdad arruinaron sus uñas solo por eso? Por poco aprovechaban que nadie les estaba prestando atención para salir silenciosamente cuando una presencia inesperada los interceptó.

¿Quieren beber algo? Hace mucho calor.

Seokmin los guió a la cocina, aunque más que guiar, ambos chicos lo siguieron babeando. De verdad que no se creían como es que en un año el muchacho logró crecer al menos quince centímetros en el último, aumentar su masa muscular y dejar de caminar como un pingüino y moverse cuál felino al acecho. Hábil y diestro, logró servir dos vasos de agua mineral con una sola mano y se los extendió.

Aprovecharon los pequeños sorbos que le daba a su propio vaso para echarle un vistazo. No estaba nada mal, no es que de la nada hubiese aumentado veinte kilos en puro músculo, pero ahora estaban tonificados y marcados, su cabello pasó de estar a lo militar para ser una mata castaña rebelde que quedaba perfecto con lo perlado en su frente. Changkyun, quien pocas veces había reparado en la vestimenta de su vecino aceptó que si decidía usar camisetas viejas y jeans viejos, no tendría nada que objetar. Hongjoong, por otro lado, no perdió ningún segundo y bombardeó a un confundido Seokmin con preguntas, desde qué había hecho el último año, qué estudiaría ahora que entró a la universidad, incluso qué estaba reparando del auto que tenían en el patio, como si siquiera supiera algo de mecánica. Hasta le preguntó si no quería quitarse la camiseta sucia.

Fue ahí donde tuvo que intervenir. Changkyun le puso una mano sobre la boca y murmuró una disculpa y salió corriendo de la casa de los Lee hasta la suya, con Hongjoong siendo llevado de una oreja y lloriqueando por qué según él, no era justo que Chang tuviese más oportunidades de verle y ni siquiera le había pedido su número telefónico.

Lo que quedó claro es que Seokmin cumplió su meta de lograr hacer caer a ese par de niños raros e hiperactivos, y que con ello se aseguró de que jamás volverían a molestarlo. Mientras Changkyun arreglaba el esmalte corrido de las uñas de su primo, Hongjoong ya imaginaba mil y un escenarios dónde Seokmin le pidiera ser su novio.

Changkyun al menos era más coherente aunque no se pudiera decir tanto de sus métodos. En su cabeza, ya planeaba entrar por la noche a la casa de los vecinos y robar el celular, la computadora o cualquier dispositivo (u objeto, si es que tenía un diario, ya lo averiguaría) del que pudiese obtener información. En fin, ese par no tenía remedio. 











Dónde Changkyun y Hongjoong son primos a los que les gustan los esmaltes llamativos <3

Felices vacaciones, ahora que ya tengo un descanso de la escuela planeo darme un tiempo y hacer un especial navideño, qué les parece?

Ojalá les guste, son pocos caps los que quedan (de este año espero) no olviden darle amor, y si pueden pasan por mis otras dos historias, pls.

Hasta el próximo domingo ✨

Love, K.

✧BETWEEN THE LIPS✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora