Capítulo 13. Primera cita.

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Lleva la yegua cerca de su caballo, la ata en el árbol y me ofrece ayuda para subir a su caballo. 

- ¡Ven! Iremos sobre Toro - dice. 
- ¿Toro? - no me acerco. 
- ¡Toro! Saluda amigo. No hace nada. 
- ¡Me da miedo! - el caballo toca mi hombro y baja su cabeza para que lo acaricie. 
- ¡Lo ves! Le agradas. 
- ¿Por qué se llama así? - me acerco. 
- Observa su frente, aquí - tiene una mancha que asemeja unos cuernos. 
- ¡Es muy bonito!. - lo acaricio. 
- Es fuerte y temperamental, un toro. 
- ¿Como su dueño? - digo bajito y sonríe. 
- Lo tengo desde que era potrillo, tu padre me lo vendió, porque le dijeron que no servía para las carreras, patas cortas.
- ¿Patas cortas? ¡Es enorme! 
- Se equivocaron con él, pero ya era mío. 
- Es muy bonito, pero da un poco de miedo. 
- Es noble. Le ganamos al Niño, el caballo de tu abuelo. Nadie lo podía creer, ni yo.  
- ¿Carreras? ¿Te gustan? 
- ¡Mucho! Pero no le haría eso, ni a mí, me gusta montarlo. 
- ¿No lo podrías montar si es de carreras? 
- ¡No! Soy grande. 
- ¡Mucho! - sonríe. 
- No es de muchas migas con la gente. 
- ¿Migas? 
- ¡Mmm! No se como decirlo, amistoso pues. No le gusta mucho la gente, ni los niños. 
- ¡Como a su dueño!  - lo veo y sonríe. 
- ¡Ve! También por eso se llama Toro - el animal juega con su pata izquierda. 
- ¡Como un toro! Es tierno que haga eso. 
- Cuando se cansa bufa, creo que si se cree un toro - dice acariciando al animal - ¡Es un caballo loco!. 
- ¡Mmmm! - no digo más, solo sonrió.
- Yo siempre le he hablado de tí. - sonrió y el caballo me empuja para que me acerque a él, me empuja con su cabeza. 
- ¿Lo ves? Bien amigo. 
- ¿Lo entrenas para esto? 
- Siempre me empuja a mí, pero que lo haga contigo es nuevo. 
- ¡Me da miedo! 
- No pasa nada, te vamos a cuidar bien. - se acerca y me da un largo beso. 

Subimos al caballo y cabalgamos rumbo a un paraje hermoso, puedo ver un pequeño río y la vista es increíble, desde aquí creo que puedo distinguir la cabaña de Christian

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Subimos al caballo y cabalgamos rumbo a un paraje hermoso, puedo ver un pequeño río y la vista es increíble, desde aquí creo que puedo distinguir la cabaña de Christian. 

- ¿Esa es la cabaña? - solo afirma moviendo la cabeza. - Es una vista muy bonita. 
- Por eso te traje aquí. Son mis tierras, nuestras tierras Anastasia, inician allá y se acaban aquí, por allá hay unos pozos de agua muy clarita y más allá... - lo beso. 
- ¡Christian! Yo solo te quiero a ti y quiero que confíes en mí. 
- ¡Ana! Ponte un minuto en mi lugar. Lo tienes todo, puedes ir a cualquier lugar, con quien tú quieras, puedes hacer cosas que ni siquiera me imaginó y esto es lo que tengo yo. 
- Te quiero a ti - junto su frente con la mía. - ¡Christian! 
- Es todo lo que soy, solo un pedazo de tierra, sueños, trabajo y no se como decir lo que te quiero decirte pero... - lo beso otra vez, todavía estamos sobre Toro y lo beso de una forma dulce. 
- ¡Confía en mí terco! Debemos construir esto y debes estar seguro de que te amo. 
- ¡Lo siento!. No me importaría, lo juro y lo sabía, pero quería que me lo dijeras. 
- ¿Por?  
- Pos, que tú me esperarás significa que me quieres. 
- ¿Entonces tú no me quieres a mí? ¿Tú no esperaste cierto? 
- ¡Ana!. 
- ¿Es diferente? ¿Tú eres hombre?.
- ¡Te amo Ana! - bajamos del caballo. 
- A mi no me importa Christian, bueno obvio que me molesta imaginarte con alguien más, en estos años eso me atormentaba más de lo que te puedas imaginar. - jalo aire, tengo ganas de llorar. - ¡Que te enamoraras! Que te olvidarás de mí, venir aquí y no ser nada para ti, pero quiero construir en el presente Christian. No quiero sentir que es un todo o nada contigo, quiero ir paso a paso y no me refiero solo al sexo, han pasado años, y debemos hablar, tenemos muchas cosas de que hablar, cosas que conocer el uno del otro y eso va ser muy dificil si no te relajas y realmente confias en mí, en el nosotros. 
- ¡Confío en tí!. 
- No me lo digas, demuéstralo. Sabes que se nos vienen tiempos complicados y debemos hablar. ¡Siempre! Me dices que tienes miedo a que me vaya, ¿y tú? Eres tú él que quería irse de la hacienda, tú no hiciste nada para acercarte a mí en estos días.
- Lo hice, fui a tu balcón. 
- ¡Después que hablaste con Kate! 
- ¡Ana! 
- ¡Yo también tengo miedo Christian! Pero yo te amo y no necesito que nadie me venga a decir o convencer de lo que yo veo en ti. ¡Tú me amas! Lo dices y yo te creo. ¿Entiendes el punto?
- Sí, creo que sí.
- ¿Crees? 
- ¡Anastasia! - me mira como si solo fuera un niño avergonzado, pienso que va a besarme pero se detiene. - ¡Ir despacio! - creo que se detiene por todo lo que hemos hablado.
- No significa que no puedas besarme - digo  y soy yo la que se lanza a sus brazos, le acarició el cabello y lo beso buscando meter mi lengua en su boca. - ¡Te amo! -  Lo beso y soy demandante, el muy tonto solo pone sus manos tensas sobre mi cintura, sonrió. ¡Entendió! Sonrió en su boca. 
- ¿Quieres volverme loco cierto? 
- Justo de eso se trata, es la idea. - acarició su nariz con la mía y besos sus ojos. 
- ¡Ana!
- ¡Me pienso volver loca conmigo Christian! Yo quiero todo de ti. - lo besó de nuevo y meto mi lengua, lo beso a mi ritmo y jadea. 
- ¡Me confundes! ¿Sí o no? 
- No hablo solo de sexo tonto. También lo deseó Christian - me sonrojo y suspiro - pero quiero saber todo de ti, que te gusta, qué no, conocernos. 
- ¡Pos eso es fácil! 
- Te amo a ti, me gustas tú y siempre has sido mi mundo Ana. Este tiempo fantaseaba contigo, me imaginaba que te contaba cosas y cómo era tu reacción, que me contestabas, cuando puede comprar éstas tierras, cuando las desmonte, te imaginaba aquí conmigo y me quitabas las dudas, eso me impulsó Ana.
- De eso hablo lobito - se me quiebra la voz - no quiero imaginar Christian, quiero vivir. 
- ¡Todo! 
- ¡Todo! Sin correr. 
- ¡Sin correr! - levanta la mano en señal de promesa. 
- Debemos irnos - digo. 
- ¡Ohh! ¿No que sin correr? - me ve con una sonrisa y ruedo los ojos. - Sí entiendo pues, pero debes tenerme paciencia Anastasia. 
- ¡No abuses! 
- No, pero lo bruto no es gripa, lo necio y atrabancado tampoco. 
- ¡Tonto! ¿Me amenaza? - digo con una gran sonrisa y acarició su rostro con la punta de mi nariz, recorro su barbilla y muerdo despacito su mentón, beso su mejilla, hasta que por fin llegó a su boca y lo beso, lento. 
- ¡Así no se vale! 
- ¿Solicitud de paciencia?. 
- ¡Mmm! - sonreímos y lo besó de nuevo, me aprieta de la cintura, me acerca a él y toca mi cadera, me junta allí. 
- ¡Christian! - se separa, lo veo cerrar los puños y se aleja de mí. Agita los puños a la altura de su cabeza y yo rió a carcajadas. 
- Qué ansiedad. ¡Lento! Iremos lento. - dice.
- ¡Tenme paciencia! - digo tratando de imitar su tono de voz. - ¿Sí? - me acercó y lo besó despacio, besó la comisura de su boca y dejó otro beso en su mejilla. 
- ¡Ana! 
- ¡Vámonos grandulón!. - digo suavemente. 
- ¡Uyyy! - suspira soltando el aire de forma exagerada. 
- ¡Uyyy! ¿Por qué? 
- ¡Vámonos pues! 

Regresó a la casa del abuelo, Kate continúa platicando con él y la tarde pasa tranquila. 

Me pregunto si Christian irá esta noche a mi habitación. Nos despedimos sin decir mucho, recibió una llamada. 

- ¡Demonios! - no tengo su teléfono y debí darle el mío. - ¡Kate! - tiene el número de Eliot, él me puede dar el de Christian. 

Voy a buscarla y mi teléfono vibra, tengo un mensaje. 

C: ¿Señorita Steele?. 
- El número es local.

A: ¿Disculpe? Número no registrado. 
- Contestó, estoy segura que es él. 

C: No quiero molestar, le pido una disculpa, pero soy un admirador.

A: ¡Lo siento! Pero tengo novio, bueno un casi novio ¿Creo? 
- sonrió como tonta. 

C: ¿Casi novio? ¡Uyyy! Creí que quería ir despacio.
- ¿Qué? Cabrón, soy consciente que muerdo mi labio. 

A: Tiene razón, es bueno conocerse. 

C: ¿Qué tal ir al cine? ¿Recuerda ese, al que íbamos cuando éramos unos niños?. 
- Cuando éramos niños veíamos películas en mi cuarto y fingimos que era un cine, lo amo. 

A: ¿Disculpe lo conozco? 

C: Soy ese niño señorita. Su casi novio, un poco más grandote. 

A: ¡Oh! Claro. ¿Christian?

C: El mismo, eternamente enamorado. ¿Acepta?. Me enteré de que había vuelto. ¿Consideraría mi invitación?. 

A: ¡Mmm! No creo que sea buena idea, disculpe. 

C: ¿No? ¿ Qué tal un paseo mañana?. Me gustaría verla, en verdad. 

A: ¡Mmm! Ya tiene tiempo que llegue. ¿Por qué hasta ahora?.

C: Soy lento, o eso intento. 
- cabrón. 

A: ¡Disculpe! En dado caso que acepte su invitación, digo en dado caso. ¿Veremos la película? Usted tiene mala fama. 

C: ¿Es un sí? 

A: No creo, ahora que lo recuerdo usted es muy preguntón, la última vez que fuimos al cine, no dejó de hablar durante toda la película. 

C: Confía, me voy a comportar. 

A: ¡Ok! Lo espero en la entrada, yo compro los boletos. ¿Le parece? 

C: ¡Sí! Yo llevo las golosinas, como siempre. 

A: Ok.

C: ¿Es una cita?. 

A: Tal vez.

C: Lo es, voy a apurarme para no llegar tarde. ¿Está bien a las 10:00?
 
A: Ok :)*.

Sonrió como tonta y doy pequeños brincos, apenas son las 7, Dios lo amó. 

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora