Capítulo 106. Bichito

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Descanso mi cabeza en el pecho de Christian, él está sentado en el borde de la cama, me sujeta del trasero y acaricia mi espalda, mientras cruzó mis brazos en su cuello y mis piernas cuelgan. No es nada sexual, estamos en la recta final y es la posición más cómoda en la qué he podido dormir un poco, de lado ya no puedo, boca arriba mi intruso se clava en mi vientre bajo y duele, faltándome el aire, sentada me duele la espalda y así me acomodó en el hueco de sus piernas y siento que respiró. Él no debe estar muy cómodo pero no se queja, tiene los ojos cerrados y besa mi cabello. 

- ¡Me duele!. - digo en un susurro. 
- ¡Lo siento! - besa mi frente - pero ya falta poquito bonita. 
- Y lo tendremos aquí, ¿todo fue muy lindo verdad?, digo quitándole mis neuróticos cambios hormonales, las náuseas, mareos y estos días, sentirlo dentro de mí es maravilloso. - sonríe. 
- ¡Pero ya debe salir! Escuchaste hijo, te queremos conocer, mamá es pequeña y delgada, ya sal cabrón, creces aquí afuera. 
- ¡Seguro no tiene espacio Christian!, por eso no me deja respirar y se acomoda en mis costillas - me muevo tratando de estar más cómoda. 
- ¡Te amo Ana! 
- Es el segundo hombre en mi vida que roba la respiración. - bromeo y sonríe. 
- Trata de dormir un poco, ¿Que puedo hacer? 
- Ya lo haces, seguro no estás cómodo tampoco. 
- ¡Disfruto tenerte así! Mi panza, puedes creerlo, seremos papás Ana. 
- Soy tu panzona. ¿Qué miedo verdad? 
- Un poco, pero tú le encuentras la forma a todo, así qué vamos a estar bien. 
- Te amo lobito y este muchachote de aquí dentro también te va amar mucho. - siendo qué su corazón se acelera y busca mi boca, me besa lento, pero me falta el aire y nuestros besos no pueden durar mucho en los últimos días. 
- Cuando salga, te voy a besar por horas. - sonríe.
- Ojalá que no nos salga muy llorón verdad. 
- ¡Christian! 

Dormí unos minutos, pero ya tengo ganas de hacer pis, Christian me acompaña y camina seguro de regreso a la cama, lo escucho dejarse caer y sonrió. 

Siento unas ganas intensas de hacer pipí y algo extraño allá abajo. Christian colocó unas barras con ventosas en la pared para que me sea más fácil sentarme, pero Dios, ¿Me hice pipí? Estoy en un charco de agua y algo es diferente. ¡Oh no! Creo que ya rompí  fuente. Me asusto un poco pero trato de respirar tranquila, no quiero asustar a Christian. Tiró una toalla al piso, para evitar resbalar y lo llamó. 

- ¡Mi amor! Ven. 
- ¡Voy greñuda! - llega y me observa sorprendido, mira la toalla y yo no me he movido, sigo en medio del charco, no tengo el valor de moverme por miedo a resbalar. 
- ¿Te gano? - por alguna extraña razón me da risa. 
- ¡No tonto! Creo qué ya. 
- ¿Qué? ¿Ya de ya? - dice pero se queda inmóvil. 
- Creo qué acabo de romper fuente. 
- ¡Vamonos! ¡Ven! 
- ¡Tranquilo! Tenemos tiempo, ¿lo recuerdas? ¿Tenemos verdad? 
- ¡Sí!
- Debo cambiarme.
- ¿Estás bien?, ¿te duele algo?. 
- ¡No! Creo, pero llama a Grace, llama a papá y mamá Christian. 
- Los llamaré, ven amor. ¡Respira! ¿La maleta? 
- Donde dijimos, todo está allí.
- ¿Te cambiarás? - me ve asustado. 
- ¡Christian te necesito tranquilo! ¡Ok! 
- Sí, perdón. ¡Ya! ¡Ven! 

Llegamos al hospital en medio de lo que creó es mi primera contracción, duele. 

- ¡Voy por ayuda! 
- No, no, no espera, no me dejes. - tomo su brazo - Va a pasar. ¡Espera! 
- ¡Respira! ¡Así! Tranquila - pero él respira más agitado qué yo. 
- ¡Christian cálmate! - aprieto su mano al sentir qué algo por dentro se me estira muy fuerte. - ¡Ahhh! - sujetó su chaqueta. 
- ¡Anni! 
- Es normal, va pasar y tendremos como 15 minutos. ¿Recuerdas? 
- Sí. 
- ¡Toma la maleta! 
- Te llevaré en brazos. 
- No, creo qué puedo caminar. 

El dolor pasa y salgo de la camioneta, Christian sin preguntar me carga y camina despacio con rumbo a la entrada. Tose ahogándose un poco con su saliva, por qué se qué iba decir algo. 

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora