Te quiero a ti.

Capitulo 148. ¿Qué club?

Me duele todo, despierto y hago a Teddy a un lado. Lo tenía abrazado para que no aplastara a su hermanita que duerme a nuestro costado al igual que él. Christian se fue temprano está mañana y quedó de regresar a medio día para irnos a Guadalajara y asistir al evento organizado por mi padre.

Dios, me muerdo el labio al recordar lo que pasó anoche. No he logrado que Christian me tome por completo, día 36, pero desde hace tres noches usamos nuestra imaginación y hacemos de todo, menos eso.

- ¡Ufff! - Ese hombre es un degenerado, pero me tiene loca, lo que se le ocurre debe ser ilegal - ¡Te encantó Anastasia! Y cómo es de terco seguro va esperar hasta el día 40 exacto.

"Grace dijo que son cuarenta días Ana, me duele el cuerpo amor. ¿A ti te duele algo? ¿Es dolor de ejercicio y cariñitos greñuda? Greñuda, soy tu esposo confía, ya relájate Ana.

Sonrió como tonta al recordar sus palabras, somos unos calientes los dos, no lo puedo culpar solo a él y hemos descubierto cariñitos que nos gustan a ambos.

- ¡Necesito un baño hijos! - me levanto - No se despierten hasta que mami termine. - me aseguro que no caerán, que Teddy no aplaste a mi pequeñita y me voy a la ducha.

Teddy ya duerme toda la noche y se que no despertara hasta pasadas las ocho. Así que cargó a mi bebé y la despierto dándole besitos para amamantarla, sonrió al tocar su pequeño trasero y me siento en la mecedora.

- ¡Hola bichito! - mi niña a diferencia de Teddy cómo despacio y aún no abre del todo sus ojitos al alimentarse - ¡Crece cosita! Se que tú serás como yo, aunque tengas los ojos, orejas y la sonrisa de tu papá, tienes mi nariz y estás son mis cejas, con suerte también tendrás el color de mi cabello, eso va volver loco a papito, seremos sus greñudas. Agradezco que no me sacaste estrías, o no tantas - beso sus manitas - ¡Gracias mi amor!

- ¡Mam! - despierta mi Lobito y talla sus ojitos.

- ¡Shhh! - le hago la seña que no haga ruido - ¡Ven! - lo llamó y baja de la cama, sube a la mecedora cómo se ha hecho un experto y se acomoda a mi costado.

- ¡Mam mam mí! - lo dice por Phoebe.

- ¡Shhh! ¡Celoso! ¿Andas flojo? - se que aún tiene sueño, se acomoda en mi cuello y me pide que lo arrulle, me recuerda a Christian - ¿Ton? - niega con la cabeza - ¿Sueño? - pone su manita en mi boca - ¡Flojo! - beso su manita y se que se dormirá.

No puedo creer lo que ha pasado en estos dos años y medio, es el tiempo que tengo en México, me moría de miedo cuando llegue y me mataba la tristeza al pensar que Christian me había olvidado. Hoy soy su esposa y tengo dos pedacitos de nuestro amor entre mis brazos.

- ¡Gracias Ana! No sé qué más decirte, no sé cómo agradecerte.

- ¿Cuánto tiempo llevas allí? Te esperaba más tarde, pero me empezaba a preguntar cómo me iba a parar si Teddy no coopera. - Sonríe y se pone de rodillas a un lado de la mecedora, queda a la altura de mis labios.

- ¡Eres la mujer más hermosa de este mundo! Eres mía, y a veces no puedo creerlo - dice muy despacito.

- ¡Te amo! - Phoebe termina de alimentarse y abre sus ojitos viendo a su padre.

- ¡Hola greñudita! ¡Te pareces a papá!

- ¡También a mi Christian! ¡Cargarla! - acomodo mi bata cuando Christian la carga y pongo a Teddy en mi regazo.

- ¡Ni en el mejor de mis sueños! - tiene a nuestra hija en su hombro y la hace repetir.

- ¡Comió bastante bien! ¡Ven acá! - beso a mi marido que continúa arrodillado y acarició su cabello - Esto lo hacemos juntos, nuestra familia Christian, mi Lobito, cuando te vi en las caballerizas, cuando regrese y te vi de nuevo. Yo quería correr a besarte y tú te portaste distante, hablabas de las malditas luces, me corriste del lugar básicamente, pero tus ojitos me miraban de esta forma qué me mirás ahora, allí supe que nuestra historia no había acabado Christian.