Capítulo 83. Ella

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Estoy molesta, Christian trabaja con Cynthia temas de la hacienda, se que es una tontería pero no puedo evitar sentir celos. 

- Por Dios el tipo babea por ti. - dice Kate frente a mí. 
- ¿Qué? - finjo demencia. 
- No te hagas Steele, no puedes concentrarte, mueres de celos. 
- ¡Si! Maldito Óscar, ¿ya tardaron mucho no creés? 
- ¿Cómo sabes qué aún está con ella? 
- Me mandó un mensaje Rosita, se lo pregunté. ¡Dios soy una esposa toxicamente celosa! - pongo mi cabeza entre mis rodillas y Kate ríe. 
- ¡Trabajan! 
- Ella babea por él Kate, viste su cara. 
- ¡Cachorrito! Exageras. 
- ¿Tú crees? ¡Le cantó en la feria! ¡Frente a todos!, importando poco que estuviera yo. 
- ¡No estaban casados aún! Y la chica había bebido. 
- ¡A esa mujer le gusta mi esposo! - digo jugando con el lápiz. 
- Le puedes pedir a Óscar que la despida. 
- ¡Claro que no! Sin duda hace bien su trabajo, es inteligente y muy bonita, eso la hace peligrosa. - Kate se carcajea. 
- Eres todo un caso Steele. 
- ¡Déjame en paz! Estrías igual si, Eliot. 
- No vayas por allí. 
- Kate, te encanta, te conozco, ya te hubieras ido si no. 
- Tengo un negocio aquí, con tu marido por cierto. 
- Y tiene que irnos muy bien, para que renuncie a la hacienda y esa mujer no tenga el pretexto. - Kate sonríe y mi teléfono suena. 
- ¡Christian! 
- Ya voy mi amor, ¿Lista? Tengo qué ir a ver los novillos, ¿me acompañas? 
- Sí, no tardes, te amo. 
- También yo greñuda. - me entra un mensaje. 

*Rosita: Se subió a la camioneta, le pidió un aventón al pueblo. 

- ¡Qué diablos! 

*A: ¿Hace cuanto? 
* R: Como hace 10 minutos. 
* A: Gracias.   

- ¡Ana! - me dice Kate. 
- ¡Viene con ella al pueblo! ¡Deja de burlarte de mí! 
- ¡Me estás preocupando, Steele! 
- Son mis hormonas, se que estoy exagerando. 
- ¿Tus hormonas? - idiota. - ¿me ocultas algo cachorrito? - muerdo mi labio. - ¡Anastasia! - estoy perdida. 
- ¡Te voy a decir, pero es secreto! 
- ¡Ana! 
- ¡Estoy embarazada Kate! 
- ¿Qué? ¿Estas?
- Shhh, solo tú lo sabes. 
- ¿No se lo has dicho a Christian? 
- ¡No!, digo sí Christian también lo sabe, en España nos enteramos. 
- ¿Por qué no me habías dicho? - corre a abrazarme - seré tía. 
- ¡Sí! Pero no puedes decir nada aún. 
- ¿Cuánto tienes? 
- Ya 8 semanas, espera, sí. 
- ¡Ana! 
- ¡Lo sé!, papá y el abuelo van a querer matarlo. 
- Tú mamá va a morir. ¿Cómo te sientes? ¿Olvidaste las pastillas? 
- ¡No! Bueno no sé, pero había decidido dejar de tomarlas. 
- ¿Qué? 
- Planeamos este bebé Kate, ¡no sé!, ya lo habíamos hablado, regresando de la luna de miel iba a dejar de cuidarme, pero nuestro intruso decidió fuera antes. 
- ¿Intruso? 
- Así le dice Christian. 
- ¿Te querías embarazar Ana? ¿Ahora? 
- ¡Sí! No se Kate, platiqué con el abuelo, Christian no tiene lazos de sangre con nadie y sí.
- ¡En fin! Ya tenemos un frijolito aquí - toca mi vientre y salta. 
- No le digas así. 
- Su papá es el frijol, aunque más vale que sea una frijolita.
- ¡Qué tonta! 
- Le compraré todo Steele, yo seré su madrina, la vestiremos encantadora. ¡Serás mamá cachorrito! 
- ¡Ya se Kate! Muero de miedo -  Nos abrazamos y no puedo evitar llorar. - No puedes decirle a nadie, Grace nos dijo que será mejor después de los tres meses. 
- ¡Ok!, pero ¿seré la madrina cierto? 
- ¡Kate! 
- ¡Ana! 
- ¡Puede ser una buena idea!, seguro Christian querrá decirle a Eliot, pero ya lo veremos. 
- Mmmmm ¡Et! 
- Es su mejor amigo. 
- ¿Te has sentido bien? 
- ¡Más o menos! Tengo mareos, náuseas, quiero sexo todo el tiempo, pero Christian se la pasa peor. 
- Mmmmm - me ve pícara. 
- ¡No con el sexo!, con náuseas y vómitos, tuvimos que ir al hospital, así nos enteramos, él pobrecito no dejaba de vomitar. 
- ¿Si te dan muchas ganitas? 
- ¡Kate! - muerdo mi labio - ¡Muchas! Soy una estufa, pero el parece encantado.
- No creó qué tenga la culpa mi frijolita. 
- No le digas así Kate, y puede ser niño. 
- ¡No! Mas te vale que sea una sobrina. 
- ¡Jaaa! No controlo eso. 

Escucho la camioneta de Christian. 

- ¡Christian no puede saber qué te dije! - le digo a Kate y salgo a buscarlo, esa tipa viene con él, sonríen y quiero cortarle los …. 
- ¡Solo es amable Ana! - no exageres, me digo a mi misma y puedo escuchar la risa de Kate. 
- ¡Gracias por traerme Chris! - ¿Chris? 
- ¡Hola! - sonrió y respiró. 
- ¡Mi amor!, Cynthia venía al pueblo. - dice el cabrón. 
- ¡Hola Ana! 
- ¡Hola! ¡Gusto en saludarte! - Christian me abraza y me recargo en su pecho. 
- ¿Todo bien con la casa? 
- Sí, todo bien, qué amable por preguntar y venir, gracias. 
- Bueno, me voy. Estoy al pendiente de cualquier cosa, mí mamá te guardará las conservas, pasas cuando puedas. 
- ¡Gracias! - veo a mi marido, mientras ella camina hacia la salida. 
- ¡Duraznos!, en almíbar, le quedan muy buenos. - dice nervioso. 
- Mmmm, seguro. No lo dudo. 
- Los hace su mamá, le diré a Eliot que pase por ellos. 
- ¡Hola Chis! - dice Kate, maldita se burla de mí.
- ¡Hola Kate! 
- ¿Ed? 
- No debe tardar, junto con los muchachos. ¡Cenamos algo! 

Llegamos al Olvido y Christian me lleva en sus brazos dentro de la cabaña, me quedé dormida. 

- ¡Bájame! Debo darme un baño. 
- Me baño contigo. 
- ¡No, Christian! Tengo sueño. 
- ¡Ana! 
- ¿Quieres traer mi bolso por favor? Ocupo algo de allí y mi cremita. 
- ¡Voy! ¿Estas molesta? 
- ¿Tengo por qué? 
- ¡Claro que no Ana!, pero lo estas. - se acerca a besarme. 
- ¡Voy yo por mi bolso! 
- ¡Yo voy!, pero no puedes estar molesta. 
- No estoy molesta Christian, entiendo que trabaja en la hacienda. 
- ¿Entonces? 
- ¡Tengo sueño!
- ¡No quiero dejarte dormir, no aún! - me respira en el cuello y toca mis senos. 
- ¡Ahhh! Ve por mi bolso. 

Regresa cuando ya estoy en la regadera y lo veo desvestirse, me apresuro a tallar y enjuagar mi cabello. 

- Sigues grandulón. 
- ¿A dónde vas? - salgo - ¡Ana! 
- Tengo sueño Christian. 
- ¡Greñuda!
- Fue un día largo. 
- ¿Bonitos los novillos? ¿No? 
- Sí, eso irá bien y hueles mal, tallate bien. 

Lo observó salir del cuarto de baño y volver a entrar, lo escucho lavarse los dientes. Se que entró desnudo a nuestra cama y me repito que es una tontería, pero me siento molesta. 

- ¡Ana! ¡Ven! 
- Tengo sueño Christian, también mi día fue pesado. 
- ¡Abrázame! ¿No vas a contarme? 
- Mañana. - digo bostezando. 
- ¡Abrázame pues! - lo hago, me acomodo en su  pecho. 
- ¡Te amo! Y yo no haría ninguna tontería que me haga perderte. 
- ¡Tonto! 
- Me deja demostrar cuanto yo la amo, Sra. Grey. - juega con mis dedos. 
- ¡No! 
- ¿No? 
- ¡No! - me pone bajo su cuerpo. - ¡Christian! 
- ¿No? - el cabrón masajea mi trasero y muerde mi oreja, se que hace a propósito ese ruidito ronco con su garganta mientras se frota, empieza a excitarse, siento como nuestro amiguito cobra vida cuando se frota de mi pierna a mis muslos y sobre mi centro. 
- ¡Christian! 
- ¡Te amo! Mucho ojitos. 
- ¡Ahhh! Mmmm - estoy perdida, mi cuerpo arde y lo necesito. 
- Me encanta tu piquito enojon y tus positos - señala mis mejillas.
- ¡Cabrón!

Te quiero a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora