Llegó al hotel con un alegre, cariñoso y relajado hombre de copiloto.
- Christian es tarde, no hagas ruido. - digo cuando tropieza con una maceta y ríe sin control.
- Me dolió.
- ¡Tonto! Mañana ni lo recordarás, bueno solo si se te hace moretón. ¡Vamos lobito camina!. - lo empujó con ambas manos en su espalda.
- ¿La pasamos bien no?
- Si, mucho, entra - digo cuando se abren las puertas del elevador.
- ¡Buenas noches! - nos saluda una pareja de unos 50 años que también parecen contentos.
- Que guapo es tu chico, niña. - Christian le sonríe.
- ¡Gracias! - digo, supongo.
- Ya mujer deja a estos niños, perdón, casi llega a los 60 y resulta que le gustan los jovencitos.
- Es solo un piropo holgazán, es una criatura. - sonrió y abrazó a mi chico. - disfruten su juventud se va más rápido de lo que uno imagina.
- ¡Ves! - me dice - ¡Nos obliga a dormir en dos habitaciones! - dice inclinándose a la señora que lo toma del brazo.
- ¡Christian! - lo golpeó y se abre el elevador, ellos salen.
- ¡Suerte chico! ¡Cómetelo hija!. - Christian se carcajea.
- ¡No puedo creerlo!. - lo reprendo.
- Por favor hazle caso - dice y me acorrala en la esquina del elevador.
- ¡Christian! Estás borracho.
- Te pongo nerviosa Ana, más que eso, ¿por qué no? - dice y besa mi cuello mientras toca mi trasero, la sensación me estremece. - ¡Lo ves!. He estado loco por esto toda la noche. - me toca con ambas manos y las puertas del elevador se abren nuevamente.
- ¡Christian! - respira frustrado y me safo. Uff, gracias a Dios no hay nadie. - ¡Camina! Controla eso - digo al observar el bulto en su pantalón.
- Camina cerquita. - dice y se pone detrás de mí.
- Retírate - se carcajea.
- Mmmmm - niega con la cabeza - te tienes que acostumbrar a eso, me lo provocas todo el tiempo y si estamos en público me tienes que ayudar a ocultarlo.
- ¡Loco!
- Hablo en serio.
- Retírate un poco quieres, déjame abrir.
- No y tú no quieres eso, no quieres que me retire Ana, tus orejas están rojas, tu pulso se aceleró - besa mi cuello.
- ¡Déjame abrir! - avienta la puerta.
- No voy a irme.
- Puedo irme yo.
- ¿Qué tengo que hacer?
- No estar borracho para empezar.
- ¡Ana! Tienes que cuidarme.
- Es un chantaje bajo ¿sabes?. ¡Bañate!. - trató de salir, pero me acorraló en la puerta. Pienso que va a besarme pero se saca la camisa y se acerca a mi sin tocarme.
- ¿Dime que no? - me respira en el cuello y Dios, eso va directo a mi entrepierna.
- Tienes tierra en el cuello y está todo sucio, yo también necesito un baño.
- Sudas aquí - safa dos botones de mi blusa y pasa su dedo entre mis senos.
- ¡Lobito! - baja su cabeza y pasa su lengua por el sitió que señaló.
- ¿Me quieres decir que no? - dice mientras muerde mi oreja y pone su mano en mi cadera.
- ¡No! - digo y me cuelgo de su cuello, mientras me levanta y enredo mis piernas en su cintura. Camina conmigo rumbo a la cama y pienso que va a bajarme pero se apoya del respaldo y avanza de rodillas sin soltarme. - Estamos sucios. - digo cuando me recuesta y cae sobre mí.
- Tenemos dos camas, dormimos allá - por alguna extraña razón eso me da mucha risa. - ¡Ana!.
- Lo siento, eres gracioso borracho. - No tengo idea en qué momento desabrocha mi pantalón y mete su mano dentro de mis bragas. - ¡Ah! - digo cuando siento sus dedos abrí mis labios - ¡Christian!
- Lave mis manos, no tengo tierra. - vuelvo a reír.
- ¡Ah! - siento uno de sus dedos acariciarme - Eres el diablo
- Y tu una bruja, me vuelves loco Ana - dice y chupa su dedo alejándose para desnudarme por completo de forma impaciente, mi pulso se acelera y se acerca a mi cara sin besame, pone sus manos en mis nalgas y las masajea, no se como rayos se apoya en sus rodillas y me toca con ambas manos. Es de las cosas más atrevidas que ha hecho, ¿creo?, ahora no recuerdo ninguna otra, la sensación es placentera. - No estoy muy seguro de dejar que uses ese tipo de pantalones, esto se ve muy bien allí.
- ¡Christian!
- Me gusta mucho esto Ana - toca descaradamente mi trasero - si no estuviera un poco mareado me gustaría verlo, pero bueno tengo que planear mis movimientos. - no puedo evitar reír.
- No eres muy romántico grandulón.
- Igual te tengo desnuda - dice el muy cabrón - Ayúdame con esto ¿quieres? - trata de desabrochar su cinturón.
- ¿No vomitaras verdad?
- ¡No Ana!, concentrate - trato de evitar reír. - Ayúdame pues - desabrocho su pantalón.
- Rayos creo que si estoy un poco borracho -¿Qué? - beso su cuello y lo muerdo un poquito.
- Haz eso otra vez - sabes salado y a tierra.
- ¡Ana! - eso sonó a regaño y lo beso lo más sexy que puedo, mientras siento que su erección crece y de su garganta salen pequeños jadeos.
- ¡Sí! Gracias muchacho.
- ¿Qué?
- No hablo contigo, pensé que me iba quedar mal - no puedo parar de reír al entender a que se refiere - ¡Ana! Deja de reír - dice arrastrando las palabras.
- Tú tienes la culpa Christian, Christian ¿qué vas hacer...me? - pregunto al sentir que baja regando besos por mi vientre y se acomoda entre mis piernas jalando un poco tosco mi cadera - me haces cosquillas, basta - él sigue bajando ¡Oh Dios! Hoy sude como nunca y quiere hacer esto hoy - ¡Christian no!
- ¡Ana!
- ¡No!, necesitamos un baño para esto
- ¿Entonces si quieres que lo haga? - dice sonriendo y me mira. Dios sí, le respondo mentalmente.
- Necesito un baño y tú también.
- A mi no me importa.
- A mí, sí.
- ¡Greñuda!
- Podremos hacer otra cosa si no quieres bañarte ahora.
- ¡Ana!
- Sudamos todo el día Christian, sería incómodo.
- Mmmm - gruñe molesto, pero se frota ligeramente en mi centro - tu cuerpo es mío - toca mi trasero y se mueve sobre mi, haciendo que me mueva a su ritmo - Me bañaré terminando esto, ¿puedo? - no le contesto y solo abro más mis piernas, me sonrojo al instante - Eres mia Ana y yo soy tuyo, nada está mal, confía - dice mientras me penetra despacio, estoy relajada y la sensación es deliciosa - estás muy húmeda, se siente bien - apoya su frente en la mía, empuja un poco más y lo siento completamente dentro.
- ¡Christian! - se mueve despacio y aprieta los ojos.
- ¡Diablos!
- ¿Ahora que?
- Estoy mareado - me río nuevamente sin poder evitarlo.
-¿Quieres que dejemos esto para otro día muchachote? - sale y me estremezco, no quiero que pare.
- Hieres mi orgullo y no ¡Ven! - se acuesta boca arriba y básicamente me sube sobre él - ¡Oye!
- Lo siento, lo mismo de la cabaña pero así amor - me ordena y bajo mi cabeza a su pecho riendo.
- Deja de reír Ana.
- ¡Christian! Eres... ¡Ay! - me penetra de una y no me lo esperaba.
- ¡Vamos nena! - tengo las manos sobre su pecho y me muevo un poco, demonios, siento como se clava en mi interior y un jadeo sale de mi boca.
- ¿Te gusta? - pregunta y se mueve - quiero verte - extiendo un poco mis brazos sobre su pecho. - ¡Demonio!
- ¿Ahora, ahora qué Christian? - digo casi riendo, pero él hace la cabeza hacía atrás y aprieta los ojos. La imagen de apreciar su cuerpo así es increíble, me muevo un poquito y me ayuda con sus manos, el movimiento genera una especie de rebote y Dios es genial. - ¿mareado?
- ¡Sigue!
- ¡Christian! - digo al ver que no abre los ojos - Trato de no vaciarme Ana - dice aún arrastrando las palabras y me gana la risa.
- Deja de reírte.
- ¿Quiere que paremos vaquero?
- ¡Quiero que me tomes vaquera! - sus palabras y la sensación me gustan, bajo mis labios a su boca, tenerlo dentro de esta forma es extraño, me muevo hacia delante y él sale.
- ¡No! - se empuja en mí de nuevo y me besa, baja una mano a mi trasero y se mueve. No se si soy yo o es él quién me mueve pero marcamos un ritmo. - ¡Vamos nena! - dice y muerde mi cuello, me hace bajar y se empujan fuerte - No puedo más Ana - dice y siento esa presión caliente en mi interior. Se convulsiona violentamente bajo mi cuerpo y yo me apoyo es su pecho extendiendo mis brazos, lo siento temblar y levantar la cadera.
- ¡Ah! ¡Christian! - y no puedo más, nuestros cuerpos tiemblan por completo y él cierra los ojos otra vez y tira su cabeza hacia atrás, creo que pequeños espasmos aún lo hacen moverse en mi interior y siento una electricidad en mi centro que intentó sacarlo pero me inmoviliza con ambas manos sobre mis caderas. No dice nada, solo me deja verlo así, hasta que poco a poco se queda quieto, puedo sentir su agitado pulso.
- ¡Estoy muerto! - abre los ojos
- ¡No! ¡Christian! Me incomoda un poco - digo deshaciendo nuestra unión, santo Dios esto fue muy intenso.
- No puedo estar despierto.
- ¡Eso no!, al baño lobito.
- Me van a temblar las piernitas.
- Lo prometiste.
- No puedo Ana - dice y se estira sobre la cama, cierra los ojos y sé qué está apunto de dormir.
- Christian necesitamos un baño. ¡Grandulón! No te lavaste los dientes - se acomoda estirando su cuerpo por completo. Siento el impulso de tocarlo, pero debo ir al baño.Regreso después de unos minutos regreso y se qué está profundamente dormido.
- ¡Christian!. - acaricio su rostro con mi nariz y le doy pequeños besos - ¡lobito despierta!
- Mmmm - gruñe.
- Vamos despierta, si despiertas nos bañaremos juntos. - creo que dije eso pensando que no despertará, pero el cabrón abre los ojos.
- y dices que no eres terca - suspira adormilado.
- ¡Levántate dormilón!.
- Está bien, pero te metes conmigo.
- Solo a bañarnos.
- ¡Vemos!
- Eres un descarado Christian - digo al verlo pararse desnudo sin ninguna vergüenza.
- Me llevas dentro, ¿qué tiene de malo?, ven acá - me carga y camina a la regadera.
- Vas a tumbarme.
- Nunca, no tan caliente. - dice cuándo abro la llave.
- Ana está caliente.
- ¡Ya! Eres muy gruñón cuando tienes sueño.
- Creo que estoy dormido.
- ¿Así? Lástima - digo regulando la regadera y besando sus hombros.
- ¿Qué? ¡lástima! ¿por qué? - paso mi lengua por el lugar y lo siento tragar saliva.
- ¡Bruja!
- Cierra los ojos y agáchate un poco. - lavó su cabello y se deja sin protestar.
- ¿Qué es eso?
- Una esponja.
- ¿De dónde la sacaste? Mi cuarto no tiene.
- ¿Con que te tallaste cochino?
- Con un calcetín, bien lavado no empieces. - me río.
- Esas toallitas son para eso si no traes esponja - señaló - pero yo siempre cargo con mi esponja, levanta los brazos.
- Sigo yo, damela.
- Yo ya me bañe, esto es solidaridad.
- Me gusta esto Ana.
- También a mí- digo y tallo su abdomen, estoy por bajar mi mano, pero no lo hago, me pongo nerviosa y esquivo su mirada.
- Supongo que no quieres tallarme con tu esponjita aquí. - toma mi esponja con su mano libre y me sujeta la mía bajando a su miembro.
- ¡Christian!
- Me gusta que me toques Ana. - una idea pasa por mi cabeza, pero no me atrevería a hacer eso aún. Muevo mi mano y parece disfrutarlo, guía mi mano con la suya y lo siento ponerse duro.
- Te dejaré para que te talles completo.
- ¿Qué?
- Christian acabamos de hacerlo.
- No te vas - me acorrala con sus brazos y su cuerpo contra la pared, empezando a besarme.
- ¿No tenías sueño?
- ¡Tenía! - responde y muerde mis labios. - quiero más de ti, pero aquí no. Se talla rápido y cierra la regadera, toma una toalla y la envuelve sobre mi cuerpo. Me carga y camina conmigo en brazos.
- Si vamos a esa cama mojados vamos hacer lodo - el suelta una carcajada.
- Abre esa puerta.
- No se donde pude dejar la tarjeta, bajame. - camino y tira de mi toalla dejándome desnuda. - ¡Christian!
- Por Dios Ana, agáchate - eres un sucio - de repente soy consciente de la escena, estamos ambos desnudos a mitad de la habitación. - tienes que acostumbrarte a estar así conmigo - recoge mi bolso y me lo da.
- Esto es...
- Endemoniadamente sexy Ana - me interrumpe y yo saltó a su cuello y enredo mis piernas como nos es costumbre
- ¡ Ymejora! - le muestro la tarjeta.
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Te quiero a ti.
FanfictionNos conocimos siendo unos niños, él 10 y yo 7 años. Me enamoré con todas sus letras y sentimientos en el verano del 2005, a mis 14. No regresar a la hacienda en los dos veranos siguientes gracias a las sospechas de mi madre casi me mata, pero regres...