Te quiero a ti.

Capítulo 116. Carta a mi mujer.

¡Hola Ana!

Greñuda, no tengo idea de cómo empezar esto, pero quiero sacar todo lo qué traigo dentro y a veces por terco o por no mostrar debilidad me lo callo, eso qué dices qué no te digo, que te choca, cómo si eso fuera posible Ana, es inútil, tú me desnudas por completo, me conocés mejor que yo mismo, lo sabes bien, o eso espero, pero por si tienes dudas, aquí te va cantado, escrito, de corrido pues.

Cómo le dice a la razón de tu vida, eso, qué es la razón de tu vida, sin sonar exagerado, trillado o para qué te siga viendo como la persona que la va proteger, como se lo dices sin mostrarte débil ante el ser qué es tu kriptonita.

¡Te amo mi niña! Eres el motivo de todas mis sonrisas, tú y Ted. Me enseñas a disfrutar día a día la vida, me has dado una familia y mi hogar siempre serán tus brazos Ana, me siento dueño del mundo cuanto tú estás dentro de los míos y yo dentro de tu cuerpo.

No soy el mejor partido, lo sé, debiste hacerle caso a Kate y a tu mamá, pero tienes ese gen rebelde y yo no iba dejar qué nadie se metiera en tú corazón . Lo supe Ana, lo supe desde ese día en el establo, en tu corazón estaba yo, me costó creer en mi suerte y te hice llorar, te lastime y me costó creer ser yo la persona qué tú ves en mí, me aterra no serlo amor y si no lo soy, esperó qué nunca te des cuenta.

Un año Ana, un año y ve cómo nos pinta la vida. Un día a la vez dices siempre y me encanta eso de ti, calmas mi ansiedad al futuro llenando de fe mi presente. Soy un hombre feliz Ana, soy un hombre con miles de sonrisas gracias a tus ojos, esos ojos que son mi puerta al cielo.

Te amo, te amo por no rendirte conmigo greñuda, te amo porque me tienes fe, te amo por depositar tu confianza en mi dejándolo todo, te amo por esa virtud muy tuya que dice el abuelo y qué es totalmente cierta, unes vidas Ana, das amor sin pedir nada a cambio, das esa maravillosa sonrisa y todo a tu alrededor cambia, eres la luz de nuestro núcleo familiar y de la familia y amigos qué me has dado y que aunque siempre me gustará más tenerte para mí, lo apreció y me siento parte de ustedes porque así me haces sentir.

Amo cada berrinche y cada uno de tus enojos, vaya que soy masoquista, pero aunque me sacas de mis casillas y realmente me haces enojar mucho, amo tu carita sería y los pósitos de tus mejillas cuando estas molesta. Me encanta la suavidad de tus labios cuando lloras, me encanta tú necesidad igual a la mía de sentirnos cerca si llegamos a pelear, pero no me gusta hacerte llorar mi amor, el azul de tus ojitos se va y me robas el aire, por eso trato de ser un hombre bueno Anastasia, un buen esposo para ti, un buen padre para nuestro hijo y debes ayudar a mi intención, sin usar esos escotes preferentemente. Eres mía, nunca podrá ser de otra forma, sólo mía, tú cuerpo, nuestra vida, eres mía y me lo demuestras con tu entrega.

Me gustaría expresar con palabras lo qué siento al amarte, al entregarnos, eres el cielo, eso es importante para ambos lo sé, y ¿somos muy buenos no crees?. Por eso nunca debes enojarte tanto, tanto conmigo al grado qué llegues a negarlo, me perteneces y yo soy tuyo, recuerda que nadie te obligó como dices tú, ante el juez y ante el padre dijimos que por libre voluntad y en pleno uso de facultades, te hare rabiar lo sé, me harás enojar pero nunca ningún enojó será más grande que nuestra magia al amarnos Ana.

Traigo a mi memoria lo que ha sido este tiempo, desde qué te vi bajar de la camioneta y corriste a abrazar al abuelo en tú regreso a la hacienda, la cabaña amor, nuestra primera noche, cada una de ellas, ayer mismo. Los camastros son lo nuestro Sra. Grey. El nacimiento de nuestro hijo, mi sangre, mi lazo eterno contigo, somos magia juntos amor. Un amor tan grande que debe ser único.

Sin duda nos haremos perder el control y tú vas a querer matarme en más de una ocasión, pero piensa que tú también me desesperas, eres berrinchuda, caprichosa y necia, más que yo mismo. Eres celosa mi niña y hasta eso me gusta condenada canija, me encanta como me haces tuyo cuando algo te molesta, pero a lo berrinchuda y exagerada a eso si bajale dos rayitas, sobre todo con Ted, es un varón Ana y si lo sigues tratando como si fuera de cristal pues lo harás un niño mimado, si sale como Mateo el abuelo va matarnos, tiene qué ser rudo, defenderse en la escuela y ser un niño travieso qué quiera jugar con todo. Mi hijo Ana, me cuesta creer qué ese pequeño pedazo de carne como tú lo llamas es mitad tú y mitad yo, más parecido a mí obviamente, pero con tus ojos y tus mejillas, esos pósitos que adoró.

Te podría escribir miles de cosas al igual que me puedo quedar horas simplemente contemplando tus fotos o verte andar por la casa. Te lo dije una vez, verte caminar por nuestro hogar solo en mis camisetas y después de amarte es mi película favorita, pero mejor te hago una promesa, me encargare de demostrar día a día el hombre que quiero ser para ti, tu refugio Ana, tu amigo y esa razón que te haga latir el corazón como nada en el mundo, como lo haces tú conmigo.

Feliz aniversario mi amor.

Christian.