Semana 16, oficialmente tengo 4 meses de embarazo. Hoy tenemos cita con Grace, nos quedamos a dormir, bueno yo en la casa del abuelo por qué Christian lleva días trabajando hasta muy tarde.
Mi pancita aún no es muy grande, sólo tengo un pequeño bulto como si estuviera inflamada, pero mi mal humor es enorme, pésimo.
Hoy le advertí a mi marido no hacer ningún compromiso para ir con tiempo a la consulta, pero insiste en pasar primero al pueblo, a la paquetería para ser exactos, por algunas cosas que tiene que llevar al Olvido. La rogona tuvo el descaro de llamarlo avisando que estaban listas.
- Puedes acompañarme Ana. - me dice mientras se viste y lo observo sentada en la cama.
- ¡No! - respondo sería.
- ¡Ana! No quiero qué esto nos cause algún problema. Mi amor seguro no estará allí, debe estar en la hacienda.
- ¡Jaa! Es sábado Christian, y seguro está allí, aprovecha cualquier oportunidad para verte.
- ¡Acompáñame entonces!
- ¡No! - lo veo y me da coraje que el cabrón se sonríe.
- ¡Vamos! Anda.
- ¡No! ¿Qué no las mujeres de este pueblo son serías y conservadoras? ¿Qué hace ella llamándole a un hombre casado?
- Yo le pedí a Don Fabián que me avisará de inmediato.
- ¿La justificas? ¡Sabes que algo anda mal con ella! - digo furiosa.
- ¡Ana! Yo te amo. Ven acá berrinchitos, entre más rápido vayamos, más rápido nos vamos a Guadalajara. ¡Vamos!
- Me quiero quedar allá todo el fin de semana Christian, quiero ir a un lugar. Necesito que me pongan algo en el estómago, para asegurarme que no se me hagan estrías. - mete las manos bajo la camiseta. Me ha dado por dormir en sus camisetas y los short que le compre que no hago que use. Mis anteriores batas de dormir me hacen ver como un chícharo, mis caderas han crecido y mis senos van una talla arriba, así que uso ropa floja. - ¡No empieces!, estás castigado por llegar tarde.
- ¡Ana! Trabajo, como es el plan, para estar más tiempo con ustedes cuando esa pancita sea más grande. ¡No me veas así!. ¿Vas a acompañarme?
- Sí, solo para no darle gusto que vayas solo.
- Seguro ni estará Ana. - el cabrón sonríe.Abre mi puerta cuando se estaciona frente a la paquetería.
- Te lo dije, allí está. Yo te voy a esperar aquí. - digo algo tímida y me mira confundido. - No quiero ser una esposa celosa. - el cabrón suelta una carcajada.
- ¡Tarde Sra. Grey! ¡Vamos! Te amo berrinchitos. - me abraza y me da pequeños besitos en la mejilla mientras caminamos rumbo a la entrada.Allí está ella, super guapa no puedo negarlo, más de lo necesario para atender una paquetería. Dios, soy una bruja celosa.
- ¡Hola Christian! ¡Ana!
- ¡Hola! - contestamos al mismo tiempo.
- ¿Todo llego? Deben ser 6 paquetes.
- Cinco, pasa. Están por aquí. Le pediré a Oración te de una nano.Su trasero es increíble, si volteas te mato Grey. Lleva puesto un lindo pantalón y una blusa ajustada. Es lo malo de la maldita, se ve atractiva y elegante.
Christian besa mi mejilla y camina siguiéndola. Saca los paquetes con la ayuda del chico que ella le menciono y lo espero con un silencio incómodo entre ambas.
- ¿Cómo van?
- ¿Christian y yo? - maldita.
- Mmmm a veces quiero matarlo, pero no. Me lo quedo.
- Tú cabello se ve increíble, al igual qué tú piel.
- ¡Gracias!
- ¡Christian también se ve más llenito! - ¿me está diciendo gorda?.
- Pienso prohibir los pasteles en nuestra dieta.
- Que raro, él nunca fue muy amante del dulce. - la mató.
- Lo es, en nuestra luna de miel acabó con todos los postrecitos qué se cruzaban en su camino por Londres y España. - no conocés a mi marido, pienso. ¿o sí?
- ¡Supongo que ya lo conocés mejor que yo!
- ¡Seguro! - es una desgraciada.- ¡Listo! - dice Christian al entrar. - solo falta uno.
- No, son todos, lo revisé esta mañana.
- Fui personalmente por ese encargo muchacho, no quería que se llegara a maltratar, es un mueble importante y muy fino. - dice el Sr. Rodríguez entrando. - ¿Me ayudas a bajarlo de mi camioneta?, ¿Aún tienes espacio en la tuya?.
- ¡Sí Sr. Rodríguez! ¡Muchas gracias por tomarse la molestia! ¡Espera aquí Ana! - dice Christian emocionado mientras sale junto con el Sr. Rodríguez.Cynthia y yo miramos por el cristal para ver de qué se trata el enigmático paquete, y cuando lo veo casi me voy de espaldas, de la camioneta del Sr. Rodríguez bajan una enorme caja negra, cerrada pero con la figura de una cuna, una hermosa cuna. Lo veo y Christian solo me sonríe de esa forma que le parte el rostro, ya arriba de la caja de su camioneta tapa la cuna de nuestro bebé rápidamente con una lona y baja.
- ¿Tú estás? - pregunta Cynthia.
No puedo decir nada, solo veo a Christian sonreír con Don Fabián y yo soy una Magdalena en llanto cuando los veo caminar nuevamente hacia la entrada. Me cuelgo de su cuello y su cintura como nos es costumbre.
- ¿Es? - lo besó. ¿Una?
- Quería hacerla yo mismo, pero no soy carpintero. - sonríe - Nuestro intruso se tendrá que conformar con que papá la armé. - dice a mi oído.
- ¡Una cuna! - junto mi frente con la suya, se que nos observan pero me importa poco, es nuestro momento.
- Si no fuera tan… curiosa Sra. Grey, hubiera preparado una sorpresa más bonita.
- ¿Es lo que se traían entre manos tú y Mateo? - asiente con la cabeza. - bájame.
- Bueno, pronto se enterará todo el pueblo, pero confiamos en su discreción dice Christian y la cara de ella no la superó.
- No te preocupes muchacho, viene con el oficio. Felicidades señora.
- ¡Gracias! - digo emocionada.
- Nos vamos, gracias Cyn. Compermiso.Christian me toma de la mano y salimos del lugar, ella no pudo decir nada. La dejamos callada bichito, me digo a mi misma.
- ¿Y esa sonrisita?
- ¡Mmmm! ¡Nada!
- ¿Nada?
- ¡Nop!
- Hay otra cosa Ana - lo veo atenta. ¡Sube! Vamos allá.
- ¡Christian! - lo veo sin moverme.
- ¡Déjame darte una sorpresa Anastasia! ¡Sube!Muerdo mi labio con una boba sonrisa y le hago caso.
- ¿No vamos a casa? - pregunto cuándo no gira hacía el camino que nos lleva al Olvido.
- ¡Algo así!
- ¿Mmmm? Christian ya dime.
- ¡Espera condenada mujer curiosa!
- ¡No me digas así! ¡No me gusta! ¡Aunque sea cierto!. - digo riendo y él se carcajea.- ¡Lobito! - digo al reconocer el camino. - ¿Es la entrada de… ? - aquí voy a llorar nuevamente.
- Hable con Don Joaquín Ana. - dice aún manejando. - llegamos a un acuerdo. Sé que mi orgullo no puede estar por encima de la seguridad de mi familia. Y tienes razón, cuando el embarazo avance o los días que trabaje hasta tarde o cuando tenga qué salir, el Olvido no es el mejor sitio, no aún y menos con un bebé.
- ¡Christian! - se detiene frente a la casa de mi abuela.
- Aceptó un primer pago y se qué el precio que logre acordar con él no es ni la mitad de lo que vale este lugar, pero también sé qué sabré compensarlo cuando las cosechas avancen, año a año. Soy un desgraciado con mucha suerte Ana, mucha suerte de que mi tu me ames a mí, y …
- ¡Cállate Christian! Es tú trabajo, tú lo dices, haces ganar mucho a la hacienda. Qué más da que nos den un empujoncito si pueden, nosotros buscaremos también a quien ayudar. ¡Gracias!
- ¿Te gusta estar aquí? Pensé qué te gustaba el Olvido.
- Me gusta el Olvidó, pero sí a veces me da miedo y con un bebé.
- ¡Espera! - baja y cruza para abrirme la puerta. - ¡Toma! - me da las llaves. - tú abuelo y yo acordamos le pagaría en base a lo que produzcan el Olvido, aún está lo del banco y mi deuda contigo.
- ¡Christian! Lo más importante es nuestro bichito!
- ¡Sí!
- El Olvido, siempre será nuestro hogar.
- Creó que los muchachos pueden vivir allí, les queda más cerca y podemos mudar la oficina para acá. De aquí se pueden mover al pueblo fácilmente y dejaríamos de rentar la casona, me gusta mucho ese lugar, pero …
- No veríamos más a la rentera, ¡Acepto! A Kate le encantará.
- ¿Pensé qué te gustaba la casona?
- Mucho, pero este lugar tiene magia Christian, me acuerdo tanto de la abuela aquí y ahora recibir a mi bichito.
- ¿Entonces? Se que Kate y tú le han invertido tiempo a la casona.
- ¡Christian! A Kate le encantará, podemos habilitar la alberca nuevamente. ¡El huerto de mi abuela y le encargaré a los chicos mi huerto!. - lo señalo con el dedo. - mira, hasta Toro estará más cómodo.
- Lo sé, tú abuelo me dijo pensara de una forma más inteligente, a la larga es más barato este lugar, a hacer una casa así en el Olvido, pero el Olvido.
- ¡Oye! Tenemos que estar convencidos ambos de esto. Con este cambio les ahorras a los chicos más de 40 minutos de traslados al día, ida y vuelta. - me mira - y ya no vemos a esa odiosa rentera. - él sonríe y me lo como a besos.
- ¡Pos!
- ¡Pos! Te amo Grey. ¿Abro? - digo dando pequeños saltitos.
- La tradición. - me levanta en brazos y me baja en la entrada para que abra la puerta, pero vuelve a cargarme.
- Yo le decía a mi abuela que iba a vivir aquí contigo sabes. - lo beso despacito y se pone cariñoso, pero nuestra cita. - ¡Vamos lobito! Baja las cosas, tenemos qué ir al ultrasonido.
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Te quiero a ti.
FanfictionNos conocimos siendo unos niños, él 10 y yo 7 años. Me enamoré con todas sus letras y sentimientos en el verano del 2005, a mis 14. No regresar a la hacienda en los dos veranos siguientes gracias a las sospechas de mi madre casi me mata, pero regres...