Capítulo 19

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Andrew

Mamá aún no llegaba, Camila estaba muy ocupada haciendo una video llamada con sus amigas; las cuales tardaban horas, y Taylor había ido a dejar a Petera su casa, por lo que Hero y yo aprovechamos para pasar un cómodo momento metidos en la cama, besándonos y acariciándonos.

-¿Seguro que no te puedes quedar...? -pregunté.

-Con tanta tarea que tenemos... necesito hacerla y tú también, y ambos sabemos que al estar juntos lo único que hacemos es esto -su mano entró por debajo de mi ropa hasta mis glúteos.

-Tienes razón -reí-. No puedo estar ni un segundo sin besarte.

-Es demasiado bueno, y sólo quiero más y más -su dedo entró a mí ya húmeda cavidad.

-Hero... -gemí, con mi mano, frotaba su miembro por sobre de su ropa.

-Bájate el pantalón y ponte sobre mí -dijo.

Por alguna razón le gustaba tenerme sobre él mientras me tocaba, o que durmiera sobre él, ¿acaso mi peso no lo incomodaba o lastimaba? En fin, terminé por encontrarle el gusto, más por sus caricias. Rápidamente hice lo que me pidió. Me recosté sobre su cuerpo con las piernas abiertas a sus costados.

-Buen chico, ahora te haré sentir bien -susurró en mi oído, y la piel se me erizó.

-Por favor... -gemí.

Las manos de Hero comenzaron a juguetear con mis glúteos, los acariciaba, los estrujaba, y en ocasiones soltaba leves palmadas. Mi zona ya estaba bien lubricada, por lo que fue sencillo recibir sus primeros dos dedos, aunque como siempre se sentía una ligera presión.

-Es tan estrecho y caliente... -susurró.

Sus carnosos labios repartían besos en mi cuello mientras sus dedos bailaban en mi interior. Para una mayor sensación, movía ligeramente la cadera, ayudando a la profundidad que sus dedos llegaban y mi entrepierna se frotaba contra la suya.

-Que rico te mueves -dijo y mordió el lóbulo de mi oreja.

Entró el tercer dedo, y me arrancó un fuerte gemido.

-Baja el volumen, o tu hermana podría escucharnos -rio.

-Lo dudo, pero de todas formas a la siguiente me aguantaré -dije.

Hero aprovechó para sacar de su prisión a su miembro, el cual comenzó a frotar entre mis glúteos.

-Joder, estas muy caliente -dije al sentirlo.

-Así me pones -gruñó sensualmente.

-Quisiera sentirte más, pero...

-No es momento, lo sé. Te haré correr, no te preocupes -dijo sonriendo maliciosamente y movió con más velocidad sus dedos.

-¿Y tú? ¿T-t-te correrás? -pregunté entre gemidos.

-Sólo déjame seguir, y lo haré -movía su cadera bajo mi cuerpo, frotándose.

Sentía mis mejillas arder, gemía contra su pecho para evitar que mis gemidos fueran audibles. Mi entrada recibía todo el placer, no tarde mucho cuando llegué al clímax.

-Hero... -terminé extasiado.

Y de pronto, su cuerpo se tensó y sentí el cálido líquido entre mis glúteos.

-Joder, que rico -gimió.

-Sí -ambos terminamos rendidos.

Use mi ropa interior para limpiar toda su esencia de mi cuerpo y la que yo había derramado sobre abdomen.

-¿Estuvo bien? -preguntó con una sonrisilla picara dibujada en su rostro.

-Más que bien -respondí.

-Bueno, ahora me tengo que ir, sólo quería dejarte feliz -besó mi mejilla.

-Gracias por ser tan bondadoso -sonreí-. Ten cuidado en el camino.

-Siempre, hasta pronto.

-Hasta pronto.

Nos despedimos. A los pocos minutos un mensaje de mamá llegó a mi teléfono, indicando que se quedaría en la casa de su hermana. Joder, Hero y yo pudimos habernos divertido un poco más, y Taylor aún no llegaba. Obviamente debía tomar una buena ducha después de lo que había hecho con mi novio.

A pesar de que ya habíamos cenado, me entraron unas tremendas ganas de comer. Me preparé una malteada de chocolate y unas palomitas de microondas (quizá una combinación extraña para algunos), encendí el televisor y me senté en la sala a ver un poco de una de mis series favoritas. Entonces Taylor llegó.

-Eh, enano, sigues despierto -dijo al verme sentado en el sofá.

-Sí aquí sigo. ¿Te divertiste con Peter? -pregunté al percibir un aroma inusual, pero que a la vez, me lo dijo todo.

-Y tú con Hero ¿verdad? -dijo con voz dulzona. La risilla traviesa que solté respondió por mí.

Taylor se sentó a mi lado.

-Somos un caso perdido.

-No hicimos nada malo, sólo tocarnos -confesé.

-Peter y yo igual, bueno... un poco más que eso pero no hubo penetración.

-¿Un oral? -intuí, su sonrisa lo delató-. Vaya, no los creí tan pervertidos.

-¡Cálmate! Desde que estás con Hero no dejan de hacer cosas, par de calientes -bromeó y ambos reímos.

-Es extraño hablar de esto contigo, pero... me alegra tener la confianza para hacerlo -dije.

-Puedes hablar conmigo de lo que sea, Andrew, yo te escucharé o aconsejaré sin importar lo absurdo o serio que sea lo que me cuentes.

-Hablando de confianza, tienes más preservativos que puedas darme, o que me hagas el favor de comprar algunos, Hero tiene en su casa, pero creo que también debo tener unos yo aquí.

-Claro, te puedo dar todos lo que tengo que acabo Peter y yo no los necesitaremos por un largo tiempo.

Seguimos mirando la serie y comiendo palomitas.

-Oye... -repuse-. A los alfa, ¿Qué les gusta? O sea, durante el sexo.

-¿Por qué la pregunta?

-Es que a veces siento que él hace más por mí que yo por él, no sé si me explico.

-Oh... ya entendí, pues en realidad, a los alfa nos gusta mucho complacer al omega, la verdad, su satisfacción es nuestra satisfacción, así que no te preocupes tanto por eso hermanito.

En serio me sentía en confianza con mi hermano, y sabía que me apoyaría con lo que fuera, lo admiraba y estimaba demasiado.

Mientras tanto en algún callejón de la ciudad:

-Ya ubiqué al chico del que me hablaste, y te tengo una noticia, es un omega y era mío, yo lo había marcado antes -comentó el hombre encapuchado mientras fumaba-. Y lo quiero de vuelta.

Sangre de OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora