Capítulo 7

905 65 18
                                    

Andrew

El hombre respiró hondo, sintiendo mi aroma, mi celo.

-Joder... esto será fantástico -dijo frotando su entrepierna por encima del pantalón, y mordió su labio inferior, excitado.

-Sólo hazlo rápido ¿ok? -le indicó mi padre.

-Papá ¿Qué pasa? -estaba muy confundido, principalmente porque de dónde carajos se conocían, aparte de que el hombre era visiblemente más joven que mi padre.

-No voy a permitir que tus tíos sepan que eres un omega. Esto te pasa por ir por la calle estando en celo, y a cambio de guardar el secreto Bryan me pidió que lo trajera.

-P-p-papá... -mi voz se volvió chillona.

-¿Por qué demonios tuviste que ser un omega? -dijo.

El hombre avanzó hacia mí, intente cerrar la puerta pero su fuerza en ese momento superaba por mucho a la mía. Subí corriendo a mi habitación antes de que pudiera alcanzarme, y cerré la puerta. Rápidamente busqué mi teléfono, por desgracia, recordé que lo había dejado abajo en la sala, junto a mis libros y libretas.

-Mierda... -estaba bastante asustado.

Entonces el tipo comenzó a golpear la puerta una y otra vez.

-Abre pequeño, sé que lo deseas, lo necesitas, y estoy seguro de que te encantará -decía.

-¡Vete! -grité-. ¡Acabo de llamar a la policía! -mentí.

-Pues entonces no hay tiempo para dramas, así que abre.

-¡No, lárgate!

Y de una fuerte patada, el tipo fue capaz de abrir la puerta. Me quedé congelado del miedo.

-Ahora sí, pequeño omega.

El tipo se abalanzó sobre mí, caímos en la cama. Me era difícil poder defenderme, pues el dolor a pesar de que la chamarra de Hero me ayudaba a soportarlo este no desaparecía del todo.

-¡No por favor! -supliqué.

Comenzó a tirar de mi ropa, al grado de romperla y arrancarla. La chamarra que Hero me había regalado, quedó sin una manga y varias rasgaduras. Cuando sentí que mis glúteos quedaron expuestos, comencé a tirar patadas.

-¡Para, maldito! -grité furioso, pero el tipo sólo reía, burlándose de mí.

-Deja de luchar, o será peor para ti -dijo.

Obviamente ignoré sus palabras, y en una de las patadas que tiré le di en el rostro. El hombre me miró enfurecido.

-¡Ya déjame! -exigí.

-Maldito omega, pues si no es por las buenas, ¡será por las malas! -exclamo y seguido, me tiró un fuerte golpe en la mejilla seguido de otro.

Quede aturdido tras los golpes, todo me daba vueltas y sentía que de mi labio inferior y de la nariz salía algo caliente, sangre, lo más seguro. El tipo me dio la media vuelta, dejando mis glúteos expuesto a él. Se encontraba sobre de mí, con una de sus manos bajó su pantalón, y segundos después lo sentí rosar mis glúteos. Su aroma de alfa estaba comenzando a hacer efecto en mis sentidos, y no podía evitarlo, y mi celo empeoraba la situación.

-No por favor... no lo hagas... -supliqué, chillé.

-Veo que nadie te ha marcado, esto será mejor de lo que pensé -sonrió malicioso-. Puedo imaginar que esta zona... -tocó con su dedo mi entrada-. No ha sentido la dicha de probar un buen alfa. Y ya está húmedo.

-Por favor... -mis suplicas eran en vano.

El malnacido, introdujo su dedo bruscamente.

-¡Ah...! -apreté los dientes.

Sangre de OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora