Capítulo 27

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Hero:

Alrededor de las 5 de la tarde Taylor y los demás pasaron por nosotros.

-Vaya, hermanito, puedes caminar -bufó Taylor.

-Cierra la boca -refunfuñó Andrew, pero todos rieron cuando lo vieron cojear por lo adolorido que estaba de las piernas-. Idiotas.

Hacía mucho tiempo que no íbamos al cine, pero yo, en lugar de ver la película seguía pensando en las palabras de mi novio:

«¿Y si lo intentamos? formar una familia».

Lo medité por un instante, en realidad era una idea que me gustaba, imaginarme a su lado de por vida, con uno o dos cachorros. Además de que la idea ya había pasado por mi cabeza con anterioridad. Y ahora que Andrew estaba en celo era una gran oportunidad para intentarlo.

Después de la película, mientras caminábamos con dirección al estacionamiento, tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Andrew. Al percatarse de mi mensaje, Andrew me observó intrigado, con la mirada le dije que leyera el mensaje, y entonces sus ojos se iluminaron.

-¿A qué hora debes tomar de nuevo tus supresores? -le pregunté en voz baja.

-Son cada 8 horas, y los tomé a las 12 así que...

-Ya no los tomes -interrumpí.

-¿Estás seguro?

-Esa pregunta debería hacértela yo a ti, aunque fuiste tú quien dijo que lo intentáramos, quiero que estés 100 porciento seguro.

-Yo lo estoy, quiero hacer una vida contigo, eres mi alfa.

-Y tú mi omega, mi dulce y tierno omega.

-Estoy convencido, Hero.

-Muy bien.

El resto de la tarde, la pasamos en compañía de mis padres, viendo un reality show que mi padre Harry amaba, y que la verdad era bastante divertido y entretenido. Moría de ansias por que el efecto de los supresores de Andrew pasara y volver a hacerlo de nuevo con él, pero ahora intentando algo más grande que solo tener un rico acto de amor.

-Tengo frio -comentó Andrew.

-En el cuarto de lavado están las frazadas que lavé hoy, ya están secas -comentó mi papá Harry.

-Deja te traigo una, amor -me levanté por la frazada y regresé en un santiamén.

Cubrí el cuerpo de mi chico y tomé asiento a su lado. Más cómodo y cálido, se recostó recargando su cabeza sobre mis piernas. Me parecía tan lindo y tierno, a veces no podía creer que ese chico tan guapo fuera mi omega, y que en la cama se volvía en todo un sexy pervertido. Por mi mente pasaron mil cosas sucias que me gustaría hacerle.

-Hero -musitó en voz baja, el chico pudo sentir lo que mis sucios pensamientos provocaron en mi cuerpo.

-Disculpa -dije sonrojado, y él sonrió de una manera picara pero encañadora a la vez, me estremeció.

A pesar de que mis padres estaban ahí, me atreví a meter mi mano bajo la frazada y bajo su ropa interior, tocando sus glúteos. Poco a poco llevé mis dedos a su zona más sensible, y comencé a frotar suavemente.

-Hero... -gimió suavemente.

-Tranquilo -lo apapaché.

Y seguí así hasta que el programa que tanto le gustaba a mi padre terminó.

-Joder, ya quería que eliminaran a esa perra, me caía de la patada por ser tan engreída -dijo Louis.

-Sí, que bueno que la eliminaron.

Sangre de OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora