Capítulo 21

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Andrew:

Amanecer después de una perfecta noche con mi alfa al lado, con sus manos en mi cadera, y su cálida lengua lamiendo mi marca fresca, era todo lo que necesitaba.

-Joder... no quisiera levantarme -dije, estaba muy cómodo.

-Ni yo, me encanta estar contigo, hacerte mío una y otra vez.

-Tus sabanas necesitaran una buena lavada -dije entre risas.

-Lo sé, con todas las veces que hice que te vinieras -me provocó un leve sonrojo.

-Me gustó mucho -confesé.

-Me quedo muy claro cuando te escuchaba gemir y rogar por más -movió su cadera-. ¿Quieres otro round?

-Sí, pero que sea después de desayunar, necesito recargar energía.

-De acuerdo.

-Estos preservativos que te regalo tu hermano son buenos, resisten bien y se sienten muy al natural -comentó mientras se retiraba el preservativo.

-En mi siguiente cita con el doctor, le pediré que me de los supresores anticonceptivos, como los que usa Peter.

-¿Y si funcionan? Porque Peter quedó...

-Mientras los cambie con cuando se deba y no se me olvide como a Peter.

-Ah... entiendo.

-¿Te gustaría intentarlo?

-Podemos intentarlo,

Hero me preparó un delicioso desayuno el cual disfrute con gusto. Quería pasar todo el día junto a él metido en la cama si era posible. ¿En qué momento me convertí en ese omega sumiso y enamorado locamente de su alfa? No importaba, en serio le quería demasiado. Descansamos un poco mientras veíamos televisión, y cuando por fin decidimos regresar a la habitación, el teléfono de Hero comenzó a sonar.

-Mierda, ¿quién demonios es? -miró su teléfono, era Tara.

-Mejor contéstale, así podremos ir a la cama pronto.

-Ok -respondió la llamada-. Hola Tara ¿cómo estás?

El semblante de Hero pasó a ser un de preocupación cuando la chica comenzó a hablar, lo cual también a mí me preocupó.

-Tranquila, no te preocupes, envíame la dirección de tu casa, en seguida vamos -dijo y colgó.

-¿Qué pasa? -pregunté.

-Recuerdas que ayer en la escuela estaba llorando después de que el alfa con quien salía la dejó -asentí-. Está deprimida y triste, quiere un poco de compañía y su amigo no le responde, posiblemente esté ocupado.

-¿Entonces iremos a hacerle compañía?

-Sí, no se le vaya a ocurrir hacer una estupidez por culpa de ese alfa, además, siento que se lo debo.

-Porque tú también la dejaste...

-Pero yo no fui grosero con ella, yo fui claro con ella desde un principio.

-Solo bromeo, tonto.

Nos arreglamos para salir e ir a casa de Tara, entendía muy bien que necesitara el apoyo de alguna persona, y nosotros estábamos dispuestos a estar con ella, lamentablemente el sexo quedaría pendiente.

Llegamos a la casa de la chica en pocos minutos, tocamos a la puerta y ella abrió, la pobre lucia bastante desalineada.

-Hola chicos, gracias por venir -dijo entre sollozos-. Disculpen las fachas -dijo refiriéndose a su vestimenta.

Sangre de OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora