VI

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No reaccionó hasta que tuvo la mano de Kiba delante de su rostro. El Inuzuka se empeñaba en hacerle volver en sí, haciendo suaves movimientos con la palma de su mano, de izquierda a derecha y viceversa. Fue entonces que Naruto parpadeó y dejó de mirar la cortina cerrada del establecimiento para pasar a observar al muchacho que se hallaba junto a él.

-¿Qué es lo que venden aquí, Naruto?

Ante la pregunta, el aludido se encogió de hombros y negó con la cabeza.

-Pensé que habría algo interesante, de verás. 

Se alejó del local para correr de vuelta junto al resto de sus amigos, enterrando en lo más hondo de su ser aquella preocupación que venía albergando desde antes llegar a la plaza. 

Introdujo la mano en su pantalón y, al palpar la tarjeta entre sus dedos, sintió un alivio y una alegría inmensos. Realmente su profesor le había sugerido unas clases particulares gratuitas. De verdad había manera de que existiera algo entre ellos, y la sola idea, le emocionaba inmensamente. 

Esperaría unos días y le llamaría. Quizá incluso podría conocerle mejor. Saber qué había tras aquella misteriosa faceta. Gélida mirada y gentil comportamiento. Así era Itachi Uchiha. 

Pero ¿Así sería en realidad?

**

El lugar estaba relativamente tranquilo. Desde el comedor se despedía el aroma de las especies del ramen. 

-Mesa doce, Naruto.

Dada la orden, Naruto se apresuró en esa dirección. Apenas si había tenido tiempo de vestirse. No pretendía asistir a trabajar ese día, pero tampoco podía dejar sus obligaciones a Haku. Su amigo podía cubrirlo, siempre y cuando no hubiera demasiada clientela. 

-¿En que puedo...?- la bandeja casi se resbaló de sus manos ante la impresión de ver nuevamente a aquel joven sentado a la mesa. -¿Shisui?- se abstuvo de usar cualquier formalismo al reparar en la seriedad impresa en la faz del susodicho. 

Shisui Uchiha se había acicalado esta vez el cabello, llevaba un traje oscuro demasiado elegante. Y el contraste entre el aspecto del joven y su semblante serio, habría pasado desapercibido para Naruto, de no ser porque cayó en la cuenta de que acudía solo nuevamente. 

Algo nervioso, Shisui exhaló un suspiro antes de explicarse.

-Se que estás en horario de trabajo, y tampoco quisiera incomodarte...es solo...

Naruto miró a su alrededor, indeciso. Teuchi estaba en el comedor y Ayame seguía despachando los pedidos a domicilio mientras Haku levantaba órdenes en las mesas aledañas. Finalmente se sentó frente a Shisui, anticipando hacia donde iba el intento de conversación del Uchiha.

-¿Itachi te envió, no es así?

Interrumpiendo su escueto diálogo, Shisui arqueó una ceja, primero confundido, luego expectante. 

-¿Conoces a mi primo?- intentó indagar. Más supo, al ver como el rostro de la chica se ruborizaba, que había dado en el clavo. 

Naruto dejó escapar una risa de nervios al tiempo que negaba con las manos. No quería que su profesor se enterará de nada, pero había supuesto al ver a Shisui, que Itachi lo habría enviado. Al parecer no solo se había equivocado, sino que la estaba liando al exponer sus propias dudas. 

-¿Itachi? ¿Qué Itachi? Dije Teuchi, de verás.

Pero la intriga persistía en las oscuras pupilas de Shisui. 

Naruto optó entonces por irse por la tangente al reparar en lo que estaba pasando. 

-¿Por qué estás aquí?

Recordó la negativa que le había dado hace unos días, cuando Shisui le había pedido una cita. Se había sentido terriblemente mal al rechazarlo debido a que él había propiciado el enrollo con aquella pócima, pero había pensado que Shisui se había resignado a su respuesta. Aparentemente volvía a equivocarse. 

Agachándose ligeramente hacia su izquierda, Shisui depositó sobre la mesa el arreglo floral.

-No quiero rendirme tan fácilmente- reconoció ante la mirada atónita de la rubia. 

Había estado pensando en ella todos los días, y por más que trataba, no podía zanjar el asunto respecto al desplante que le había dado. Ni siquiera terminaba de comprenderlo del todo. La chica era hermosa, no lo negaba, pero había muchísimas más, y sin embargo, Shisui se sentía atraído hacia ella. Eran sus ojos azules los que le perseguían en sueños, era su voz, su cuerpo, sus facciones, aquello que tanto le magnétizaba. 

¿Por qué pues iba a renunciar a tener una chance de salir con tan singular belleza?

-Me dijiste que no tenías novio, ¿Por qué al menos no sales conmigo una vez?

Naruto resopló, notoriamente frustrado. Claramente fue un error decirle a Shisui que no estaba en una relación, aunque tampoco podía decirle la verdad. 

-Escucha. Es una perdida de tiempo que...

Y calló al ver el semblante de Shisui ensombrecido por la desilusión. 

-No creo que sea buena idea- remató al tener el arreglo floral sobre sus piernas. 

Shisui sonrió tenuemente, notando la vacilación de la fémina. 

-Solo una cita. Si después no quieres volver a saber de mí, lo entenderé y no volveré a buscarte. 

-¡Naruko, hay tres pedidos listos en el comedor!

Naruto se levantó de un salto al oír a Ayame. Por lo visto no tenía más remedio que aceptar. O Shisui seguiría acudiendo y su consciencia no lo dejaría tranquilo.

-Bien. Una cita- aceptó de mala gana. -Pero si intentas cualquier cosa...- infló las mejillas con disgusto cuando Shisui rió por su advertencia. 

-Si tanta es la desconfianza, podemos ir a dónde tú quieras, y el día que tú me digas. 

Naruto torció los labios en resignación, tomó la bandeja de la mesa y sus deseos por retractarse no menguaron durante las dos siguientes horas.

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora