Cuando despertó estaba en la cama de su departamento, cubierto con una sábana y un paño húmedo sobre la frente. Lo último que recordaba era el salón de clases. Le había costado trabajo llegar y, como de costumbre, había acudido a las prisas. No había tenido ni tiempo de terminar la tarea y apenas si había probado el desayuno.
Quiso levantarse cuando la voz proveniente del umbral lo detuvo. Naruto parpadeó confuso, dejando el paño sobre la cómoda antes de volverse hacia la silueta de Itachi. La habitación estaba a oscuras pero Itachi acababa de pedirle que no se esforzara y descansara, que enseguida le llevaría la comida a la cama.
-¿Qué pasó?
Una vez que Itachi regresó a encender las luces, Naruto supo que algo no iba muy bien al reparar en su expresión ligeramente ceñuda, asi como los labios que mantenía oprimidos cada vez que intentaba pronunciar una palabra.
Tuvo que hacer caso y sentarse a comer cuando Itachi se limitó a indicarselo.
-Sufriste una descompensación debido...- Naruto notó que titubeaba ante lo que seguía. -A que te sobreesforzaste con los estudios y tu empleo. Tenías una fiebre muy alta y te desmayaste.
Al pensarlo detenidamente Naruto recordó más nitidamente los hechos. Había estado a punto de quedarse dormido antes de que, sorpresivamente, Itachi le llamara para que pasara a la pizarra a responder uno de los ejercicios de tarea que no había hecho.
-Gracias por traerme a casa, Itachi- le agradeció con una reverencia una vez acabada la comida. Itachi le hizo entrega de sus medicinas y, de nuevo, Naruto lo notó raro. -Dos píldoras cada seis horas. Procura abrigarte bien y no salir los próximos días para evitar una recaída.
-Itachi- lo tomó del brazo para forzarlo a que lo mirara. De pronto Itachi Uchiha le rehuía la mirada, casi como si le resultara doloroso verlo. Naruto quiso abrazarlo, pero Itachi lo sujetó con suavidad de los hombros para devolverlo a la cama.
¿Estaría molesto? Resultaba un tanto evidente que asi era, pero Naruto no lo entendía. Quizá era que Itachi estaba decepcionado por sus escasos progresos con el estudio. Él que se tomaba incluso la molestia de ir a su departamento a ponerle al corriente con las materias y, Naruto en cambio, no se había esforzado lo suficiente. Seguía siendo el mismo mediocre de siempre.
-Debes descansar- murmuró Itachi, yendo nuevamente hacia el umbral con la misma expresión dolida. -No olvides tomar tu medicina. Volveré a verte al anochecer.
Más que un simple comentario, Naruto presintió una promesa oculta en sus palabras. Asintió obediente antes de recostarse. Decidió no abordar ningún tema hasta que se encontrara con las fuerzas suficientes para hablar con él.
Tal como Itachi había anunciado, regresó al anochecer para asegurarse de que Naruto tomara sus medicinas. Había llevado consigo una sustanciosa comida caliente que consistía en vegetales guisados y carne de cerdo.
Atento en todo momento, Itachi se había encargado de cuidarle, llevando todo lo que necesitaba a su habitación para que Naruto hiciera el minímo esfuerzo posible. Asimismo, le había reemplazado multiples veces el paño y había aseado un poco el departamento.
Asi y todo, Naruto lo notaba terriblemente hermetico. Cada vez que intentaba conversar sobre algo, Itachi se limitaba a responderle expresamente lo que era necesario, sin ánimo alguno de profundizar sobre nada. Hasta que, ya abrumado de intentarlo, Naruto se quedaba callado. Entonces dormía por horas y horas a causa de la fiebre, hasta que amanecía. Itachi se presentaba siempre puntual a llevarle los apuntes de las tareas y esta vez Naruto empezó a estudiar en serio.
Aunque todavía le preocupaban diversas cuestiones. Y una de ellas era Shisui.
*-¿A qué te refieres con que no vino otra vez?
Embargado por el desespero ante la nueva negativa, Shisui Uchiha apoyó las manos sobre el mostrador junto a la caja registradora y, furioso, examinó el rostro joven de la hija del dueño del restaurante al que había asistido habitualmente y sin falta el último mes.
Con el actual sumaban tres días sin ver a Naruko. En días pasados habían acordado de verse en un restaurante de sushi al cual ella jamás llegó. Shisui había decidido buscarle en Ichiraku, pero lo único que había obtenido, eran respuestas pobres, vagas e inexactas.
-Solo quiero saber en dónde vive- pidió con ímpetu a la reticencia de la joven. Sin embargo, esta se limitó a repetirle el protocolo del restaurante en pos de proteger los datos personales de sus trabajadores.
Pues bien. Si no querían decirselo, lo descubriría el mismo.
De vuelta en su coche Shisui recordó a su primo y la rara conducta que presentaba en días pasados. Itachi se veía más cansado y alicaído de lo normal. Además, según palabras de Mikoto, apenas si pasaba por su casa, justificando su ausencia por el exceso de trabajo en la escuela en la que impartía clases.
Si alguien sabía con certeza en dónde estaba Naruko, ese era su primo. Aunque no podía preguntarselo directamente o podría sospechar algo.
¿Qué hacer?
Miró la orquilla sobre el asiento del copiloto y la tomó para guardarla. Una parte de él temía que Naruko hubiera decidido terminar de una vez por todas con su relación clandestina, una a la que él mismo había accedido, creyendo idealistamente que con el tiempo quizá Naruko podría llegar a quererle, pero ¿Podría ser asi?
Viendolo subjetivamente, todo estaba en su contra. Solo era el aditamento, el reemplazo temporal y efimero de Itachi, hasta que ella abriera los ojos.
Invadido por la tristeza, introdujo las llaves en el contacto del coche.