XXVIII

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Eran las dos de la mañana cuando el firme aporreo a su puerta lo despertó.

Soñoliento, Naruto salió de la cama y trató de enfocar de nuevo la hora en el reloj junto a la cómoda para constatar que no se hubiera equivocado. Había pagado el alquiler puntualmente y era sábado por la madrugada pero conforme se acercaba, reconoció los toquidos.

-Shisui- se talló un parpado al abrir. En efecto, allí estaba el joven, trajeado con el uniforme de la empresa y una mirada determinada y seria como pocas veces Naruto le había visto.

Estaba tan adormilado que jamás se le ocurrió invitarle a pasar, pero no hizo falta. El joven entró y sin dar mayores explicaciones, tomó las mejillas del rubio para plantarle el beso más lascivo y ardiente de todos los que le había dado hasta entonces.

Aquello bastó para que Naruto espabilara en un dos por tres. La lengua inquieta se frotaba sobre la suya, demandando correspondencia mientras una caricia furtiva bajaba hasta su entrepierna.

Sorprendido al hallarse desprevenido ante tal apasionado arrebato, Naruto gimió entre ambas bocas, visiblemente acalorado cuando Shisui empezó a masturbarle sin previo aviso mientras le comía la boca.

No era la primera vez que estaban juntos, pero si la primera en la que Shisui se presentaba a esas horas de la madrugada.

Naruto quiso reclamarle la hora, pero su mente se quedó totalmente en blanco cuando el primer orgasmo lo azotó de golpe. Sus rodillas cimbraron  ante la corriente electrizante que le sacudió la ingle.

Jadeó derrotado cuando Shisui se posicionó a su espalda y le bajó los pantalones y la ropa interior.

Con las palmas apoyadas sobre el muro y el rostro ladeado, Naruto atinó a suspirar largamente al sentir el miembro goteante deslizandose cada vez más en su interior. Y maldito fuera si no sabía moverse de forma deliciosa.

Lo siguiente que supo fue que Shisui lo embestía una y otra vez, ciñendolo firme de la cintura para profundizar los embates.

El segundo orgasmo le golpeó con mucha mayor fuerza que el primero. Tanto que Naruto se habría desplomado de no ser porque Shisui lo sostuvo en brazos hasta que los latigazos postorgasmicos cesaron.

Entonces Naruto dio media vuelta para besar los labios humedos de su amante.

Esperó a que sus respiraciones se acompasaran para preguntar.

-¿Qué ha sido eso?

Por toda respuesta, Shisui lo guió hasta la cama para recostarse a su lado.

-Te deseaba- murmuró con la mirada perdida en el techo. -Desde que te conocí lo he hecho. Naruko me atraía demasiado pero a ti...a ti te amo, Naruto. Y tengo miedo de perderte porque no se qué haré si llegara a pasar.

Apoyado sobre los codos, Naruto se acercó a su lado. Se había disgustado de que Shisui se retractara de darle su regalo, cuanto y más al saber qué era. Pero ahora comprendía la razón. Lo que más asustaba a Shisui era el rechazo. El amor que le prodigaba era excesivo, tanto que a Naruto le abrumaba.

¿Él llegaría a amarlo igual?, ¿Se haría tan dependiente de él?

Lentamente cerró los ojos y besó una vez más los labios de Shisui en un intento por distraerlo de sus dolorosas cavilaciones.

-Ahora estamos juntos. Eso es lo que importa, ¿Qué no?

Pero Shisui no respondió, y en cambio, volvió a besarlo con mayor posesividad.
**

Miró distraídamente por la ventana del vehículo. Desde que habían abandonado el aeropuerto, una impaciencia impropia se agitaba en sus entrañas. Como un molesto presentimiento que quería enterrar en lo más profundo de sus recuerdos.

¿Qué era?

¿Dolor?

¿Nostalgia?

Habría preferido que el viaje de negocios se alargara, a la vez que habría preferido cambiar de idea y no haberse ido en primer lugar. Sus ideas eran tan concradictorias y confusas como sus propios sentimientos.

Alejarse de todo le había ayudado a sanar un poco la herida, pero sabía de sobra que no estaba curado del todo. Una cicatriz emocional de esa índole demoraba años en sanar.

-Itachi...

-Lo siento, padre. Me he distraído- cerró los ojos y volvió la mirada hacia el rostro pétreo de su progenitor, el cual carraspeó irritado antes de decidirse a proponer lo que tenía en mente.

-¿Por qué no llamas a una chica y la invitas a cenar?- le sugirió, impasible. -Izumi ha estado preguntando mucho por ti en la empresa.

Itachi negó con suavidad. Nada de citas. Él no creía en aquella estupidez de que un clavo sacaba a otro. Además, Naruto era irremplazable.

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora