Final.

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Despertó cuando sintió la suave caricia cosquilleandole la mejilla. Recostado junto a él, Itachi le observaba atentamente. Naruto no pudo, ni quiso, reprimir una sonrisa. La presencia de Itachi por las mañanas siempre le era grata, despertando una plácida calidez en su pecho.

No había la menor duda de que lo amaba.

-Buenos días- atinó a decir en medio de un bostezo. Se había quedado estudiando hasta tarde para los futuros exámenes de filosofía e historia. El bimestre pasado sus notas habían sido poco menos que mediocres, pero poco a poco Naruto le iba cogiendo el gusto al estudio.

¿Quién no se alegraría teniendo un profesor tan guapo impartiendo clases y siendo además un soporte emocional en su vida?

Y pensar que casi le había perdido meses atrás. Concebir la idea de alejarse de él ya le resultaba un imposible. Habían recorrido un largo tramo de dificultades para poder estar juntos.

-¿Quieres café o té con tus dangos?- preguntó Itachi, proporcionándole una nueva caricia en el mentón.

Naruto se alzó de hombros.

-Cualquiera esta bien.

Se incorporó de la cama para tomar su ropa y cambiarse. Apenas se estaba vistiendo la camiseta cuando el celular sobre el buró anunció un nuevo mensaje mediante la tenue y característica melodía que, Itachi reconoció enseguida.

-¿Que quiere?- se interesó cuando Naruto leyó rápidamente el mensaje. El acuerdo entre ellos había resultado medianamente favorable hasta la fecha.

Llevaban tres meses así, turnandose citas y encuentros, compartiendo al mismo chico que se había ganado el corazón de ambos. La idea de Naruto por abandonarlos le había parecido demasiado dolorosa a Itachi luego de que recordara aquellos largos meses de angustia y soledad que había vivido en otra ciudad. No existía peor dolor en el mundo que el de un corazón roto. Por ende, había accedido. Sólo por ello, aceptó que su primo también formara parte de la vida de Naruto.

El amor los había flechado a ambos por igual, pero no había vencedor. No todavía. El tiempo posiblemente diría si la balanza se inclinaba a favor de uno u otro, pero de momento ninguno quería privarse de Naruto.

-Dice que tu papá va a ascenderlo, así que podemos estar juntos también mañana.

Itachi suspiró indeciso ante la propuesta, no porque no quisiera pasar dos días consecutivos con Naruto, al contrario, amaba cada instante que pasaban juntos, siempre anhelaba la llegada de su turno. Desafortunadamente había reservado una cena en un restaurante para pasado mañana. Era el problema de tener que turnarse los días o semanas. Cuando surgía un imprevisto en el trabajo, debían cambiar el acomodo de las fechas y entonces cualquier plan de cita se desmoronaba.

-¿Itachi?

Naruto le miró con la duda centellando en su mirada añil, profunda y cautivante, haciendo que la mirada de Itachi se ablandara un poco.

¿Cómo negarle lo más mínimo a Naruto? Era el dueño total e indiscutible de su corazón. Y si bien le dolía saber que él no era el único que gobernaba los sentimientos del chico, lo prefería así a tener que perderlo de nuevo.

-De acuerdo- accedió, saliendo de la cama para ir a calentar el agua para el café. -Pero la próxima semana no hay cambios.
*

Cenar en la casa de Itachi sería terriblemente  incómodo. Naruto ya lo veía venir desde que Itachi le contó sus planes para la noche.

Y a pesar de todo Naruto se había esmerado horas enteras tratando de quedar lo más presentable posible. Había lavado y planchado su uniforme de Ichiraku, cepilló la peluca hasta que no quedó un solo cabello fuera de lugar, tomó un largo baño, aunque tuvo que omitir el perfume, pues todas sus fragancias despedían notas masculinas.

Ya aseado y vestido, aguardó la llegada de Itachi, rogando en su fuero interno porque la velada saliera bien.
*

El silencio en el comedor apenas era roto por el sonido ocasional de los tenedores golpeando los platos. Naruto miraba de vez en cuando entre rapidos mordiscos a los padres de Itachi. La última vez que había visitado formalmente esa casa había sido casi medio año atrás, suponía, por tanto, que la impresión que les había generado el saber que su hijo había retomado una relación que ya habían dado por muerta, debió ser grande.

Después del cordial-y casi forzado- saludo inicial, nadie había vuelto a decir nada.

A Naruto le temblaban las manos cada vez que intentaba servirse más porción de los platillos destinados en la mesa. Eran tantos y tan deliciosos que creyó conveniente entretenerse probándolos todos. Justo degustaba los frescos guisantes cuando el papá de Itachi carraspeó en un intento de llamar la atención.

-Entonces, ¿Estás seguro de esto, Itachi?

La pregunta había sido pronunciada en un tono severo que no pasó desapercibido para Naruto. Hasta ese momento no pensó en qué podría haberles dicho Itachi a sus padres antes de la visita. Era obvio que debía informarles con antelación pero, qué exactamente. Itachi ni siquiera se había tomado la molestia de prevenirlo esta vez. No practicaron como la vez primera sobre los posibles cuestionamientos a los que podrían ser sometidos. No ensayos de voz, ni de modales femeninos. Nada.

-Lo estoy, padre- profirió Itachi, dando un suave sorbo a su copa de vino tinto. La madre de Itachi se veía un tanto pensativa y callada pero a pesar de ello Naruto notaba que no había dejado de mirarlo desde que llegaron, como si tratara de confirmar un hecho en particular. -Y espero que respetes mi decisión.

Cuando Fugaku Uchiha tensó los labios en evidente estado de decepción, Naruto anticipó una posible discusión. Dobló rápidamente la servilleta y se levantó de la silla con la clara intención de agradecer la cena para retirarse, sabiéndose incapaz de permanecer más tiempo en un ambiente tan hostil. Lo último que necesitaba era ser motivo de riña. Estaba claro que los padres de Itachi no lo aceptarían nunca.

Estaba por hacer una leve inclinación cuando Itachi se levantó. Lo siguiente Naruto no lo vio venir. No hasta que fijó sus profundos ojos azules en Fugaku, ratificando así como aquel mohín de disgusto se intensificaba al grado de deformarle los gruesos labios en una fea mueca. Queriendo escapar a su escrutinio, se volvió hacia Mikoto, quien, asentía sonriente, con las manos bajo la barbilla.

Junto a él vio a Itachi sosteniendo la peluca rubia en sus manos.
*

Por largo rato lo miró angustiado, tomándolo de las mejillas para luego besarlo sin reparos.

Idiota.

Itachi era un completo idiota. Impulsivo, arrogante, engreído.

Y lo amaba. Había creído imposible llegar a amarle más de lo que ya lo hacía, pero una vez más se había equivocado.

Solos, en la intimidad de su departamento, Naruto lo besó y se dejó besar hasta que el tiempo se desdibujó para ellos  y todo a su alrededor se tornó insignificante.

Itachi se había reservado su explicación de los hechos hasta que abandonaron su casa. Luego de que su padre se retirara a mitad de la cena y su madre se quedara acompañandoles otro poco, brindándoles su aprobación y apoyo por entero.

Aparentemente a Fugaku le tomaría más tiempo procesar y aceptar la relación, pero lo haría. Mikoto estaba convencida de ello y si alguien conocía bien al serio patriarca Uchiha, era ella.

Antes de llegar, Itachi ya les había puesto sobreaviso, revelandoles la verdadera sexualidad de Naruto y poniendo de manifiesto el por qué de su engaño, así como una advertencia velada de mudarse en caso de que no lo aceptarán.

Saber que Itachi había estado dispuesto a perderlo todo por él, reafirmaba en Naruto las múltiples razones que tenía para amarlo. Ahora podían vivir su idilio sin reservas.

-Te amo, Itachi- y aunque parte de su corazón le pertenencía tambien a otra persona, en ese momento y en ese lugar, eran ellos dos, solos, amándose, entregándose y complementándose como siempre habían anhelado.

**
Notas: falta el epílogo. Gracias por leer!

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora