XIV

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Sintiéndose más incómodo que nunca, Naruto se miraba en el espejo de cuerpo completo, cerciorándose de que todo estuviera "en orden".

La peluca estaba bien acomodada y hasta la había ajustado con varios prendedores para que quedara fija. El intento de sosten seguía dando lástima, pero por nada del mundo Naruto accedería a rellenarlo. Suficiente se estaba rebajando ya como para que, encima de todo, tuviera que pisotear más el poco orgullo que le quedaba.

Días atrás se había emocionado con la noticia. El simple hecho de saber que conocería a los padres de Itachi le había provocado una inmensa felicidad, y una necesidad aun más latente por sentirse aceptado por ellos. Creía que la idea provenía de su novio, pero Naruto no se molestó al saber que en realidad era el padre de Itachi quien quería conocerle.

Todo había estado medianamente bien hasta que Itachi le hizo aquella ridícula y humillante petición de que asistiera a la cena familiar vestido de mujer. Lógicamente Naruto se había negado. Pero al conocer los detalles no pudo más que dar su aprobación, aún a sabiendas de que él no quería fingir, ni mucho menos ser un impostor. Porque claramente eso hacía al proyectar una identidad opuesta.

Cepillando una de las coletas, Naruto hizo un mohín frente al espejo. Itachi Uchiha era un idiota, el ser más despreciable en la faz de la tierra, y él un estúpido por hacerle caso.

Que si Fugaku Uchiha era homofobico, que si Mikoto lo apoyaba y además tenía problemas del corazón, que si su reputación...al demonio todo eso. El solo quería que ellos lo conocieran siendo él mismo, no Naruko.

Afligido, terminó por ponerse la falda, asegurandose de cubrir muy bien cierta parte de su anatomía que distaba mucho de parecerse al de una chica.

Indignado, Naruto infló las mejillas y pensó en hacerse el ofendido a mitad de la cena para poder darle un buen puñetazo a Itachi, alegando una mentira como que le había faltado al respeto o algo así. Esa sería la venganza perfecta, y ademas él se lo merecía por humillarlo de esa manera.

-¿Naruto kun?

Naruto entrecerró los ojos, dejó salir un suspiro de contradicción y se encaminó a la puerta, meditando las posibilidades de fingirse enfermo. Aunque dudaba que fuera a funcionar.

**

Los dos habían permanecido en silencio durante el corto trayecto. Naruto ya sabía que debía actuar como una "dama", y no hacía falta recordarle al altivo joven que se comportara como un caballero. La única diferencia era que Itachi cumplía muy bien con dichos requisitos, Naruto en cambio tenía que recordarse a sí mismo el mantener las piernas cerradas en todo momento y tratar que su torpeza no arruinara la velada. Tantas cosas podían salir mal que Naruto no había hecho más que pensar en ello.

Que la peluca se aflojara, que el timbre grave de su voz lo delatara...

Estaba tan nervioso que tenía que repetirse constantemente que solo lo hacía por Itachi. No era lo mismo estar desempeñando su papel en el restaurante de ramen que hacerlo delante de los padres de su novio.

-Tranquilo- cuando llegaron a su destino, Itachi se tomó su tiempo para acariciar con el dorso de la mano la mejilla izquierda de su acompañante. Naruto lucía tan arrebatadoramente bello que, en ocasiones, Itachi ni siquiera reparaba en el sexo. No le importaba que fuera hombre o mujer. Aunque increíblemente ahora se le apetecía más de chico. Tampoco negaba que Naruto se veía precioso tal como estaba en esos momentos, hasta le ponía verlo de ese modo, y de no ser porque su familia ya le esperaba con impaciencia y que Naruto estaba más que irritado, Itachi le haría el amor en ese mismo instante.

-Soy chica, ¿recuerdas?- Naruto frunció el ceño y apartó la mano que pretendía ejercer una caricia furtiva sobre sus piernas.

-Cierto- Itachi no pudo evitar sonreír, cada vez más divertido con los gestos de molestia que su pareja le dedicaba. Días atrás había tachado su propio plan como una locura. Inclusive se había molestado con Fugaku por haber contratado a un detective para que lo siguiera y rindiera cuentas de lo que hacía por las noches. Afortunadamente Naruto había estado disfrazado aquella vez. Ya solo le restaba fingir para convencer a su padre. De otro modo seguiría hostigandolo. Y lo último que Itachi necesitaba era enfrentarse a su padre estando cabreado. Asi que optó por la salida facil, mentir. Solo asi los dejarían tranquilos.

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora