Observó detenidamente el diminuto frasco de vidrio vacío, sosteniendolo debajo de la bombilla de su recamara. Aquel líquido tan extraño que había vertido en las tazas de té realmente había funcionado. Aquella mujer misteriosa había cumplido su promesa. Y Naruto se habría sentido muy feliz, de no ser por el daño colateral que había propiciado con su descuido.
El día anterior había estado a punto de ser descubierto. O al menos eso creyó cuando Shisui insistía en detenerlo mientras Itachi se acercaba hacia ellos. Había sido un ínfimo momento de distracción el que Naruto había aprovechado para zafarse y salir corriendo en la dirección contraria. De suerte la peluca no se había caído. Quizá su profesor no le reconocería con su atuendo femenino, pero tampoco pensaba arriesgarse.
No tenía idea de cómo enfrentaría a Shisui la próxima vez que lo viera. Eso en caso de que hubiera una siguiente vez. Muy en el fondo, Naruto dudaba que el conocido de Itachi volviera a acercarse a él luego del terrible desplante que le había hecho. Pero ¿Acaso tenía otra alternativa?
Se había metido en un lío tremendo, y todo por no ser del todo honesto desde el inicio. Ya no solo se trataba de la pócima. Le había mentido a Shisui descaradamente al seguirle el juego en cuanto a su sexualidad.
"Debería empezar a decir la verdad"
Dejó el frasquito de vidrio sobre el buró de la cama y tomó su mochila.
Camino a la escuela, tuvo tiempo para pensar mejor las cosas. Era cierto que Shisui le gustaba, en un sentido extraño, pero asi era. Habían conectado de buenas a primeras, había cierta confianza y comodidad. Claro que, a quien Naruto realmente quería, era a su profesor. Llevaba la idea bien grabada en su cabeza desde la primera vez que lo vio.
Y ello hacía la situación más complicada.
¿Por qué querría una persona como Itachi fijarse en alguien tan ordinario como él?
De no ser por la pócima, con toda seguridad seguiría siendo una estadistica en la mente de su profesor. Además, no se conocían realmente. Naruto sabía poco y nada sobre Itachi. Y no sentía correcto preguntarle cosas de su vida en el terreno estudiantil.
Cuando tomó asiento en su pupitre, buscó a Itachi con la mirada. Aquel joven altivo, serio y gallardo, se hallaba de pie detrás del escritorio, sosteniendo la lista de asistencia en alto.
Naruto se hizo discretamente con su celular. Escribió rápidamente un mensaje de texto, y el resto de la hora, intentó distraerse haciendo garabatos en una de sus libretas e intercambiando papelillos con Chouji y Kiba.
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Cuando el sonido del timbre anunció la salida, Itachi se apresuró a guardar todo el material en la gaveta del escritorio. Había estado impaciente porque terminara la clase. Se sentía más cansado que de costumbre. Sin embargo, no era esa la razón de su apuro.
Para cuando intentó buscar a Naruto entre los alumnos rezagados en el salón, ya era tarde. Se vio forzado a leer una vez más el escueto mensaje en su móvil. Naruto le había pedido verse después de clases para empezar a ponerse al día con los temas atrasados.
Era gratificante que el adolescente por fin aceptara su ayuda. Itachi veía potencial en él. Quería, por ende, ayudarlo. Y lo haría.
Cuando llegó al estacionamiento, la extrañeza acudió por unos instantes a su neutro semblante. Apoyado sobre su auto, Shisui se limitó a devolver el saludo con la mano.
Itachi fue hacia él, esperando no encontrarse con mayores contratiempos, puesto que Naruto ya le estaría esperando fuera del portón.
-¿Podemos charlar un rato?- preguntó Shisui, tamborileando los dedos sobre el cofre.
Itachi negó despacio pero contundentemente.
-Debo verme con un estudiante.
-No lo entiendes, es sobre una chica hermosa que...espera, ¿Qué tu qué?- la rápida perorata unilateral de Shisui fue interrumpida cuando este reparó en lo dicho por su primo. -¿Acaso tú...?
Y Shisui supo que había dado en el clavo cuando notó que el rostro de Itachi se ruborizaba. A pesar de ello, el Uchiha menor negó la evidente recriminación.
-No es lo que estás pensando- se apuró en aclarar. -Se trata de un chico que esta algo estancado con sus notas. Es hiperactivo y se distrae facilmente.
Shisui asentía lentamente ante lo que se le decía, mientras su ceja derecha se iba elevando en notoria curiosidad.
-Asi que la amable comadreja ayudara a ese chico a subir su promedio, aún cuando tiene mil pendientes encima y duerme prácticamente nada.
-No es asi- Itachi suspiró, bajó el portafolio y trató de convencerse de que realmente quería ayudar a Naruto desinteresadamente. Aunque su primo tenía un buen punto. No era su obligación hacerlo. Y no era como si dispusiera de todo el tiempo del mundo.
En realidad a Naruto le vendría mejor verse con algún otro compañero de su curso. Había estudiantes con excelentes promedios que podían ayudarle. Por ejemplo, Shikamaru Nara.
-¿De que quieres hablar?- se forzó a preguntarle a su primo, más por obligación que por ganas.
Shisui podía ser muy persuasivo cuando se lo proponía.
-Necesito un consejo para conquistar a una chica.
La respuesta llegó tarda y con un timbre inusualmente nervioso. Todo ello no pasó desapercibido por Itachi, quien más curioso que antes, abrió la portezuela y le instó a entrar.
-¿La chica del restaurante?- recordaba vagamente haber visto a Shisui teniendo una especie de discusión con la muchacha rubia de coletas. Aunque, conociendo al casanova de su primo, jamas se imaginó que se trataría de algo serio.
Lentamente, Shisui dejó de contener el aire. Se sentó en el asiento del copiloto y cerró la puerta.
-Creo...- se mordió el labio, indeciso. -Creo que me estoy enamorando de ella.
Itachi lo miró de reojo, pensativo. Después se apresuró a teclear un mensaje en su móvil.
"Lo lamento, Naruto. Me surgió un imprevisto. Será otro día"
Interiormente rogó porque Naruto no fuera a molestarse. Ya le había dado una respuesta afirmativa luego de leer su mensaje durante las clases. No le gustaba para nada faltar a su promesa, pero su primo siempre le había ayudado en el pasado. Y pese a que considerara el tema en cuestión una tontería, para Shisui parecía ser algo serio. Era curioso e hilarante como de pronto ambos empezaban a preocuparse por cuestiones amorosas.
Itachi negó con la cabeza ante su razonamiento antes de encender el vehículo.