XXVII

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Caía la tarde cuando el timbre de salida reverberó por los pasillos de la escuela. Naruto tardó relativamente poco en guardar sus cosas en la mochila para salir corriendo hacia el estacionamiento frente a la escuela, donde puntualmente le esperaba Shisui, siempre sonriente en el interior del automóvil, llevando consigo una cajita de regalo como su insana costumbre le dictaba hacer desde que cumplieran un mes de noviazgo. Ese día sumaba su cuarto mes juntos, y Naruto casi no podía esperar para ver la sorpresa que el galante joven le tenía reservada.

Se había hecho costumbre que cada viernes Shisui le recogiera para llevarlo a cualquier sitio y poder pasar tiempo juntos.

Las primeras citas Naruto se había sentido incómodo, pero finalmente Shisui le había demostrado transparencia en el trato. Ya no era excesivamente cuidadoso y amable, y tampoco le trataba de ella. Además, se comprendían y compenetraban a la perfección, como dos gotas de agua. Disfrutaban de la compañía del otro casi tanto como les angustiaba distanciarse al término del día.

Durante el trayecto Naruto relató lo bien que había estado su día, lo difícil que le resultaba la clase de matemáticas (en la cual, por cierto que recibía apoyo y asesoramiento de parte del Uchiha), y lo gracioso que era jugarle alguna treta a los profesores nuevos al colocarles borradores en el borde superior de la puerta. Después comenzó a hurgar dentro de su mochila.

Cuando Shisui aparcó el coche, Naruto esbozó una sonrisa enérgica a la par que le extendía su regalo. Era una cajita forrada en papel azul cobalto con un moño de saten rojo.

Shisui tomó su regalo, pero antes de abrirlo atrajo a Naruto hacia él para estampar sus labios con ferocidad, como si fuera la primera vez que se besaban, como si el chico fuera a desvanecerse en cualquier instante y las semanas de felicidad a su lado se acabaran para siempre.

-Me haces cosquillas- ansioso, Naruto se removió ante las caricias bajo la playera de su uniforme. Abrió un ojo cuando Shisui se detuvo y notó en el rostro del Uchiha cierto matiz de seriedad que se extinguió al cabo de unos brevisimos segundos. -¿Dije algo malo?

Como por arte de magia la sonrisa relajada volvió al semblante del mayor.

-Solo estaba pensando en cuál sería tu reacción al ver mi regalo.

Naruto parpadeó cuando el joven tomó la palma de su mano para depositar una pequeña cajita cuadrangular de terciopelo rojo.

Posó sus grandes y expresivos ojos azules en la faz de Shisui, pero no pudo leer ninguna antelación. El primer mes le había obsequiado acertadamente un montón de cupones para diferentes restaurantes de ramen en la ciudad, el segundo obsequio había sido un costoso perfume importado, y el tercero un hermoso colguije con su nombre grabado. Ahora no tenía idea.

-Abre el mío primero- pidió, instandolo a que quitara la cinta. Shisui obedeció y en el acto su sonrisa se ensanchó al máximo. Era un colguije similar al que le había obsequiado un mes antes, solo que con sus iniciales grabadas y un pequeño retrato de ellos en el interior.

-Es hermoso- suspiró Shisui momentos antes de ponerselo. - Aunque no tanto como tú.

Ligeramente ruborizado, Naruto apartó la mirada de vuelta a su mano y procedió a retirar la cintilla, pero aún no terminaba su labor cuando Shisui la tomó de vuelta, carraspeando una excusa que Naruto no entendió del todo.

-Es solo que, creo que me equivoqué de regalo. Este era el del mes próximo.

Una ceja rubia se elevó interrogativamente antes de que Naruto le arrebatara la cajita de vuelta y Shisui le imitara en el acto. Forcejearon unos minutos antes de que la cajita cayera entre el asiento de Naruto y la palanca de velocidades.

-¿Por qué no quieres que abra el regalo?- se impacientó Naruto, tratando de hurgar con su brazo en el hueco por el que la cajita había caído. Shisui se acicaló el cabello hacia atrás con desmedido nerviosismo.

-Dejalo ya. Te daré lo que quieras si solo te olvidas- sugirió, tomandole del hombro para que abandonara la busqueda. Pero Naruto era un curioso implacable, y no se detuvo hasta tener la dichosa cajita que abrió en un parpadeo ante el perplejo y turbado semblante de un arrepentido Shisui que supo inmediatamente al ver a Naruto palidecer que la había liado en grande.

-Es...

-Te dije que lo dejaras estar- le quitó la cajita de las manos y la guardó en la guantera. -Te llevaré a comer a donde quieras. Solo deja que me vista y...¿Naruto?

En silencio, Naruto abrió la puerta y bajó del coche.

-He recordado que tengo tarea atrasada- se excusó, sin atreverse a alzar la mirada. -Dejemoslo para otro día mejor.

Shisui intentó protestar, pero Naruto se alejó sin oír nada más.

"Bien hecho, idiota"

Exhaló con pesadez y abrió nuevamente la guantera para tomar el brillante objeto del interior de la cajita.

El oro de veinticuatro kilates resplandecía con los rayos de sol en aquella pieza cincunsferica.

Su regalo rechazado.

Un anillo de compromiso.

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora