XXIV

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Caminaba cabizbajo, pensativo. Estaba perdido en un mar de pensamientos, pero ni siquiera prestaba atención a sus propias dudas mentales. Simplemente las dejaba revolotear en su subconsicente, sin detenerse a analizar detalladamente el motivo de su pesar.

De manera inconsciente se detuvo frente a la fachada de la casa que había visitado semanas antes. Naruto parpadeó desconcertado de saberse allí mismo, a escasos centímetros de la puerta. Aferró las correas de la mochila y rodeó la vivienda lo más rápido que le fue posible, pero en el proceso se detuvo nuevamente a indagar en el garaje, dandose cuenta de la ausencia del automovil. Un dolor más agudo se instaló en sus entrañas.

¿Se había ido?, ¿De verdad estaba pasando?"

Naruto retrocedió trastabillandose de la ventanilla, tenía la garganta cerrada y los ojos empañados. Itachi no había vuelto a presentarse al colegio. Los últimos cinco días fue suplido por un profesor temporal, y Naruto creyó que tal vez se presentaría la siguiente semana, y entonces podrían hablar seriamente. Él pensaba disculparse a pesar de que la culpa no recaía únicamente en su persona. Estaba dispuesto a lidiar con las consecuencias de ser ignorado, más sin embargo, no podía tolerar el que Itachi se fuera, y sin darle ninguna explicación además. Pero ya era tarde. Seguramente se había enterado del engaño.

Con dolo, Naruto hundió el rostro entre sus manos para retener el llanto. Sabía que no tenía caso llorar. Itachi debió haberse enterado de la verdad, de su infidelidad, por eso lo estaba evadiendo, era su manera de vengarse, de decirle, sin necesidad de palabras, que lo odiaba, que lo había defraudado y no quería saber nada más de él.

Y se maldijo, maldijo a Tsunade, a la pócima y a su propio enamoramiento.  Tampoco tenía noticias de Shisui. No contestaba sus llamadas ni sus mensajes, a pesar de que solo quería saber si se encontraba bien...¿Bien?

Era evidente que no lo estaría. Quizá en mucho tiempo. No lo escucharía. No le perdonaría ni querría saber nunca más de él. Y dolía.

Reteniendo un sonoro sollozo, Naruto intentó serenarse. Se sentía destrozado, ¿Cuántas veces más tenía que sufrir?

Por instantes solo quería desaparecer, simplemente dejar de existir. Pero en el fondo tenía miedo, estaba solo, solo en el mundo. Itachi ya no iba a quererlo, Shisui lo despreciaba. Estaba corrompido, roto, sucio...

-¿Naruko?- apenas había retomado la caminata cuando oyó la suave voz femenina a sus espaldas. Aferrando la mochila, Naruto pensó en correr, sin embargo sus piernas no obedecieron al impulso.

Tontamente se dio media vuelta, forzando una sonrisa amarga y triste.

-Oh, lo siento- rió Mikoto, negando con la cabeza. -Te he confundido con alguien...

-Mi hermana- para cuando Naruto quiso darse cuenta, la mentira ya había brotado de sus labios. -Naruko es mi hermana.

Mikoto se acercó con una sonrisa aun más amplia por el dato.

-No sabía que tenía un hermano, y además tan bien parecido- Naruto se ruborizó un poco por el cumplido, apartó la mirada hacia la casa y se mordió el interior de las mejillas. -¿En donde esta ella?

-Ah- nervioso, Naruto ideó una mentira más. -Ella tuvo que viajar unos días, me pidió que le avisara a su novio...¿esta en casa?

El rostro de Mikoto ensombreció cuando se disponía a negar.

-Ha estado muy extraño últimamente- respondió, sin chispa alguna de emoción. Naruto hizo un esfuerzo sobrehumano para no derramar una sola lágrima. -Como ausente...- Mikoto exhaló con pesadez y retomó su dulce sonrisa. -Debe estar algo decaído. El que Naruko esté fuera debió influir también en su estado de ánimo. Casi no viene a casa. Lo último que me dijo es que buscaría un departamento para independizarse, incluso dejó su antiguo empleo para unirse a las labores empresariales de su padre. Por supuesto mi marido esta feliz pero...¿he dicho algo malo?- preguntó al notar el semblante angustioso del rubio. Este sacudió la cabeza para dar su negativa, no podía hablar sin derramar una sola lágrima. Asi que se dio vuelta y, cabizbajo, trató de responder.

-No quiero ser grosero, pero llevo prisa, de verás.

Mikoto alzó ambas cejas al oír la muletilla.

-Tú...

Pero sus sospechas no fueron aclaradas. No le dio tiempo a preguntar nada más cuando Naruto echó a correr lo más rápido que el dolor emocional le permitía.

Beautiful Lies.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora