38.- Mi primera promesa. (P)

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Silencio, eso era lo que reinaba en la sala donde cenaban todos. La pequeña Evelin estaba acostada después de que su padre le diera de cenar pescado con forma de varita mágica, de escoba y de sombrero seleccionador, a Ginny le acababan de curar la herida y estaba más pálida que de costumbre, Harry le agarraba la mano y la miraba, ya que en cualquier momento se iba a marear, o eso parecía.

Ron y Luna cenaban sin decir nada, habían discutido hacía poco por la tranquilidad de la mujer y el nerviosismo del hombre, ya que por mucho que quisieran disimular, aquella seguramente sería su última cena juntos, a lo mejor volverían todos o tal vez no volvería ninguno, así que la tensión se notaba en el ambiente.

Hermione movía su comida con el tenedor, mirando a un punto fijo, no provaba bocado, cosa que Draco, el cual estaba a su lado, notaba. La chica levantó la vista y se encontró con la imagen más deprimente de su vida, estaba ahí con sus mejores amigos antes de partir para rescatar a la futura señora Malfoy, arriesgaría su vida para salvar a la que ocuparía el corazón de aquel chico que nunca se pudo sacar de su cabeza.

Hermione empezó a mover la pierna debajo de la mesa y el ruidito incesante llegaba a los oídos de los chicos, cuando una mano se posó sobre su pierna para que se detuviera se levantó tirando la silla y salió de la habitación sin mirar a nadie, todos se quedaron atónitos con aquella reacción y la vieron salir como un huracán de la habitación, y obviamente todas las miradas se dirigieron a Draco, el cual con un bufido se levantó también y fue detrás de ella, no la alcanzó antes de meterse en su cuarto, sin embargo pudo oír como lloraba.

Su corazón se encogió y se apoyó lentamente en la pared, no soportaba verla sufrir, no podía dejarla así, sin explicarle las cosas, ya que unas horan antes ni si quiera le había dejado hablar. Recordó como se levantó de la cama y salió de su habitación dando un portazo y él se quedó allí, parado mirando al techo con una mano apoyada en su frente e intentando entender por que diablos le había dicho nada a la castaña.

Y ahí estaba ella, tirada en su cama, donde minutos antes estaba él, y podía percibir su aroma y lo odiaba, lo mismo que se odiaba a ella misma, por que le dejó escapar, por que no quiso soportar la realidad, la realidad de que estaba enamorada de él y que todas las tonterías que hizo para alejarse de él, solo fueron vanas intenciones con las que no pudo alejarlo de su mente, todo lo contrario, sentía que cuanto más intentaba alejarse de él más le necesitaba. Y entoncés guardó silencio y notó como detrás de su puerta alguien sollozaba. No podía imaginarse de quien se trataba ya que, nunca había oido un sollozo similar.

Lentamente se acercó a la puerta y dio un golpe suave, simplemente para que quien estuviera detrás de la puerta supiera que estaba ahí escuchándole. Se sentó apoyando la cabeza en la puerta y se dejó llevar por la oscuridad de la habitación, por los sollozos del exterior y esa noche notó que todo era diferente, que dentro de ella aún había un pequeño rastro de niña quinceañera que luchaba por salir, por ir a la habitación del rubio, besarle y pensar que el amor lo podía todo, sin embargo ambos sabían que...

- No puede ser... - dijeron ambos a la vez en un susurro.

Los chicos sonrieron porque se habían oido, Hermione se levantó lenatamente y abrió la puerta muy despacio, el chico que estaba apoyado en esa puerta no hizo nada, solo de dejó caer hacia atrás hasta que Hermione abrió del todo y él quedó tumbado en el suelo. Ella desde arriba miraba la escena divertida, sin embargo se tumbó con la cabeza a la altura de la cabeza del chico, pero el resto de su cuerpo estaba dentro de su habitación, al contrario que el de él que yacía en el lado del pasillo.

Ron subió a su habitación y vio esa escena, los miró extrañado.

- Os vais a resfriar...- simplemente dijo el chico, los dos se encogieron de hombros y siguieron mirando el techo.

Pasión [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora